Hace hoy exactamente cien años, moría en un manicomio de Bayreuth
el escritor maldito Oskar Panizza.
Se matriculó en la Facultad de Medicina de la Universidad de Múnich en 1876, contrajo
la sífilis en 1878 durante un viaje a Italia, se licenció en 1880 con una tesis Über Myelin,
Pigment und Micrococcen in Sputum, y al año siguiente viajó a París con la intención
de perfeccionar sus conocimientos médicos, pero el contacto con la literatura francesa y
las visitas asiduas al teatro despertaron su vocación como escritor.
De regreso a Baviera, alterna su formación como psiquiatra junto a Bernhard von
Gudden en el manicomio de Múnich con la publicación de los primeros cuentos y varios
volúmenes de poesía. En 1895, los enfrentamientos con su jefe y una grave depresión lo
apartaron definitivamente de la psiquiatría asistencial.
Sus primeros éxitos como escritor fueron Dämmerungsstücke (1890), dedicado a Edgar
A. Poe, con una colección de relatos en la zona crepuscular entre el día y la noche, entre
la realidad y la fantasía, entre la cordura y la locura; y el ensayo Genie und Wahnsinn
(Genio y locura, 1891), de tema psiquiátrico. A ellas seguirían otras obras en las que
atacó al Estado, la autoridad, las iglesias y los conceptos morales de la sociedad, con los
consiguientes escándalos y problemas con la censura.
En Gegen Pruderie und Lüge (Contra la gazmoñería y la mentira), propugnó el carácter
sensual de la literatura germánica tradicional; en Das Verbrechen in Tavistock-Square
(El crimen de la plaza Tavistock), describió con gran realismo prácticas masturbatorias;
en Prostitution (1892), describió a las mujeres como seductoras y tentadoras, y defendió
la prostitución como algo natural y necesario (las prostitutas, de hecho, fueron los únicos
contactos heterosexuales que tuvo en su vida); en Die unbefleckte Empfängnis der
Päpste (La inmaculada concepción de los papas, 1893) atacó el dogma católico de la
inmaculada concepción. Y en su obra más conocida, Das Liebeskonzil (El concilio del
amor, 1894), «tragedia celestial en cinco actos» publicada en Zúrich, planteó el origen
de la sífilis como venganza de Dios hacia las criaturas sexualmente hiperactivas,
representadas por personajes de la corte papal de Alejandro VI, y ridiculizó toda la
mitología cristiana a través de sus principales personajes: Dios Padre representado como
un viejo decrépito y morbosamente cariñoso hacia un querubín; Jesucristo, como un
tísico con complejo de Edipo; y la Virgen María, como una ninfómana lasciva. Acusado
de blasfemia, tuvo que afrontar un proceso judicial que terminó con una condena a un
año de prisión por ultraje a la religión, secuestro de la pieza teatral y destrucción de
todos los ejemplares. El paso por la cárcel aceleró su deterioro tanto físico como mental.
En 1896 se autoexilió en Zúrich con la intención de adoptar la ciudadanía helvética, pero
dos años después fue expulsado de Suiza tras la denuncia de una prostituta de 15 años y
se retira a París hasta que, en 1906, amargado y sin recursos para mantenerse, regresa a
Alemania, donde las autoridades, en colaboración con su familia, decretan su
incapacitación legal por enajenación mental. Pasó el resto de su vida ingresado en un
manicomio, donde siguió escribiendo bajo el seudónimo Pazjent (Paciente).
Su obra literaria cayó en el olvido hasta que, en 1964, se publicó en París una traducción
francesa de El concilio del amor, precedida de un prólogo entusiasta del fundador del psicoanálisis André Breton ―estudiante de medicina e interesado por la psiquiatría él
también―.
Fernando A. Navarro
Hoy se cumplen exactamente cien años de la muerte del médico y escritor maldito Oskar Panizza. Off Fernando A. Navarro Offvia Noticias de diariomedico.... https://ift.tt/3CQ5gNy
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