Según los datos que ha dado a conocer la Comisión Europea, en 2017 se utilizaron 9,39 millones de animales con fines científicos, frente a los 9,59 millones de 2015 y a los 11,5 de 2011. Sin embargo, en 2016 hubo un ligero aumento con 9,82 millones. Este vaivén impide la confirmación de una clara disminución, aunque las cifras muestran “una tendencia positiva a largo plazo”.
En 2017, más de dos tercios de los animales se utilizaron en investigación básica o aplicada (45% y 23%, respectivamente) y alrededor de una cuarta parte (23%) participaron en ensayos de fármacos y otros productos químicos. Otros usos incluyen la producción de agentes biológicos como anticuerpos o vacunas, para la formación académica y para investigaciones forenses. Más del 60% de los animales eran ratones, el 12% ratas, el 13% peces y el 6% aves. Perros, gatos y monos representan solo el 0,3% del total. No se han usado grandes simios.
La legislación establece estándares rigurosos para el alojamiento y cuidado de los animales, y promueve intervenciones que minimicen el dolor y que usen el menor número de animales. “Es el enfoque más amplio y completo para recopilar y publicar estadísticas de animales en el mundo”, decía en Nature Stefan Treue, director del Centro Alemán de Primates en Gotinga. Además de recopilar datos sobre el número y las especies de animales utilizados en la investigación, los Estados miembros deben informar sobre el número de veces que se utiliza cada animal, el propósito y la severidad de los procedimientos experimentales que sufren.
La reutilización de animales -el 2% del total- ha contribuido a una cierta reducción del número total de animales utilizados. En cambio, el número de animales utilizados por primera vez para la creación y el mantenimiento de líneas genéticamente alteradas -unos 1,2 millones- ha aumentado un 7% entre 2015 y 2017. Los animales genéticamente alterados para fines de investigación son principalmente ratones y peces cebra.
En el trienio analizado, hubo descensos en el número de anfibios, cefalópodos y reptiles (42%), hámsters (37%), caballos, burros y mulos (25%) y aves (11%). También se usaron menos perros (6%), gatos (5%), ratas (5%) y peces (4%), así como ovejas y cabras (9% menos), mientras que el número de bovinos creció en un 14% y el de conejos en un 2%.
En cuanto a los primates no humanos, aumentaron un 15% en los laboratorios, aunque en total no llegan a 8.000 los usados para ensayos. El Cynomolgus representa el 88% de los monos usados en 2017. El número de otras especies de primates no humanos disminuyó entre 2015-2017. Casi el 90% de los animales utilizados con fines científicos nacieron en criadores europeos registrados y menos del 2% nacieron fuera de la UE.
Para qué se emplean
Los cuatro dominios principales del uso de animales en investigación básica fueron sistema nervioso, sistema inmunológico, oncología y etología/ comportamiento animal/biología animal, que representan más de la mitad de los usos. La investigación traslacional y aplicada representó alrededor de 2,2 millones de usos de animales en 2017; las cuatro áreas principales fueron el cáncer humano, los trastornos nerviosos y mentales humanos, los trastornos infecciosos humanos y las enfermedades y trastornos animales. Los usos reglamentarios representaron 2,18 millones. El 52% estaban relacionados con el control de calidad (pruebas de seguridad y eficacia), el 39% con pruebas de toxicidad y farmacológicas, y el resto (9%) fueron para otras pruebas de eficacia y tolerancia. Los usos relacionados con el control de calidad representaron 1,1 millones de usos.
La mayoría de los usos para satisfacer los requisitos de la legislación sectorial específica se produjeron para medicamentos humanos (61%), medicamentos veterinarios (15%) y productos químicos industriales (11%). Entre 2015 y 2017, los usos para satisfacer los requisitos legislativos para productos médicos para uso humano disminuyeron en un 13%, mientras que crecieron los relacionados con la legislación sobre dispositivos médicos (+23%) y con la de productos químicos industriales (+17%).
En España, según adelantó DM en septiembre pasado, en 2017 se usaron 802.976 animales con fines científicos y de docencia. De ellos, el 65% correspondió a ratones, seguidos de aves (10,2%), ratas (7%), peces (5,5%), pez cebra (5,1%), conejos (3,2%) y cerdos (1%). En cuanto al daño ocasionado al animal, las estadísticas mostraron que el 5,1% no se recuperó, el 51,6% sufrió un daño leve, el 34,9% uno moderado y el 8,2% un daño severo. El objetivo fundamental de los ensayos fue la investigación básica (41% de los usos), seguida de la aplicada (35,9%), pero también hubo un importante uso reglamentario rutinario de control (15%) y para docencia se dedicó un 1,4% de los animales. Sobre el objetivo de las investigaciones, las cifras muestran que los ensayos sobre el sistema nervioso central coparon casi un cuarto de las investigaciones básicas (23,9%), seguidas de las de comportamiento animal (22,2%), la oncología (8,6%) y las investigaciones sobre cuestiones cardiovasculares (7,9%).
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