Si algo ha dejado claro la pandemia es que sanidad pública y sanidad privada no solo están condenadas a entenderse y apoyarse en casos puntuales como las listas de espera quirúrgicas, sino que forman parte de un todo interdependiente, un hecho que la reconstrucción del tocado Sistema Nacional de Salud tras la pandemia no parece fácil que pueda seguir ignorando si aspira a planificar adecuadamente los recursos, tecnología e infraestructuras necesarias para atender a la población.
Con 441 hospitales privados, el 56% del total, y 50.960 camas, el 32% de todas las disponibles en el país, la sanidad privada española ha sido una de las mayores protagonistas de la pandemia, tanto por la atención directa que ha prestado (ha atendido al 19% de todos los pacientes covid y al 14,2% de los pacientes ingresados en UCI) como por la atención a pacientes de otras patologías que se han enfrentado a hospitales públicos completamente saturados durante las dos primeras olas, primero, y a saturación de las consultas y listas de espera desde entonces.
Desde la Fundación Idis, que integra a los principales grupos hospitalarios privados y aseguradoras sanitarias, se explica que "el sector sanitario privado ha colaborado de forma decidida con todo su empeño, esfuerzo, estructura y dotación, no solo en el contexto asistencial, sino también en el ámbito asegurador mediante la cobertura de riesgos derivados de la covid-19" para más de un millón de profesionales sanitarios cubiertos por seguros de vida y subsidios por hospitalización.
Más flexibilidad, mayor eficiencia
Los grupos hospitalarios privados y aseguradoras sanitarias sacan pecho del papel que ha desempeñado la privada afirmando que "la pandemia ha abierto las costuras de un sistema sanitario público rígido, insuficiente y con problemas de acceso, equidad, cohesión y ámbito de actuación, y prueba de ello es el proyecto de Ley de Equidad, Universalidad y Cohesión del Sistema Nacional de Salud que está en trámite de aprobación".
El sistema sanitario de titularidad privada, sin embargo, en su opinión se ha visto reforzado con la pandemia porque "su dotación estructural, dotación de personal e implantación tecnológica es digna de ser tenida muy en cuenta. Además, su forma de gestión le permite disponer de una mayor flexibilidad, lo que le dota de una mayor eficiencia y unos resultados sanitarios comparables a los mejores estándares de nuestro entorno geográfico, también en términos de acceso, calidad y seguridad, resolución asistencial y experiencia de paciente", afirma la Fundación IDIS defendiendo el modelo privado tras meses de incertidumbre -que empiezan ya a despejarse- sobre las intenciones del Gobierno en asuntos clave para la sanidad privada como la continuidad de Muface o la legislación que permite la gestión privada de la sanidad pública.
Y es que lo vivido durante la pandemia parece dejar claro que "es prioritario impulsar la denominada continuidad asistencial entre los dos sistemas de aseguramiento y provisión, privado y público", permitiendo a los pacientes ser atendidos en estructuras públicas o privadas sin toparse con un muro que impida conocer sus datos o sus pruebas de un modelo al otro.
"Esto se consigue -insiste la Fundación IDIS- mediante la generación de estructuras, procedimientos y procesos de interoperabilidad de tal forma que las personas puedan transitar entre los dos sistemas con agilidad, libertad y con sus propios datos de salud, que para eso los ciudadanos somos los auténticos dueños de ellos; de esta forma podremos gestionarlos en el modo y situación que consideremos, en cada momento asistencial, en cada consulta y con cada profesional que nos atienda. Disponer de la información clínica nos permite movernos por el sistema sanitario libremente y garantizando la continuidad asistencial y la eficiencia de los procesos".
Esa interoperabilidad futura que permita saltar del sistema público al privado con libertad depende, según los grupos hospitalarios privados y aseguradoras sanitarias, de tres cuestiones básicas: la legislación, "que no puede ser un freno a su desarrollo"; la seguridad de la información, "que se plantea como un requisito imprescindible", y la evolución cultural de pacientes y profesionales "para normalizar la accesibilidad de los pacientes a su información".
