La disfagia es una patología que, según la Organización Mundial de Gastroenterología, afecta a 1 de cada 17 personas en el transcurso de su vida. En este contexto de impacto, el Hospital de Manises (Valencia) ha lanzado un proyecto pionero y multidisciplinar (Enfermería y Auxiliares, Rehabilitación y Logopedia, Neurología y Medicina Interna) en el tratamiento y la rehabilitación de los pacientes, con el objetivo de trabajar junto con familiares y los distintos profesionales sanitarios y dar indicaciones básicas que mejoren la calidad de vida de los pacientes. Enfermería, aprovechando un cercanía y contacto con todos los pacientes, juega un papel primordial en la detección de posibles casos y en el recordatorio de las recomendaciones para tratarla correctamente.
Según Vicente Andreu Mandingorra, coordinador de Enfermería y supervisor de Hospitalización del centro, “esta patología es muy común en personas que permanecen hospitalizadas y que necesitan una alimentación y dieta especifica así como una rehabilitación de la zona muscular. Prestar atención a estas cuestiones tanto dentro del hospital como en sus hogares es vital para favorecer una mejora de la calidad de vida”, explica. Y el papel de Enfermería es fundamental y muy significativo en el primer momento clave: la detección.
En sus rondas de visitas o curas, el personal de Enfermería presta atención o pregunta a los pacientes sobre su situación general y “si detecta que alguno tiene dificultades para deglutir, avisa al médico responsable”. Las profesionales están atentas especialmente a los signos clásicos y principales síntomas de la patología: dolor o imposibilidad a la hora de tragar, sensación de ahogo al comer o acidez estomacal frecuente. También es especialmente relevante el fijarse en pacientes con características concretas, dado que es un fenómeno que afecta sobre todo en etapas de la vejez, tras haber sufrido una patología previa en las vías respiratorias o digestivas y en pacientes con problemas neurológicos como el Alzheimer, Parkinson o Ictus.
Gracias a esa señal de alarma, se puede actuar rápidamente y así el facultativo puede “dejar al paciente en dieta absoluta o pauta una dieta específica disfagia 1”. Además, se realiza una interconsulta al Servicio de Logopedia y se pasa a valorar. La TCAE de la Unidad de Disfagia acompaña a la logopeda en la valoración del paciente y posteriormente hace el seguimiento diario, comprobando que tanto el paciente como la familia realiza correctamente las pautas y ejercicios marcados. Aprovechando su trato diario en los casos hospitalizados, el personal de Enfermería también está capacitado para detectar cualquier problema o desviación en las pautas habituales.
Claves para una buena evolución
Myriam Rubio, logopeda del centro, recuerda que “en este tipo de enfermedad en la que se ve afectado el sistema estomatognático, es de vital importancia cuidar la dieta y practicar ejercicios de rehabilitación”. En cuanto a la dieta, los especialistas recomiendan comer alimentos blandos y fáciles de digerir o triturados.
De esta manera, “la sensación de ahogo que sienten los pacientes a la hora de tragar es mucho menor”, cuenta Andreu. Entre los hábitos recomendados a la hora de la alimentación los profesionales coinciden en que el momento de la comida debe ser cuidado con especial interés. “Comer siempre sentado, beber líquidos a sorbos cortos y evitar las distracciones a la hora de ingerir los alimentos son algunas de las recomendaciones que hay que tener en cuenta con estos pacientes”, explica Rubio.
Estas recomendaciones, compartidas por los profesionales que abordan estos casos, también están presentes y pueden ser recordadas por Enfermería en cualquier momento de su trabajo diario.
Testimonio
En lo que llevamos de año, el Hospital de Manises ha tratado a más de 400 pacientes con esta patología de los cuales el 70 por ciento han recibido el alta a su domicilio. Entre los pacientes tratados por el centro sanitario se encuentra Alfonso Julián, un hombre de 70 años que a causa de un tratamiento oncológico perdió en mayo de este año la capacidad de habla y deglución completa. “He estado aproximadamente seis meses desde el diagnóstico de disfagia sin poder tragar ni hablar correctamente. En mi caso, los ejercicios de rehabilitación fueron los que me permitieron recuperar el habla y la capacidad de tragar en cuestión de meses”, cuenta el paciente. En la actualidad, “tengo la enorme suerte de haber recuperado al cien por cien de mis capacidades”, concluye.
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