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martes, 8 de diciembre de 2020

"Pasamos de 150 puestos a 350 en solo 12 días"

Profesión
saradomingo
Mar, 08/12/2020 - 08:00
Lorena Castro, coordinadora de Urgencias del hospital Doce de Octubre
Lorena Castro, coordinadora de Urgencias del Hospital Doce de Octubre
Lorena Castro, coordinadora de Urgencias del Hospital Doce de Octubre

Lorena Castro, coordinadora de Urgencias del Hospital Doce de Octubre, de Madrid, trabajó, como otros compañeros, durante más de 70 días entre 12 y 14 horas diarias, sin descansar ni un día. Los peores, el 30 y el 31 de marzo, cuando llegó a tener 300 pacientes en espera para pasar a planta. "Pensaba: si me dan un hospital pequeño lo lleno". En esta pandemia aprendió a ver el espacio con otros ojos, y así la unidad pudo pasar de 150 puestos a 350 en solo 12 días. "El nivel de crecimiento parecía imparable, cada vez llegaban más pacientes y más graves". El miedo de los pacientes, las colas de ambulancias, la UME retirando cadáveres discretamente, los aplausos, las lágrimas de los compañeros, el cansancio, el apoyo del equipo, el esfuerzo por un objetivo común…son algunas de las imágenes y sentimientos para describir una pandemia que también ha dejado "aprendizaje y nuevas oportunidades". Su visión, como la muchos otros profesionales, se suma a la serie #Admirables, donde Diario Médico y Correo Farmacéutico rinden homenaje a todos ellos.  

PREGUNTA: ¿Cuándo tuvo claro que quería dedicarse a la urgencia hospitalaria?
RESPUESTA:
Siempre quise estudiar Medicina, según dice mi madre, ya desde que empecé a hablar, aunque después en algún momento también pensé en estudiar otras carreras. Ya en la Universidad, en tercero tuve claro que quería dedicarme a la Urgencia y escogí Medicina de Familia al no existir la especialidad de Urgencias.

P: ¿Qué le aporta el trabajo en Urgencias frente a otros servicios?
R:
Aquí vemos el paciente agudo y eso es lo más bonito. Cuando un paciente entra por la puerta no tienes idea de qué le puede pasar, puede tener mil cosas. Fue trabajando en un hospital para personas sin recursos en México cuando terminé de enamorarme de la Medicina, sobre todo, de la medicina que practicaban en este hospital, que era más pura, más clásica, en el sentido de que apenas se hacen pruebas complementarias y prescribe un tratamiento en función de tu anamnesis, exploración y sospecha diagnóstica. La medicina moderna resulta más defensiva, si bien es verdad que también obedece a protocolos basados en el conocimiento y en la evidencia.

P: ¿Cómo han sido estos meses de trabajo en uno de los hospitales más castigados por la covid-19?
R:
Ha sido muy duro, si no se ha vivido es difícil de explicar. Los peores días quizá fueron el 30 y el 31 de marzo, con más de 300 pacientes en urgencias esperando una cama. Pensaba “si me dan un hospital pequeño lo lleno solo con los pacientes que tengo en este momento pendientes de subir a planta”. Y es que en ese momento el Hospital ya tenía más de 900 pacientes covid ingresados.

P: ¿Cómo se afronta esa situación?
R: 
Las situaciones de crisis se afrontan con trabajo, responsabilidad y en equipo. En Urgencias es verdad que estamos acostumbrados a tomar decisiones de una forma muy rápida. Pasamos de los 150 puestos habituales de urgencias a más de 350 en apenas 12 días. Tuvimos que habilitar espacios con otra funcionalidad como áreas asistenciales. Derivamos más de 500 pacientes que estaban más leves a Ifema; también organizamos seguimiento telefónico domiciliario de casos que no estaban graves; derivamos también a otros hospitales… Nuestro conocimiento de la enfermedad ha ido aumentando y evolucionando muy rápidamente, lo que hacía que los procedimientos y protocolos de hoy no te servían días más tarde

“Tuvimos que dar nueva dimensión al espacio”

