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miércoles, 15 de julio de 2020

“Somos una generación de médicos que ha vivido el impacto de un meteorito”

Microbiología y Enfermedades Infecciosas
soniamoreno
Jue, 16/07/2020 - 07:00
Javier Olalla, coordinador científico del I Congreso Nacional COVID19
Julián Olalla es internista del Hospital Costa del Sol (Málaga).
Julián Olalla, coordinador científico del I Congreso Nacional COVID19. (Antonio Pastor)

El 13 de septiembre, profesionales sanitarios e investigadores tienen una cita en el I Congreso Nacional COVID19. Participan 27 sociedades científicas -algunas más se sumarán como colaboradoras- en esta iniciativa única en España, y, probablemente, en el mundo.

El coordinador del Comité Científico, Julián Olalla, no es proclive al vaticinio, aunque desliza que “el congreso nace con vocación de continuidad”, sin entrar en la zozobra que inspira la futura evolución de la pandemia. Lo que sí deja claro es que será una reunión muy útil, pues el objetivo es poner en común el conocimiento adquirido en diferentes disciplinas. Olalla, facultativo de área de Medicina Interna del Hospital Costa del Sol (Málaga), habla con ilusión del contenido del programa: “Todas las mesas son buenas, pero por el título, hay algunas que ya estás deseando escuchar”.

Evita ensañarse con el caótico avance del conocimiento científico sobre el coronavirus, y las publicaciones insuficientemente revisadas. La ciencia progresa así, por el método del ensayo y error, recuerda, pero la sociedad ha sido testigo del compromiso claro de los profesionales sanitarios, que han sido “un escudo contra la pandemia”.

P: ¿Ha sido difícil poner a trabajar juntas a casi una treintena de sociedades médicas?

R: Ha supuesto un gran esfuerzo, sobre todo porque trabajamos contra reloj, pero las sociedades están respondiendo muy bien. No me gusta decir que la Covid-19 ha traído algo positivo, pero nos ha permitido constatar la gran implicación de los profesionales sanitarios. Cuando les hemos propuesto esta idea, no han dudado en ofrecer toda su colaboración.

P: Los congresos virtuales, como este, ¿son un "plan B" para una situación anómala o considera que han llegado para quedarse?

R: Mi opinión personal es que nada sustituye la interacción personal. Dicho esto, lo cierto es que ahora solo se podía hacer con este formato, además de para evitar el riesgo de rebrotes, también por la envergadura de la reunión. En el congreso participan sociedades que agrupan a 80.000 especialistas. La forma de hacer un congreso de estas características, que es la primera vez que en España y probablemente en el resto del mundo, es telemática.

“Es fácil criticar ahora la precipitación de las publicaciones, pero había una necesidad acuciante por conocer”

P: Esta unión de sociedades de diferentes áreas científicas es un buen ejemplo de lo que ha ocurrido en la asistencia en la pandemia, donde se han diluido las especialidades.

R: En realidad el congreso nace con la idea de ser el reflejo de cómo se ha asistido en la Covid, de la actitud con la que hemos librado esta batalla. La gente ha estado en disposición de hacer lo que se le pedía, más allá de su especialidad. Además, durante la pandemia, las sociedades han hecho un gran esfuerzo para llevar a cabo la formación en Covid-19 en un tiempo récord, han realizado asesorías y posicionamientos sobre aspectos como los métodos diagnósticos o actitudes terapéuticas. Como ha hecho cada uno de los sanitarios, cada sociedad científica ha intentado colaborar en lo que podía y sabía, para contener y vencer la pandemia.

P: Pienso, como usted, que decir que la pandemia ha traído algo positivo es casi malsonante, pero quizá sirva para potenciar más el trabajo en equipo entre especialidades ante cualquier enfermedad. ¿No le parece que ahora la medicina adolece de hiperespecialización?

R: Yo soy internista, parto de la visión integral del paciente, así que entiendo bien esa premisa, pero también es cierto que la medicina actual gira en torno a dos polos: por un lado, la necesaria visión integral del paciente y, por otro, el enorme desarrollo tecnológico, que exige una hiperespecialización. Al final, si tienes un glioblastoma, quieres que te opere un cirujano que haya intervenido muchos. En esa tensión entre la visión general –el enfermo no es una enfermedad, sino una persona que tiene una enfermedad- y la hiperespecialización hay que encontrar el equilibrio.

