Renovaciones de tratamientos y recetas caducadas (40%), el margen superado para la renovación (20%), una nueva prescripción o una nueva dosis no incluida en receta electrónica (15%), problemas con medicamentos que requieren visado (12%), problemas de desabastecimiento (5%), e incidencias sobre financiación y recetas interoperables (2%). Estas son las principales incidencias que se han estado resolviendo en Cantabria gracias a la iniciativa puesta en marcha en esta comunidad a principios de la pandemia y que ponía en comunicación a farmacéuticos comunitarios con los de atención primaria (AP) para resolver aquellos problemas burocráticos relacionados con la medicación que surgieron durante el confinamiento y que no podían ser resueltas en los centros de salud ni en las citas habituales con los médicos, que fueron sustituidas por las consultas telefónicas.
Según el protocolo de comunicación establecido, en cuanto una farmacia tenía una incidencia con la medicación de un paciente, enviaba los datos -encriptados y anonimizados- al servicio de farmacia de AP. "El archivo contenía el código de la farmacia, el número del paciente, el medicamento con el que había el problema y un campo de texto libre para describir brevemente la incidencia: renovación de recetas, medicamentos en desabastecimiento, problemas de seguridad, medicamentos de urgencia, etc. Desde el servicio de farmacia de AP, formado por cuatro farmacéuticas, nos comprometimos a responder a todas las incidencias en las siguientes 24 horas”, explica Silvia Casado, farmacéutica de atención primaria del Servicio Cántabro de Salud y miembro de la Sociedad Española de Farmacéuticos de Atención Primaria (Sefap).
Como explica esta sociedad científica en un comunicado hecho público este lunes, el programa arrancó con apenas 38 farmacias comunitarias (en Cantabria se contabilizan alrededor de 280), pero con un volumen enorme de trabajo. Así, el 27 de octubre de 2020, apenas nueve días hábiles después de arrancar, las farmacéuticas de AP ya habían recibido 148 incidencias, lo que suponía una media de unas 16 al día. “Al principio estuvimos un poco sobrecargadas, porque se entendió que en el proyecto tenía cabida cualquier incidencia, pero poco a poco fuimos depurando el proceso para que sólo se notificarán incidencias urgentes, e decir, aquellas en las que el paciente necesita la medicación y es imposible obtenerla si no se actúa de manera inmediata”, detalla Casado.
Con el transcurrir de los meses, más de la mitad de las farmacias comunitarias de Cantabria se han unido al proyecto, que sigue en funcionamiento, aunque con unos ritmos de trabajo más relajados. En la actualidad, de hecho, la media de incidencias ya ha disminuido a una media de alrededor de cuatro por día.
“Se está trabajando mucho a nivel informático para que, a través del propio programa de receta electrónica, los farmacéuticos comunitarios puedan comunicar directamente las incidencias a los médicos del centro de salud”, concluye la miembro de Sefap.
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