El papel del profesional de Enfermería en el mundo de la discapacidad intelectual es un rol poco conocido, pero en el Centro San Juan de Dios es una figura clave desde un punto de vista asistencial y en la coordinación de todo el personal para unificar los criterios de intervención en lo relativo a la salud de los residentes.
“Además tiene un fuerte protagonismo desde el punto de vista docente, investigador y de gestión”, explica a este periódico Olga Grande Valenciano, coordinadora de Enfermería de Atención a Personas con Discapacidad Intelectual (APDI) del Centro San Juan de Dios, en el marco del Día Internacional de las Personas con Discapacidad.
Añade que las enfermeras en este centro trabajan ofreciendo una atención holística a todos los residentes y a sus familias, basada en el modelo asistencial de la Orden Hospitalaria. “La enfermera, además de la cercanía y comprensión con la que trata a los pacientes y a las familias, se caracteriza por humanizar los cuidados y salvaguardar la dignidad de los usuarios. Los enfermeros formamos parte del equipo multidisciplinar que trabaja de forma interdependiente para llevar a cabo esa atención integral que se consigue gracias a la consecución del Plan de Atención Individualizada (PAI). Gracias a esta metodología de trabajo tenemos identificados y podemos valorar las necesidades de salud y los cuidados que requieren los residentes y sus familiares”, asegura.
Adaptación de los cuidados enfermeros
Las intervenciones enfermeras en las personas con discapacidad intelectual son las mismas que en el resto de la población. “La diferencia está en la forma de aplicarlas. Por eso, además de la importancia de la individualización de los cuidados, hay que adecuar la aplicación de los mismos a la realidad de estos pacientes, adaptando los espacios y el tiempo”, señala Nazaret Martínez Portillo, enfermera de APDI.
Recuerda que tampoco se puede olvidar la importancia de la comunicación, ya que es una de las grandes dificultades a la hora de atender este tipo de personas: “Es importante aumentar la accesibilidad (lectura fácil, adaptar procedimientos...)”.
También es importante poner el foco en los trastornos de conducta que presentan los usuarios, así como la importancia de ver cuál puede ser el origen. “Puede ser una forma de expresar un malestar físico (cualquier tipo de dolor) y/o emocional (no recibir visita familiar). Debido a las dificultades a la hora de comunicarse puede realizarse un abordaje erróneo”, indica Mª Belén Sánchez, enfermera de APDI.
Explica, además, que para tratar a estos pacientes la enfermera debe tener conocimientos y habilidades suficientes para adaptarse en cada momento a sus necesidades del paciente, siempre teniendo en cuenta su nivel cognitivo y comprensivo. “De esta manera debemos explicarle siempre los procedimientos a realizar, utilizando las herramientas necesarias para que él lo pueda comprender y no les genere temores ni ansiedad”.
Por otro lado, la enfermera experta en discapacidad intelectual está presente en todas las etapas de la vida y desarrollo de estos pacientes, “actuando cuando se presenta algún problema físico, realizando educación para la salud y apoyando en el área psicosocial de cada usuario”, asegura Grande Valenciano.
En el Centro San Juan de Dios, el personal de Enfermería colabora en la mejora de la calidad de vida de estos pacientes, atendiendo las necesidades básicas -tanto de forma programada como a demanda-, seguimiento de patología crónica, prevención y detección precoz de problemas de salud, administración de medicación, atención inmediata ante situaciones de urgencia, elaboración del PAI, grupos de educación para la salud, control de riesgos y prevención de accidentes.
Acompañamiento a las familias
El abordaje de las familias es algo fundamental. “Realizar un proceso de acompañamiento es muy importante porque las familias suelen estar desbordadas y la gran mayoría presentan sentimientos de culpabilidad ante la situación vital que les ha tocado vivir”, indica Martínez Portillo.
Añade que acompañar a las familias y hacerlas partícipes de los cuidados de sus seres queridos es una de las labores más importantes de la enfermera. “Esto beneficia a las tres partes: residentes, familia y equipo de cuidados. Con todo esto evitamos que los familiares manifiesten ansiedad, desconfianza, temor y se sientan parte importante en el cuidado de sus familiares”, dice.
También recuerda que desde el centro se potencia la participación y relación con los familiares de los residentes, mediante las visitas al centro y/o los permisos terapéuticos. “Se realizan llamadas telefónicas para comunicar informaciones puntuales y mantenemos entrevistas para tratar temas específicos. Además, semestralmente comunicamos a las familias los cambios realizados en el PAI del residente, y se invita a las familias a participar en las actividades lúdicas del centro, como fiestas, celebraciones litúrgicas, jornadas discapacidad, foro participación e información a familias...”.
Sensibilidad especial
No existe una formación específica para Enfermería en lo que se refiere a la discapacidad intelectual, “pero creo sí hace falta tener una sensibilidad especial para tratar a los usuarios, ayudándoles a ser protagonistas de sus vidas y prestando los apoyos necesarios”, reconoce Grande Valenciano.
No obstante, explica que la formación de la enfermera para trabajar con este tipo de usuarios es crucial. “Es muy importante conocer las características especiales de estos pacientes para poder ayudarles en su día a día. Un reto…”.
Por su parte, Sánchez explica que en los últimos años, a nivel institucional, se han realizado muchas mejoras relacionadas con la atención individualizada de este tipo de pacientes, y que también se ha favorecido la participación de los residentes y sus familiares en la toma de decisiones: “Actualmente existen representantes de los usuarios y de las familias en la comisión que funciona como órgano asesor de la dirección del centro en el área de PDI”, explica.
Destaca, además, que ha habido una mejora de las infraestructuras en Centro San Juan de Dios. “En este año se ha puesto en funcionamiento una unidad para personas con discapacidad intelectual y grandes necesidades de apoyo y/o necesidad de cuidados de enfermería avanzados. Por mencionar algún cambio, sería importante fomentar la creación de grupos terapéuticos con una ratio inferior al actual, para facilitar la administración de los apoyos”, señala Sánchez.
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