
No fue nada buena la situación que se encontraron Jesús Fernández Sanz, consejero de Sanidad de Castilla-La Mancha, y su equipo cuando llegaron en 2015: solo 193 residentes ingresaban para la formación MIR/FIR/EIR y una herencia de varios millones adeudados por paralización de las obras de infraestructuras sanitarias que había realizado el Gobierno de Cospedal en la legislatura anterior. Pero la Sanidad castellanomanchega ha conseguido no solo recuperarse, salir de la UVI y respirar por sí sola, en palabras del consejero, sino que se ve con fuerza para participar "dentro de las 17 CCAA en ese tren y, a veces, ser locomotora; a veces, ser vagón del medio; a veces, el vagón de cola para llevar al Sistema Nacional de Salud al mejor término", según ha asegurado Fernández Sanz en el Encuentro con la Sanidad de Castilla-La Mancha, organizado en Toledo por DIARIO MÉDICO con el apoyo de la Consejería de Sanidad de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha y el patrocinio de AstraZeneca, Bayer, Gilead, Lilly y Siemens Healthineers.
Lo que más preocupa al consejero es la accesibilidad y la financiación. "Que las personas que tienen que acceder al sistema sientan que no estamos pendientes de ellas. Los ciudadanos de este país, no solo de Castilla-La Mancha, cuando pasan al sistema sanitario se quedan tranquilos, saben que están en muy buenas manos. El problema lo tienen en el acceso porque creen que organizativamente tenemos capacidad de mejorar. En esto estoy de acuerdo, pero esto es un problema de todos", no solo de las autoridades sanitarias, también de los ciudadanos según el consejero. "Yo creo que la sostenibilidad pasa por que hagamos un uso responsable, todos, ciudadanos y profesionales, y porque sigamos apostando por que la salud es lo primero y sigamos pensando que la financiación tiene que ser más adecuada de lo que es en este momento".
Dentro de la financiación, si Fernández Sanz pudiera tener una varita mágica para solucionar un problema concreto, tiene claro que invertiría "en salud pública, en mejorar la prevención de las enfermedades y la promoción de los hábitos saludables". Es la idea en la que trabajan para cambiar el modelo de la región a una salud más allá del sistema sanitario, donde lo importante no solo es curar, sino prevenir las enfermedades. "Hemos creado un sistema nacional de salud maravilloso a lo largo de estos años del que debemos estar orgullosos, pero basado en la enfermedad, no basado en la persona. Y este es el cambio que hay que dar".
En ese cambio de modelo hacia una salud comunitaria, para el que Castilla-La Mancha está trabajando -"nos queda muy poquito para publicarlo", asegura el consejero-, es básica la Atención Primaria, "el nivel asistencial extraordinario que nos salva de todo". "Hace poco nos comunicaba el Ministerio de Sanidad que este año somos la comunidad de mayor inversión en Atención Primaria, después de Baleares, lo cual quiere decir que nuestra apuesta está clara", remarca Fernández Sanz.
"¿Qué tiene que ocurrir? Que la atención primaria se nutra del modelo que verdaderamente tiene que tener la especialidad familiar y comunitaria. Tenemos que trabajar con la comunidad de personas y no de pacientes, con tres objetivos principales: primero, procurar prevenir las enfermedades y que las personas vivan mucho más y mucho mejor con la prevención de las enfermedades y la promoción de la salud; segundo, para trabajar con la comunidad, educación para llevarlo a cabo y no solo en la salud, también educación en la enfermedad para saber cómo mejorar tus cuidados y para disponer bien de los recursos. Primaria tiene mucho que decir porque es la parte de la profesión que mayor trato directo tiene con las personas y además que le genera más credibilidad porque no solo conoce la enfermedad, sino el entorno en el que vive la persona y eso ayuda mucho”.
El consejero ve como tercer aspecto importante para el desarrollo de la atención primaria que se reconozca, por parte de los profesionales que se forman, "como una especialidad maravillosa". "No sé qué hemos hecho, no sé qué error hemos cometido, me siento como un principal culpable para que la medicina familiar comunitaria se erija con los peores números del MIR. No quiere nadie serlo, quieren quedarse en el hospital y no quieren ir a los pueblos, ¿qué error hemos cometido? Cuando antes ser médico de atención primaria, antes llamado de cabecera o médicos de pueblo, como se quiera, era un valor por encima de muchas otras profesiones, incluso me atrevería a decir de los médicos hospitalarios o de los médicos de otras especialidades".
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