Una ambiciosa encuesta que ha puesto en marcha la Asociación Española de Vacunología (AEV) espera conocer la aceptación de las vacunas frente a covid en los profesionales sanitarios, sociosanitarios y otros relacionados con el ámbito de la salud (odontólogos, fisioterapeutas, terapeutas ocupacionales, administrativo, por citar algunos).
María Fernández Prada, vocal de la AEV, y la especialista que dirige este proyecto, explica a DM que “es importante tener este tipo de información, porque sabemos por experiencia con otras vacunas que cuando los profesionales sanitarios (y seguramente, también los sociosanitarios, si bien su actitud ante estas circunstancias se ha explorado menos) aceptan la vacunación y se vacunan, son más proactivos a la hora de recomendar e indicar la vacuna a los pacientes”. Identificar una baja aceptación a las vacunas contra el coronavirus entre los profesionales implica con más probabilidad un reflejo de esta actitud entre la población. El poder “identificar las variables que predigan la falta de aceptación” contribuye a “planificar estrategias” que aborden esas eventuales inquietudes y temores o la falta de conocimiento.
La encuesta de la AEV, de carácter anónimo y cuyo fin es solo la investigación, ya ha obtenido, desde que comenzó su difusión, en menos de 48 horas, más de 3.000 respuestas.
El cuestionario se ha construido sobre la base de las principales reticencias sobre las vacunas desveladas en diversos estudios. “Las mayores dudas parecen centrarse en cuanto a la seguridad, que es algo que suele preocupar, no es algo exclusivo de estas vacunas. También hay trabajos que aluden a la influencia de personas de ámbito público. Además, otro elemento condicionante es el riesgo autopercibido”, la medida en que individualmente se cree estar o no vulnerable ante la infección también condiciona nuestra actitud ante la vacunación.
Estas variables que influyen a la hora de vacunarse se pueden encontrar en cualquier inmunización, pero en el caso de las anticovídicas, un factor específico son los potenciales recelos que despierta la rapidez de su desarrollo, y así se ha recogido expresamente en el cuestionario. La rapidez en su producción puede trasladar una falsa sensación de menor seguridad, cuando, destaca Fernández Prada, esa rapidez ha sido posible por la suma sin precedentes de esfuerzos de científicos, productores y evaluadores. “Además, se ha incluido un número de sujetos muy superior a los recabados con otras vacunas, para poder ver en un corto periodo de tiempo cómo se comparta la vacuna en una población amplia”. El ritmo ha sido acelerado, porque todos trabajábamos con el mismo objetivo, pero “no ha codicionado la seguridad”.
Otra variable medida específicamente en la encuesta que destaca esta especialista es si se ha tenido un contacto directo con la enfermedad: “El hecho de haber tenido un familiar o amigo afectado por la covid puede condicionar en la aceptación de la vacuna”, recuerda.
La experiencia directa, de hecho, es un factor que predispone a favor. Es sabido que los médicos preventivista e implicados en Vacunología son los profesionales más convencidos sobre los beneficios de las vacunas; también aquellos que trabajan en ámbitos de riesgo tanto para ellos como para sus pacientes registran coberturas más altas. En cambio, es difícil determinar las especialidades o áreas de trabajo dónde encontrar las principales reticencias; hay una gran variabilidad, no existe un perfil de profesional claro.
'Primero que se la pongan otros'
Una actitud estrechamente relacionada con las dudas y reticencias ante las nuevas vacunas, que también se mide en esta investigación, es la de esperar a que la vacunación llegue a más personas antes de participar en ellas. “Es importante que cuando nos toque, nos vacunemos en ese momento, con la que nos ofrezcan pues todas tienen una altísima eficacia, y que no demoremos la vacunación, porque la espera es tiempo en que dejamos de proteger a nuestra familia. Los recursos son limitados y quizá al cabo del tiempo, cuando ya te decidas, pierdas esa oportunidad”.
En cuanto al registro de las personas que se nieguen a vacunarse, la especialista resta importancia a su peso, pues es una información que ya se recoge con otras vacunas, como la de la gripe o las del calendario infantil. “El rechazo a cualquier vacuna se incluye en el historial del paciente y en los registros de vacunas autonómicos. Es una labor importante de los profesionales registrar los motivos de no vacunación, para poder planificar estrategias”, recuerda.
Algunas pistas sobre la respuesta a estas vacunas pueden encontrarse en la campaña de la gripe, en encuestas similares y en estudios recientes al respecto.
En cuanto a la vacunación de la gripe, el estudio demográfico (Gripómetro) que la compañía Sanofi Pasteur realiza cada año en España, ha desvelado un porcentaje de sanitarios vacunados mucho mayor este año que el anterior (el 48% frente al 34% de 2019). En este colectivo, uno de cada tres de los que se han vacunado reconoce la influencia de la pandemia en su decisión, elevándose esta proporción hasta el 40,5% entre los médicos. La gravedad de a coinfección con el SARS-CoV-2 y la presión para vacunarse figuran entre las razones esgrimidas del aumento de la cobertura.
La opinión de las enfermeras en septiembre
Y tras más pistas de lo que dicen otras encuestas similares, se puede citar un sondeo del Consejo General de Enfermería (CGE) sobre la percepción de las vacunas contra el coronavirus por el colectivo enfermero realizado en septiembre que indicaba que el 17% de las enfermeras decía que no se vacunaría, y casi un 51% de las encuestadas dijo que esperaría a conocer más datos sobre su efectividad y efectos secundarios.
Más recientemente, un estudio prepublicado en noviembre sobre personal sanitario de Estados Unidos indica un elevado porcentaje de trabajadores reticentes o con dudas ante la vacuna, si bien la respuesta es más positiva entre los profesionales directamente implicados en la atención a pacientes con covid.
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