P: Entiendo que desde el punto de vista de la organización el reto ha sido enorme.
R:
Inmenso. Se da además la circunstancia de que a nosotros la pandemia nos pilló en medio del proyecto de reforma integral de la unidad. Tuvimos que ir colonizando otros espacios del hospital. Ha sido un cambio cultural total. Tuvimos que aprender a verlo todo con otros ojos, dar una nueva dimensión al espacio, se habilitaban áreas con otras funcionalidades para convertirse en áreas asistenciales. Teníamos que planificar cada día, cada decisión para la jornada siguiente pero todo se llenaba. El nivel de crecimiento parecía imparable y cada vez nos llegaban más pacientes y más graves. La sensación que teníamos era de medicina de guerra, aunque de forma ordenada y con recursos. Todos los días salíamos exhaustos

P: ¿Y desde un punto de vista personal?
R:
 Yo trabajé durante más de 70 días entre 12 y 14 horas, de lunes a domingo, sin descansar ni un solo día, al igual que mis compañeros jefes de Urgencias de otros hospitales de Madrid. El cansancio físico y mental ha sido enorme. Y realmente no te das cuenta hasta que la situación no empieza a mejorar. Era tal la adrenalina que en las peores semanas no notaba tanto el cansancio. Para los sanitarios, y también para otros colectivos, ha sido tremendamente duro. No sé si la sociedad es consciente de cuánto. Desde un punto de vista personal si tuviera que resumir la pandemia en pocas palabras sería un inmenso aprendizaje a todos los niveles y la aparición de nuevas oportunidades.

P: Supongo que habría imágenes y situaciones especialmente duras que se le habrán quedado grabadas.
R:
 Veíamos el miedo en los pacientes, el aislamiento era muy duro para ellos, hay que recordar que no se permitían las visitas, salvo cuando veíamos que a un paciente le quedaban pocas horas y entonces permitíamos que entraran los familiares, equipados con un EPI, y a quienes teníamos que instruir sobre cómo ponérselo y cómo quitárselo para evitar más contagios. Veía a pacientes muy mayores, solos, con miedo, llorando…a pacientes jóvenes que llegaban muy graves, que necesitaban ser intubados en cuestión de minutos o requerían ingreso en UCI porque si no no tenían posibilidades de sobrevivir. Recuerdo las colas de ambulancias, el silencio absoluto en las zonas donde teníamos a pacientes pendientes de ingreso; la imagen de la UME retirando cadáveres del mortuorio de una forma discreta porque estaba lleno… Cada noche me iba a casa con la sensibilidad a flor de piel. Porque además no veíamos el horizonte. Con el 11M, que también fue muy duro, se sabía que era cuestión de días, pero aquí no se veía el final. Un día era malo y el siguiente era peor. Esto supone un desgaste mental tremendo. Además, entre el 50 y el 70% de los compañeros del servicio llegaron a estar de baja. Y los profesionales llegaron a desarrollar cierto sentimiento de culpa si estaban de baja por contagio porque no podían ayudar a sus compañeros, ya sobrecargados. Creo que en medio de la batalla no me daba cuenta del cansancio por la presión y por la importancia del objetivo que teníamos entre manos. 

P: ¿Cuándo tomaron conciencia de la magnitud de lo que venía?
R: 
En las reuniones semanales de equipo ya en enero empezamos a hablar de lo que estaba pasando en China y de la posibilidad de que ocurriera aquí; empezamos a investigar sobre la enfermedad con la poca información que entonces teníamos, sobre cómo tratarla, qué pruebas hacer. Nosotros ya habíamos tratado otros coronavirus y fuimos preparando nuestros protocolos. El punto de inflexión se produjo cuando el virus llegó a Italia. Tuvimos la seguridad de que en “dos días” lo teníamos aquí porque a la vez ya estábamos viendo muchos pacientes en Urgencias que llegaban de China e Italia con sintomatología compatible pero entonces no teníamos la posibilidad de hacer las pruebas diagnósticas; había que contactar con Salud Pública. Una compañera en el mes de junio encontró una foto en el móvil que había hecho a principios de febrero. Era una imagen de una neumonía que en aquel momento le llamó la atención porque era muy distinta a lo habitual. Ahora sabemos que respondía al patrón característico de la neumonía por covid-19, muy diferente a una neumonía bacteriana habitual.

