Como cada año, el 25 de septiembre se celebra el Día Mundial del Farmacéutico, una conmemoración instaurada por la Federación Farmacéutica Internacional (FIP, por sus siglas en inglés). Esta edición, como ya ocurrió con la del año pasado, vuelva a estar marcada por la pandemia de la covid-19 y por el impacto que esta está teniendo en las diversas partes del mundo. Son momentos complejos en lo que los farmacéuticos, como profesionales sanitarios, han realizado una importantísima labor, impulsando su rol asistencial y ofreciendo su colaboración y su trabajo allá donde fuesen necesarios.
Para desgranar cómo está siendo esa labor de servicio, analizar el presente de la profesión farmacéutica y ahondar en los retos de futuro, Dominique Jordan, presidente de la FIP, habla con este periódico desde su perspectiva internacional. Según afirma durante la entrevista, a pesar de que la actual crisis sanitaria está exigido importantes esfuerzo por parte de la profesión, "nunca había estado tan orgulloso de ser farmacéutico como en los últimos 18 meses".
Pregunta. En este Día Mundial de 2021, ¿cuáles son las principales características profesionales del farmacéutico que la FIP quiere poner en valor?
Respuesta. El tema del Día Mundial del Farmacéutico de este año es la confianza: siempre se puede confiar en la profesionalidad del farmacéutico en cuestiones de salud. Existe una asociación significativa entre la confianza en los profesionales sanitarios y los resultados en salud de los pacientes. Por ello, el mensaje de este año es extremadamente relevante.
Los farmacéuticos han acumulado una gran reserva de confianza durante muchos años de atención y excelente práctica. Ahora, nuestras sociedades se encuentran en una época de desconfianza generalizada, alimentada por la pandemia de la covid-19 y la desinformación que la rodea. Los barómetros de confianza han descubierto que la desconfianza en los líderes sociales ha aumentado y la desconfianza en las fuentes de información bate récords. En tiempo de incertidumbre y cuando la vacilación sobre las vacunas sigue siendo un obstáculo importante, la confianza de la población en los farmacéuticos es más importante que nunca.
Brindamos asesoramiento basado en la mejor evidencia científica, podemos oponernos a los antivacunas y podemos utilizar la confianza en nosotros para beneficiar a nuestras comunidades; y los encargados de confeccionar políticas y tomar decisiones en los distintos países deben tener esto en cuenta en las estrategias para abordar la covid-19, y más allá.
P. ¿Cree que la pandemia de la covid-19 ha mostrado nuevos valores y capacidades profesionales de los farmacéuticos?
R. El valor, las capacidades y el potencial de nuestra profesión farmacéutica siempre han estado ahí; es el nuevo entorno provocado por esta emergencia sanitaria lo que los ha puesto en el centro de atención por nuestra fácil accesibilidad para los ciudadanos, por nuestra importante contribución a la salud pública y a la atención primaria, y por nuestra competencia en la administración de vacunas y la realización de pruebas.
Nuestra dedicación, cuidado y ejercicio del deber profesional para garantizar que los pacientes continúen teniendo acceso a sus medicamentos y a un asesoramiento fiable han quedado claros a medida que nos esforzamos por apoyar a nuestras sociedades y a nuestros sistemas de salud durante esta crisis global.
P. ¿Qué aspectos destaca del importante trabajo que están haciendo los farmacéuticos para combatir esta pandemia?
R. Nunca las exigencias sobre la farmacia habían sido tan grandes ni tan urgentes. En este momento de incertidumbre y emergencia, nuestra profesión ha demostrado su pericia, fortaleza, valentía y dedicación para cuidar a la población al más alto nivel. Se nos ha dado la oportunidad y la hemos aprovechado para mostrar lo mejor de nuestra profesión, y seguimos haciéndolo. También hemos podido mostrar la diversidad de nuestra profesión, incluidos los investigadores farmacéuticos que desarrollan vacunas y terapias, y los farmacéuticos de la Administración que trabajan para garantizar la seguridad de los nuevos medicamentos.
También felicito a nuestros docentes y académicos de Farmacia, que durante la pandemia han trabajado para asegurar que la educación de nuestros estudiantes continúe, a pesar de los cierres y limitaciones, para que podamos tener una fuerza laboral futura que esté lista para satisfacer las necesidades cambiantes de la población.
Además, me gustaría reconocer, en particular, la determinación, el compromiso y la magnífica labor de los 76.821 farmacéuticos españoles, en sus diferentes áreas de ejercicio, y también del Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos de España, que ha sido fundamental en la prestación de protocolos y servicios de apoyo para luchar contra las diferentes olas de la pandemia.
P. En España, los farmacéuticos, en sus diferentes campos profesionales, defienden su compromiso con ser cada vez más asistenciales y ofrecer al paciente una atención óptima y personalizada. ¿Qué factores considera imprescindibles para avanzar en este objetivo?