Con este objetivo en la cabeza de tránsito normalizado de un sistema a otro, la sanidad privada recuerda las altas cifras que ya hay de españoles con doble cobertura público-privada en sanidad y que transitan ya habitualmente de un sistema a otro.
En concreto, según datos de ICEA en el año 2020, "el sector asegurador continuó registrando incrementos significativos, tanto en número de asegurados como en volumen de primas. En 2020 se alcanzaron los 11 millones de asegurados, lo que supone un incremento del 4,4% respecto al año anterior. Por tipología, el 77% de los asegurados corresponden a asistencia sanitaria, el 16% a mutualismo administrativo y el 7% restante a reembolso de gastos". En concreto, a fecha de 30 de septiembre, el número de españoles con cobertura sanitaria privada alcanzó los 11.634.904, con un alza del 5,2% desde enero.
Un ahorro para el sistema público
A estas altas cifras de personas con doble cobertura público-privada, que representa casi el 20% de toda la población española, se ha aferrado el sector privado en varias ocasiones para defender que la sanidad privada libera recursos a la pública, ya que quienes disponen de un seguro privado ahorran al sistema sanitario público entre 506 y 1.368 euros al año, al acudir exclusiva o parcialmente al sistema privado para ser atendidos en lugar de al público.
La sanidad privada realiza, de hecho, aproximadamente el 30,2% de todas las intervenciones quirúrgicas, el 24% de las urgencias, 23% de los ingresos hospitalarios, 20% de las consultas y 17% de las estancias hospitalarias, según cálculos del propio sector privado.
La fundación IDIS calcula que los pacientes con doble cobertura público-privada ahorran entre 506 y 1.368 euros al sistema público
Con estas cifras sobre la mesa, y tras lo sucedido durante la pandemia, los grupos hospitalarios privados y aseguradoras sanitarias dicen ver el futuro de la sanidad privada "con optimismo, asentando su proyección en un concepto clave, el de la imprescindible continuidad asistencial y la necesaria interoperabilidad".
Y es que, en opinión de la Fundación IDIS, sanidad pública y sanidad privada "han de confluir trabajando juntas, buscando todas las sinergias y complementariedades posibles a fin de desarrollar una continuidad asistencial basada en sistemas de interoperabilidad que aporte eficiencia y mejores resultados sanitarios y de salud si cabe. Desde la Fundación IDIS abogamos por un sistema sanitario público robusto y suficiente conviviendo con un sistema privado altamente competitivo y vanguardista en todos los sentidos".
La infrafinanciación del modelo Muface
Y en ese futuro que se mira con optimismo solo queda una sombra que empieza a disiparse: la continuidad de Muface.
Sobre la continuidad de la mutualidad de funcionarios, la Fundación IDIS explica que "se ha llegado a un acuerdo por tres años y, pasado este tiempo, habrá que volver a negociar un nuevo convenio, pero es importante resaltar la enorme bondad y eficiencia del modelo Muface. Los ciudadanos (funcionarios de la Administración central) son los encargados de decidir de forma libre y voluntaria si quieren ser atendidos por el Sistema Nacional de Salud o por una entidad aseguradora con el mismo nivel de prestaciones", tal y como han hecho el 83% de los 1,7 millones de asegurados por este modelo.
El modelo Muface tiene tres años de tregua tras la firma del convenio, pero sigue sometido a infrafinanciación crónica
Según la Fundación IDIS, tras la firma del nuevo convenio por tres años de las entidades aseguradoras con Muface "hay que reconocer que el Gobierno ha hecho una apuesta firme con la renovación por tres años y subiendo su financiación hasta un 10% para ese periodo, incluso lo ha ratificado en el nuevo anteproyecto de Ley de Equidad, Universalidad y Cohesión del Sistema Nacional de Salud (SNS), pero el modelo arrastra una infrafinanciación crónica en un escenario hiperinflacionista", concluyen advirtiendo los grupos hospitalarios y aseguradoras sanitarias privadas.
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