P: ¿La pandemia ha dejado algo positivo?
R:
 El esfuerzo físico y mental ha sido altísimo pero el aprendizaje a todos los niveles también ha sido enorme. Desde un punto de vista clínico el escenario era muy complejo porque desconocíamos a qué enfermedad nos enfrentábamos; durante un tiempo el virus iba siempre por delante de nosotros y eso nos causaba mucha incertidumbre. Desde el punto de vista de gestión yo creo que se ha producido un cambio cultural que creo que va a permanecer.

P:¿Qué importancia ha tenido el apoyo entre compañeros?
R: 
Mucha importancia. Ha sido otra de las cosas buenas, el refuerzo del equipo. Fue de vital importancia ver y sentir a todos los profesionales de Urgencias y de todo el hospital remando en la misma dirección. Creo que cuando todos trabajamos juntos por un objetivo común somos invencibles. Y todo el personal se volcó al 500%.

P: ¿Cuál es la situación del hospital actualmente?
R: 
Ahora estamos en una fase estable en la que cada semana tenemos menor número de pacientes covid. Lo peor de la segunda ola lo pasamos en la segunda quincena del mes de septiembre.

“Durante un tiempo el virus iba por delante y eso generó mucha incertidumbre”

P: ¿Qué opinión le merece el comportamiento de parte de la ciudadanía?
R:
 Hay comportamientos que son realmente muy frustrantes. Genera mucha rabia y frustración ver comportamientos que suponen un riesgo o niegan la realidad. Creo que es también muy importante que los Gobiernos expliquen mejor a la ciudadanía por qué se toman determinadas decisiones. Con la covid-19 se pasó en cuestión de días de decirse que sería poco más que una gripe a meter a todo el mundo en casa y eso genera desconcierto y desconfianza. A la población hay que explicarle bien a qué responden determinadas decisiones. Tenemos que tener la capacidad de análisis y autocrítica para poder mejorar.

P: ¿Qué consecuencias puede tener la desinformación?
R:
Muy negativa. Ahora vemos que todo el mundo opina y sabe de coronavirus. Sería muy importante que se divulgara información de calidad. Para una pequeña parte de la población el confinamiento ha supuesto probar nuevas recetas, estar más tiempo con los hijos, aprender a pintar…fue como encontrar tiempo para todo aquello que querías hacer y nunca podías. Evidentemente ha sido una experiencia muy diferente a la que otros hemos vivido. …Cuando alguien ha tenido algún caso cerca y ha visto el sufrimiento que genera la visión es muy diferente.

P: ¿Qué ha aprendido el sistema sanitario de la pandemia?
R: 
Creo que ha sido un lección de humildad para el sistema y que ha servido para aflorar las debilidades del sistema, que es aparentemente robusto, es bueno, pero tiene grandes debilidades.

P: ¿Por ejemplo?
R: 
Deberíamos reflexionar sobre por qué tantos profesionales sanitarios formados aquí se han ido…qué falta nos han hecho estos meses. También por qué no tenemos una especialidad de Urgencias. Creo que si la tuviéramos hubiéramos afrontado mejor la pandemia. Y la situación y el papel de la Atención Primaria merece una reflexión.

P: ¿Cómo vivió su familia los momentos más críticos de la pandemia?
R:
 Pues también con preocupación. Mi marido también es médico y es cierto que el poco tiempo que pasábamos juntos cada día hacíamos vida normal, no nos aislábamos, intentamos que ese tiempo fuera de calidad. Intentábamos desconectar, lo cual es verdad que era difícil, y en esas semanas más duras no hablamos mucho del coronavirus; después sí. Y tenía también la preocupación por mis padres, ser consciente de que están en otra ciudad y que si pasa algo quizá no pueda estar a su lado. El estrés emocional que esto genera es enorme. Quiero aprovechar para dar las gracias en mayúscula a todos los profesionales del servicio de urgencias del Hospital 12 de Octubre por el extraordinario trabajo que realizan cada día.

Lorena Castro, coordinadora de Urgencias del Hospital Doce de Octubre, recuerda que "el nivel de crecimiento parecía imparable, cada vez llegaban más pacientes y más graves". Admirables Off Covadonga Díaz Off

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