El sindicato profesional Médicos de Cataluña (Metges de Catalunya, MC), que cuenta con 10.000 facultativos afiliados (25% de los médicos en ejercicio en la comunidad autónoma), es en estos momentos la única organización que está plantando cara al Gobierno de la Generalitat en materia sanitaria. Lo demuestran, por ejemplo, la reciente iniciativa de instar a los profesionales a ceñirse a realizar únicamente las horas de guardia (atención continuada) contempladas en sus respectivos contratos y sus denuncias constantes sobre la grave situación que se vive en la atención primaria. Y lo hace, tal y como destaca Xavier Lleonart, secretario general de la organización, en declaraciones a Diario Médico, con una representación de los médicos en las mesas de negociación, tanto del Instituto Catalán de la Salud (ICS) como de la red concertada (centros públicos y privados), en minoría, algo acorde a su volumen dentro del sistema sanitario pero que no refleja su relevancia y peso profesional en el mismo.
Para los médicos catalanes, explica Lleonart, es un hándicap tener que negociar asuntos estrictamente profesionales en mesas que atienden únicamente a los aspectos laborales del conjunto de los colectivos profesionales del sistema de salud. “Nuestras demandas no son como las de los sindicatos de clase, y para las administraciones, sin embargo, nuestras demandas son 'de trabajadores’. Entre unos y otros nos quieren silenciar”. Se lamenta de ello diciendo que “el facultativo es un aristócrata para el común de los trabajadores, pero para la administración y las patronales del sector son meros obreros cualificados”.
MC, que no está integrado en CESM, siempre ha defendido un convenio para los médicos y una interlocución específica de los contratadores públicos y privados concertados con ellos. “Cuando hablo, por ejemplo, de guardia médica, un asunto permanentemente judicializado, no se tiene en cuenta en esas mesas de negociación, y luego pasa lo que pasa: ¿Por qué no están reguladas las guardias localizadas? Porque no le interesan a nadie porque sólo afectan a los médicos. A la administración tampoco le interesa hablar de ciertos asuntos de la profesión médica porque así hace lo que quiere. Ahí hay que incluir la formación, la docencia, la investigación, aspectos fundamentales para la asistencia de calidad y para la profesión médica, que no se tratan nunca, ni se pueden tratar, dentro de un convenio sectorial”.
La voz de este sindicato profesional es en la actualidad, en el complejo contexto político y sanitario catalán, la única que sobresale dentro de un modelo sanitario que fue admirado por todo el Sistema Nacional de Salud y, desde los recortes presupuestarios por la crisis de 2008, arrastra una larga crisis, también de prestigio.
En ese marco, dice Lleonart, las patronales del sector, antaño muy influyentes (especialmente la Unión Catalana de Hospitales), “se han incrustado en el establishment” y son participes de un juego que favorece a la administración autonómica: “La Generalitat, que es quien pone los recursos, no está en la mesa de negociación del sector concertado (mayoritario respecto al ICS) y las patronales actúan como sus representantes, puesto que no pueden decidir nada con lo que esté en contra el Gobierno autonómico. Es como el perro del hortelano, que ni come ni deja comer”.
Luego pasan cosas de este estilo: la dirección del Servicio Catalán de la Salud (CatSalut) emite una instrucción que afecta a los intereses de los médicos y que no se interpreta de igual forma en todo el sistema: el ICS lo cumple y entre los concertados, unos sí (los consorcios) y las fundaciones, órdenes religiosas y otras dicen que eso no va con ellas. “Cuando nos quejamos de ello, el CatSalut (de él dependen tanto el ICS como los consorcio y empresas públicas y es quien financia a los concertados privados) nos dice que no tiene poder sobre el sistema y sólo puede emitir recomendaciones”, afirma el secretario general.
Cree Lleonart que la sanidad catalana necesita ya una revisión a fondo (la Ley de Ordenación Sanitaria de Cataluña-LOSC, vigente, es de 1990), pero considera que hay un problema en contra: “Nadie quiere desmontar el modelo sociovergente (de la antigua CiU y el PSC) aunque, con el tiempo, las costuras del sistema han quedado al aire”.
Sobre el actual Gobierno de coalición catalán (ERC y Junts), dice Lleonart que “estamos viendo una estrategia de comunicar mejor, pero haciendo las mismas cosas de siempre. La gestión sigue siendo economicista. Si no fuese así, en lugar de hablar de nuevos perfiles profesionales, que es lo que se hace, pondrían más médicos, que es lo que se necesita”, explica Lleonart.