R. Los farmacéuticos ya tratan de ofrecer un cuidado personal óptimo y adaptado a cada paciente en cada interacción que realizan. Pero el término atención personalizada ahora representa una nueva relación entre los pacientes y los profesionales de la salud, y significa que las personas pueden elegir y controlar la forma en que se les brinda su atención, en función de sus habilidades y necesidades individuales. Esto solo puede suceder dentro de un sistema de salud que aproveche al máximo la experiencia y el potencial de los trabajadores de la salud, las personas, las familias y las comunidades para brindar mejores resultados y experiencias. En resumen, requiere un enfoque completo, que integre los servicios en torno al individuo, incluida la salud, la atención social, la salud pública y una amplia prestación. Precisa de un perspectiva que abarque todas las edades, desde el nacimiento y la maternidad hasta el final de la vida, y requiere de un abordaje dirigido tanto a la salud física como a la mental.
Para lograr este objetivo, debemos tener políticas y tecnologías propicias, pero también debemos aumentar aún más el reconocimiento de nuestra profesión como un gran contribuyente potencial para conseguir este enfoque de la atención, y para ello debemos recopilar la evidencia.
Nuestra profesión también debe buscar trabajar en mayor asociación con otros, haciendo crecer nuestras relaciones con el resto de profesiones de la salud y yendo más allá. La pandemia de la covid-19 también ha hecho visibles todos los beneficios para la sociedad que supone tener una densa red de farmacias que dan cobertura en los distintos países y que permiten que la atención personalizada esté disponible en todos ellos.
P. En el ámbito de la farmacia comunitaria, en España, la apuesta asistencial se centra en potenciar los servicios sanitarios y en impulsar su carácter clínico. ¿Cuáles son los pasos que se deben seguir para optimizar esa apuesta?
R. Este compromiso en España se alinea con la visión de la Sección de Farmacia Comunitaria de la FIP, publicada el año pasado, de que los farmacéuticos comunitarios tomen más decisiones clínicas, pongan en práctica habilidades como la prescripción y brinden una atención más fluida, personalizada y efectiva. Por ello, considero que la farmacia debe centrarse en sus fortalezas y en las acciones que marcarán la diferencia de cara a nuestros pacientes; y que debe encontrar formas mejores y más fáciles de hacer las cosas a través, por ejemplo, de las nuevas tecnologías, la digitalización y la automatización.
Entiendo que tenemos oportunidades para demostrar nuevas formas de pensar y trabajar de manera más inteligente, pero también necesitamos un cambio de mentalidad: mirar fuera de la farmacia e involucrarnos en las redes locales para brindar atención sanitaria. Ya sea a través de trabajar con otras farmacias y médicos cercanos, de desarrollar conexiones con los especialistas de los hospitales o de trabajar con autoridades públicas, organizaciones de pacientes y otras partes interesadas, los farmacéuticos debemos mostrar cómo y por qué debemos ser parte de la red de atención sanitaria; para así promover los servicios que brindamos.
También debemos asegurar la competencia de nuestra fuerza laboral, debemos intensificar el diálogo con legisladores y autoridades sanitarias, y debemos alentar los cambios normativos necesarios que deriven en un mejor ejercicio profesional. Como profesionales individuales, debemos mantenernos actualizados, no solo con los conocimientos clínicos, sino también con la tecnología que nos permitirá poner en práctica esos conocimientos. Sobre esto, el Consejo de la FIP ha adoptado este mes una declaración política sobre salud digital, que exige la interoperabilidad de la tecnología digital, incluido el uso de estándares de interoperabilidad reconocidos internacionalmente. Este es, sin duda, uno de los pasos necesarios para optimizar nuestro trabajo y mejorar los servicios clínicos.
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P. La FIP defiende que los farmacéuticos, por su formación y preparación, están acreditados para asumir nuevos roles profesionales, y más en tiempos de pandemia. ¿Cuáles son esos roles?
R. Desde el inicio de la pandemia de la covid-19, los farmacéuticos se han adaptado y han asumido muchos roles nuevos, no solo en vacunación y pruebas, sino también en dispensación domiciliaria, teleconsultas, cribados, etc. La necesidad llevó, por ejemplo, a que farmacéuticos de hospital cambiaran su área clínica por las de cuidados intensivos para recomponer equipos y hacer frente a la escasez. Allá donde ha habido una necesidad y hemos podido actuar, nos hemos intensificado de diversas formas.
También espero que la expansión de las pruebas farmacéuticas continúe después de esta pandemia y que las autoridades se den cuenta de que han sido demasiado restrictivas, ya que los farmacéuticos aumentan la accesibilidad a la atención sanitaria.
Además, percibo que nuestra profesión está asumiendo un mayor papel en salud pública, así que esperamos poder ofrecer nuevos servicios en torno a la prevención, la seguridad del paciente y las enfermedades no transmisibles, que son tres áreas en las que la FIP está centrada bajo su compromiso con la atención primaria; un compromiso evidenciado a través de la firma de la Declaración de Astana en octubre de 2018, en la que los ministros se comprometieron a construir una atención primaria sostenible.
Veo también que nuestro papel en la administración de vacunas se está expandiendo con más farmacéuticos capaces de vacunar; y que la gama de vacunas que pueden administrar está aumentando.
