Dos nuevos estudios, publicados en Nature y en The New England Journal of Medicine, vuelven a recordar la escasa evidencia positiva, tanto preventiva como terapéutica, en cuanto a que la cloroquina y la hidroxicloroquina impida la entrada del SARS-CoV-2 en las células pulmonares humanas y la subsiguiente propagación del virus en estas células.
Actualmente, más de 600.000 personas en todo el mundo han sido víctimas de la enfermedad pulmonar secundaria a la Covid-19, causada por el SARS-CoV-2. Para obtener una terapia efectiva lo más rápidamente posible, muchos medicamentos empleados para tratar otras enfermedades se están reutilizando para el abordaje de la Covid-19, como es el caso de la cloroquina y de algunos antibióticos como la azitromicina.
No previene la infección
Los datos publicados en Nature, trabajo llevado a cabo por miembros de Instituto Leibniz de Investigación sobre Primates de Göttingen en Alemania, junto especialistas de la Charité de Berlín y la Universidad de Bonn, ambos en Alemania, indican que la cloroquina, fármaco utilizado para la malaria, no es capaz de prevenir la infección de las células pulmonares humanas por el nuevo coronavirus, a pesar de que sí se ha demostrado que inhibe la infección por SARS-CoV-2 de las células renales en modelos animales de mono, fenómeno que, no obstante, no está totalmente aclarado.
Según Stefan Pöhlmann, de la Unidad de Biología Infecciosa del Centro Alemán de Primates del Instituto Leibniz, el trabajo muestra que la actividad antiviral de la cloroquina es específica del tipo de célula y que no bloquea la infección en tejido pulmonar, lo que “significa que en las futuras pruebas de los posibles medicamentos contra la Covid-19, se debe tener cuidado al utilizar líneas celulares pertinentes para las investigaciones, a fin de no perder tiempo y recursos innecesarios en la búsqueda búsqueda de una terapéutica eficaz”.
La actividad antiviral de la cloroquina es específica del tipo celular y no bloquea la infección en tejido pulmonar
El SARS-CoV-2 parece emplear dos rutas diferentes para ingresar en las células. Después de unirse a las células, el virus puede fusionarse directamente con la membrana plasmática e introducir su material genético en la célula huésped. También puede introducirse en el interior de las células tras su captación a través de las denominadas endosomas o membranas de transporte. En ambos casos, la unión del virus a las células y la posterior entrada está mediada por la proteína ‘Spike’, que debe ser activada por la enzima catepsina L, en los endosomas, o por la enzima TMPRSS2, en la superficie celular). Dependiendo del tipo de célula, ambas enzimas o solo una de ellas pueden comenzar la activación.
Este estudio, según Pöhlmann, muestra que la cloroquina inhibe la entrada viral en las células yque se produce, muy probablemente, mediante el bloqueo de la catepsina L, lo que planteó si la cloroquina también inhibiria la infección de las células pulmonares que se sabe que producen TMPRSS2, pero sólo una pequeña cantidad de catepsina L”.
Sola o en combinación con azitromicina
La investigación que recoge The New England Journal of Medicine es un ensayo sobre tres grupos de pacientes realizado en 55 hospitales en Brasil pertenecientes a la Coalición Covid-19 Brasil y en la que también han colaborado profesionales del Instituto Duke de Investigación, de la Universidad de Duke, en Carolina del Norte, Estados Unidos.
Su principal conclusión es que entre los pacientes hospitalizados con Covid-19 leve a moderado, el uso de hidroxicloroquina, sola o con el antibiótico azitromicina, no mejoró el estado clínico a los 15 días en comparación con la atención estándar, lo que recalca que la evidencia sobre la seguridad y la eficacia de estas terapias es limitada.
Los más de 500 pacientes estudiados fueron asignados aleatoriamente en tres subgrupos para recibir atención estándar (el grupo control), atención habitual más hidroxicloroquina a una dosis de 400 mg dos veces al día durante 7 días (grupo de hidroxicloroquina sola) o atención convencional más hidroxicloroquina en un dosis de 400 mg dos veces al día más azitromicina a una dosis de 500 mg una vez al día durante 7 días.
Los pacientes analizados en Brasil fueron designados a tres subgrupos de tratamientos: atención estándar, terapia con hidroxiloroquina sola y abordaje con hidroxicloroquina más azitromicina
La atención estándar actual para Covid-19 fue a discreción de los médicos responsables de los tratamientos. Se permitió el uso de glucocorticoides, otros inmunomoduladores, agentes antibióticos y agentes antivirales. La administración de hidroxicloroquina o cloroquina no estaba permitida en el grupo de control, y el uso de macrólidos no estaba permitido en el grupo control o en el grupo de hidroxicloroquina sola.
Para Alexandre B. Calvalcanti, del Instituto de Investigación y del Hospital Naval Marcílio Dias de Río de Janeiro, Brasil, este ensayo en el que participaron pacientes hospitalizados con Covid-19 de leve a moderado, “no encontramos una diferencia significativa en el estado clínico ordinal a los 15 días entre los grupos que recibieron atención estándar, hidroxicloroquina sola o hidroxicloroquina más azitromicina. Los pacientes que recibieron hidroxicloroquina, ya sea con azitromicina o solos, tuvieron eventos más frecuentes de prolongación del intervalo QTc y elevación de los niveles de enzimas hepáticas que los pacientes que no recibieron ninguno de los agentes”.
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