A su juicio, el problema de la profesión médica catalana es, a grandes rasgos, el mismo del conjunto de la profesión española: “El sistema es ahora como un solar. La impresión es que (a las administraciones) tanto les da. En primaria dicen: si no tengo médicos en el ambulatorio, lo cierro y concentro en otro. Y en los hospitales: si no tengo traumatólogos para un hospital, cierro el servicio y envío a los pacientes a otro. El modelo está obsoleto, los resultados de salud son cada vez peores y el personal se jubila o se va, si puede”.
Un sindicato fundado en 1920
MC se define como “una organización sindical catalana, profesional e integradora”. Se creó en el año 1920 bajo el nombre de Sindicat de Metges de Catalunya (SMC) y en 2002 adoptó su denominación actual cuando el sindicato médico y la Federación de Asociaciones de Médicos de Hospitales de Cataluña (Famhoc), constituida el año 1981, se integraron en MC.
De acuerdo con sus objetivos fundacionales, MC “nace con la responsabilidad de defender los derechos laborales, profesionales y sociales de los facultativos, haciendo una propuesta colectiva para recuperar la dignidad profesional del médico y el reconocimiento social que le corresponde. La organización concibe la asistencia sanitaria como un servicio público, en el cual el facultativo, desde su independencia y libertad, tiene que garantizar el derecho del ciudadano a recibir una atención médica correcta”. Por eso, defiende “el acto médico, no tan sólo como una actividad laboral, sino como una condición consustancial al ejercicio de una medicina de calidad”.
Algunas de las cuestiones que afectan a los médicos catalanes hoy no son competencia o no lo son en exclusiva de la Generalitat, por lo que Lleonart manifiesta que, si es necesario, para que la voz de este colectivo autonómico se oiga en el Gobierno central y las Cortes Generales, no tienen inconveniente, “en hablar con CESM, la Organización Médica Colegial y con quien haga falta, para alcanzar alianzas en defensa de los intereses comunes (…)”. MC no forma parte de la CESM, pero puede entablar la interlocución que sea oportuna en cada momento, destaca.
En cuanto a la relación con los colegios de médicos catalanes, en especial con el más grande, el de Barcelona, afirma que la “relación es fluida”, y se muestra en reivindicaciones importantes para la profesión como, por ejemplo, que las horas de guardia, por las cuales se cotiza a la Seguridad Social, cuenten para la pensión tras la jubilación del médico.
Presupuestos de la Generalitat para 2022
En estos momentos el Parlamento autonómico tramita las cuentas de la Generalitat para 2022. Lleonart opina que el incremento previsto de 1.500 millones del presupuesto de Salut “es del todo insuficiente, puesto que ni siquiera llegar a igualar la factura covid. La pandemia aún no ha terminado, cuando lo haga vendrá la postpandemia y la recuperación de todo lo que ha quedado aplazado. El presupuesto que previsiblemente se aprobará no permitirá fortalecer la atención primaria ni los servicios de urgencias hospitalarios, tampoco podrán reducirse las listas de espera, ni mejorar las condiciones de trabajo de los profesionales, ni ofrecer oportunidades laborales capaces de captar y retener el talento médico”. Y añade: “El presupuesto que todos los expertos señalan como necesario para hacer frente a las carencias del sistema es de 15.000 millones de euros, factura COVID aparte”.
El punto más caliente de la sanidad catalana es la atención primaria, a la que el sindicato dedica especial atención: “MC ya ha iniciado movilizaciones a través de la campaña Pon límites con el objetivo de que los facultativos digan que están agotados física y mentalmente, y que no están dispuestos a hacer más horas del tope de 2.187 horas anuales que fija la normativa europea. En cuanto a una posible huelga, como sindicato nunca podemos descartar ese instrumento de presión”.
¿Hay conflicto lingüístico en la sanidad catalana?
Hoy también vive Cataluña, vinculado al llamado ‘procés’ (independentista), una reagudización del conflicto lingüístico después de que el Tribunal Supremo ratificase una sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) que obliga a aplicar un mínimo de un 25% de clases en castellano en todos los centros escolares de la comunidad autónoma. Sobre si este conflicto tiene réplica en la sanidad, Lleonart informa de que “no contamos con datos sobre el grado de conocimiento y uso de nuestra lengua entre el colectivo médico. La mayoría de nuestros afiliados lo hablan y utilizan con normalidad. El nivel C1 de catalán (lo que se obtiene con el Bachillerato) es un requisito para optar a las oposiciones del ICS; es decir, para obtener plaza como funcionario de la Generalitat. Para los interinos del ICS, sin embargo, no es un requisito. Tampoco lo es en la red concertada, donde los contratos son laborales. El catalán es un mérito pero no un requisito excluyente”.
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