Asegura Ana Vall-Llosera, médica de Familia del CAP Bon Pastor de Barcelona y ex presidenta del Foro Catalán de Atención Primaria (FoCAP), que “en la primaria catalana llevamos cuatro meses trabajando en situación de emergencia, y estamos muy decaídos anímicamente”. En la capital, Barcelona ciudad, la peor situación se está dando en algunos barrios, especialmente en el Ensanche izquierdo, pero, por ahora, la situación no está desbordada, apunta.
A esta situación se ha llegado, dice, porque “no se nos ha tenido en cuenta. Nosotros, teóricamente, teníamos que estar en contacto con Salud Pública y con los rastreadores del servicio externalizado por la Generalitat a Ferrovial, pero no tenemos información fluida ni coordinación".
Explica que "hacemos la detección de los casos positivos, tomamos nota de una primera lista de sus respectivos posibles contactos de las últimas 24/48 horas y, vía informática, lo registramos en una ficha que se supone que llega a Salud Pública y a los rastreadores. Pero no tenemos constancia de que a estos contactos se les esté informando o no; alguna vez hemos preguntado a casos positivos si les habían llamado a ellos y a sus contactos, y en alguna ocasión han dicho que sí, pero no siempre. No recibimos ningún feed-back (respuesta) sobre el resultado del rastreo, con lo cual hay mucha incertidumbre”.
Informa también de que los rastreadores, “que lo que son ahora realmente es informadores, están ubicados en el call center del servicio telefónico de sanidad 061, muy lejos de las comunidades en las que pasan las cosas. El trabajo de rastreador es mucho más complicado y hay que ir a los domicilios para comprobar que la gente se queda en casa y, antes, que puede hacerlo. Para eso hace falta un número de rastreadores muy grande y, hasta ahora, sólo hay 120; los 500 agentes Covid-19 de refuerzo para primaria anunciados por la Generalitat no los tenemos aún y la mala situación se está dando ahora”.
Si el rastreo de los contactos de las personas afectadas no se hace y hay trasmisión comunitaria (cosa que sucede ya en varias zonas de Cataluña como el Segrià, donde dos municipios ya han contratado a sus propios rastreadores), “ya no hay manera de controlar la epidemia, y volverá a pasar la situación del mes de marzo”.
Vall-Llosera considera que la función de rastreo la está haciendo hasta ahora en Cataluña la atención primaria, sin ningún refuerzo y, además, asumiendo la atención a las residencias de ancianos y con personal de vacaciones o aún de baja por infección del SARS-CoV-2. “Y hay que ser muy cuidadosos porque hacer rastreo implica, una vez localizados los contactos del caso positivo, ser muy perspicaces y muy persuasivos para que esas personas vayan a hacerse la prueba PCR y para que en pleno mes de julio y quizá sin síntomas hagan la cuarentena bien en sus casas, lo que incluye además hacerles el parte de baja laboral”.
Lamenta la médica de Familia que, mientras los hospitales no estén colapsados, no se hablará de la situación de gravedad asistencial que ahora se vive en la primaria catalana.
“Todo esto nos causa mucha angustia, mucha desazón y mucha tristeza. Hace mucho tiempo que dicen que ante la pandemia la primaria es fundamental, pero lo cierto es que la primaria ya estaba muy debilitada y en esas circunstancias ha sufrido en primera línea la Covid-19; el primer profesional fallecido a causa de la pandemia era de primaria. Hacemos mucha atención presencial, telefónica, domiciliaria y en las residencias. Y tenemos personal de riesgo que no puede hacer atención presencial y aún quedan centros del primer nivel cerrados (su personal se destinó a hoteles y hospitales de campaña para atender a pacientes con Covid-19) que, por tanto, no están haciendo PCR en sus zonas. No estamos preparados para una situación como la marzo. No nos lo podemos permitir”, añade.
¿La misma situación que en febrero?
Cree Vall –Llosera que en estos momentos se está viviendo lo mismo que sucedió al principio de la primera ola de la pandemia de Covid-19: “Empezaron los jóvenes, que entonces pensábamos que tenía gripe, y ahora son jóvenes los que dan positivo a PCR; pero, y ya ha pasado en Lérida, a medida que avance también comenzará a afectar a gente mayor. Es igual que lo sucedido en el mes de febrero: la gente se contagia en el ámbito familiar. Por suerte, ahora estamos mejor a nivel residencial. Me gustaría pensar que aún estamos a tiempo de evitar una transmisión comunitaria generalizada”.
Antoni Trilla, catedrático de Medicina Preventiva de la Universidad de Barcelona, decano de su Facultad de Medicina y asesor del Gobierno central con motivo de la pandemia, consultado al respecto, no comparte la misma visión: “Al principio de la pandemia no se hacía ninguna prueba y ahora, por el contrario, se diagnostica y, si todo se hace bien, se van reduciendo las cadenas de contagio, que es algo que al principio no pasaba. Además, ahora las residencias de ancianos están sometidas a limitación”. También argumenta que, si el número de casos leves aumentara, se llegaría a la gente mayor y con más riego, pero que eso es algo ahora más evitable o difícil a causa del uso masivo de mascarillas y el distanciamiento social. Recuerda asimismo que la gente mayor, en general, no está haciendo “vida normal”. Y que, en los casos que lleguen a revestir gravedad, la enfermedad se conoce más y ya hay opciones para tratarla mejor. Todo ello le hace pensar que “la situación es muy diferente, a favor nuestro”.
via Noticias de diariomedico.... https://ift.tt/3g2OQX5
No hay comentarios:
Publicar un comentario