De cara al futuro, esperamos ver una reconfiguración de los sistemas sanitarios con la inserción de la farmacia comunitaria como proveedora de servicios basados en la atención primaria. Ya estamos viendo a los farmacéuticos cada vez más integrados en los sistemas de salud y nuestras organizaciones miembros están aprovechando la oportunidad para abogar por esto.
P. Entiendo por su exposición que cree que los gobiernos deberían valorar más la figura del farmacéutico y contar más con él en las distintas estrategias de salud, ¿verdad?
R. Hemos aprendido muchas lecciones en los últimos meses, pero esta pandemia también ha confirmado lo que siempre hemos sabido: el papel de los farmacéuticos es crucial. Nunca ha sido tan evidente y reconocido el valor de nuestra profesión y sus servicios. Desde el comienzo de la pandemia, varios jefes de estado y ministros de Sanidad han agradecido públicamente a los farmacéuticos sus servicios. Sin embargo, en algunos lugares, todavía vemos que los farmacéuticos no pueden contribuir con su máximo potencial.
Trabajar para remediar esto incluye no solo la promoción y la recopilación de resultados positivos; también significa garantizar que cuando los gobiernos vean todo lo que podemos ofrecer y quieran nuestros servicios, nuestra fuerza laboral sea competente y cuente con un número suficiente de profesionales para llevarlos a cabo. Por eso, una gran parte del trabajo de la FIP está centrada en la formación y en la fuerza laboral. El año pasado lanzamos los Objetivos de Desarrollo de la FIP, que permiten el avance de la práctica profesional, científica y educativa; y que están destinados a transformar la farmacia en consonancia con los imperativos globales más amplios que sustentan los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas.
P. Desde la FIP, ¿cuáles consideráis que son los principales retos de la profesión farmacéutica?
R. La carga de enfermedades que existía antes de covid-19 permanece, y es probable que algunas empeoren debido a los problemas socioeconómicos provocados por esta pandemia. La resistencia a los antimicrobianos tampoco ha desaparecido. Los problemas de los sistemas de salud no se han evaporado y no se descartan posibles nuevas pandemias. Cuando consideramos las diez principales amenazas para la salud mundial y los trece desafíos de salud urgentes identificados por la Organización Mundial de la Salud, es evidente que los farmacéuticos pueden desempeñar un papel activo en todos ellos. Estas amenazas y desafíos no se extinguirán de la noche a la mañana. Los farmacéuticos serán más necesarios que nunca para prevenir enfermedades y garantizar la seguridad del paciente, pero debemos asegurarnos de que nuestra profesión sea sostenible. Debemos pensar en el futuro y debemos complementar el reconocimiento positivo que hemos recibido durante la pandemia con pruebas.
La FIP ya está realizando encuestas para capturar la respuesta farmacéutica y el impacto de la covid-19, y los hallazgos se utilizarán para discutir con los gobiernos con el fin de mejorar la práctica profesional. Queremos poder demostrar, para 2023, cuando la FIP celebre la cumbre de ministros, que los farmacéuticos son actores importantes para marcar una diferencia en salud en los distintos países y regiones del mundo.
P. Por lo que ha comentado anteriormente, voy que defiende que el futuro de la profesión farmacéutica pasa también por reforzar su presencia en equipos multidisciplinares, trabajando junto a otros profesionales sanitarios. ¿Lo considera un elemento primordial?
R. Sí, definitivamente. Ya mencioné la importancia de trabajar en asociación con otros si queremos promover una atención personalizada. De hecho, la FIP es miembro fundador del Alianza Mundial de Profesiones Sanitarias (World Health Professions Alliance), que representa a 41 millones de profesionales de la salud (enfermeras, médicos, dentistas, fisioterapeutas y, a través de la FIP, farmacéuticos) en todo el mundo. En junio, por ejemplo, la FIP promovió el diálogo interprofesional sobre vacunación al organizar un panel de líderes de otras organizaciones profesionales de la salud a nivel mundial para discutir sobre la necesidad de expandir la capacidad de la fuerza laboral para la prestación de servicios.
P. A modo de reflexión final, ¿qué mensaje quiere lanzar desde la FIP con motivo de este Día Mundial del Farmacéutico?
R. Me gustaría mostrar mi agradecimiento a mis compañeros farmacéuticos de todo el mundo por sus esfuerzos. Nunca había estado tan orgulloso de ser farmacéutico como en los últimos 18 meses y ellos también deberían estar orgullosos, y el 25 de septiembre reflexionar sobre el increíble trabajo que están haciendo y celebrarlo.
Quizás la mayor lección que se puede aprender de la covid-19 es que la cooperación internacional es crucial para encontrar soluciones efectivas y sostenibles, no solo a las consecuencias de esta pandemia, sino también a los muchos otros problemas de salud a los que nos enfrentamos. Los problemas globales requieren que trabajemos juntos en solidaridad. Por eso, se necesita a la FIP, amplificando las voces combinadas de nuestra profesión. Este año, nuestra campaña #WPD2021 es más grande que nunca, con el apoyo de más de 170 países.
Les deseo a mis colegas de todo el mundo un Feliz Día Mundial del Farmacéutico 2021.
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