P: A finales de junio, se contaban en el mundo 50.000 estudios sobre Covid-19 prácticamente de todas las disciplinas médicas. Ha sido una avalancha sin precedentes.

R: ¿Y cuándo hemos visto una pandemia con este impacto sobre el sistema sanitario y la sociedad? Somos una generación de médicos que nos ha tocado vivir el impacto puntual de un meteorito. Al principio esto ha sido una tormenta perfecta: no teníamos evidencias sobre ningún fármaco ni tratamiento, no sabíamos qué podíamos hacer por el bien de los pacientes aparte de la intubarlos. Hay que tener en cuenta que el primer tratamiento específico para Covid-19 se acaba de aprobar no hace ni dos semanas por la Agencia Europea del Medicamento.

P: Se ha criticado mucho la relevancia de los estudios publicados sobre Covid-19. Si ya antes de la pandemia, muchos de los que se publican son redundantes y no aportan nada, ahora con las prisas la proporción se ha disparado.

R: Nunca hemos tenido tanta prisa en el campo de la medicina. Hemos afrontado un golpe de grandes dimensiones en muy tiempo. Esas críticas son razonables, pero no olvidemos que no teníamos nada. Ahora es fácil decir que las revistas médicas no han estado todo lo exigentes que debieran; el hecho de que The New England o Lancet hayan tenido que retractarse es algo insólito. Desde luego, la prisa ha sido mala consejera, pero hay que tener en cuenta en qué circunstancias nos encontrábamos, había una necesidad acuciante por conocer a lo que nos enfrentábamos.

“Este congreso nace como reflejo de la asistencia a la Covid, que ha sido mutidisciplinar”

P: Pero las publicaciones sin revisión por pares, en ocasiones erróneas, ¿no han sido más negativas que positivas?

R: No creo que se deba hablar en esos términos: positivo, negativo. Había una necesidad urgente de compartir conocimientos, de saber qué estaba haciendo el compañero, que en un mundo globalizado, es también el compañero de Wuhan. ¿Cuándo hemos afrontado algo así en nuestra historia como médicos? Visto a toro pasado, se puede decir que era necesaria una revisión más estricta, pero esa reflexión hay que ponerla en el contexto de los días duros de la pandemia. Y creo que esto se puede aplicar a todas las decisiones.

P: ¿No genera ese vaivén del conocimiento una desconfianza en la sociedad?

R: Como sociedad, la Covid-19 nos ha enseñado que somos vulnerables. La sociedad occidental tiene el ensueño de la invulnerabilidad, pero no es real. Asistir a la generación de conocimientos que luego se desdicen más tarde es comprobar cómo funciona el método de ensayo y error. Opino que la sociedad ha asistido a una pandemia en la que ha visto que su personal sanitario –y con ello me refiero a todos los profesionales que integran el sistema sanitario-  ha hecho lo que se les ha pedido en cada momento. El sector sanitario ha actuado como un claro escudo de la pandemia. Y eso es un motivo de confianza.

“La sociedad occidental tiene el ensueño de la invulnerabilidad”

P: Ahora nuestro ensueño es la vacuna, pero sabemos por otros virus que no es tarea fácil. ¿Tendremos vacuna o, al menos, un tratamiento curativo?

R: Ojalá se desarrolle la vacuna. Mientras tanto hay que trabajar en cómo tratar mejor a los pacientes. Se nos ha “caído” la hidroxicloroquina y el lopinavir, seguimos con el método del ensayo y error que comentaba, y también tenemos ya un fármaco aprobado para la neumonía por Covid-19. Hay que disparar a todos los objetivos posibles. Tampoco podemos olvidar la importancia de educar a la población en la distancia social y las medidas de higiene. No nos podemos permitir una segunda oleada. Al menos, que no llegue por nuestra imprudencia.

P: Después del I Congreso Nacional sobre Covid19, ¿habrá un II Congreso?

R: El congreso nace con vocación de continuidad, de forma que, igual que este año la sociedad anfitriona es SEIMC (Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica), el Comité Organizador decidirá tras el congreso cuál será la sociedad que adopte ese papel el próximo año. Es un ejemplo de que podemos trabajar juntos y podemos mantener esa colaboración en el tiempo.

Julián Olalla es el coordinador del Comité Científico del primer congreso nacional sobre Covid-19, una cita pionera con vocación multidisciplinar, que busca poner en común lo que se ha aprendido en la pandemia. coronavirus Off Sonia Moreno Investigación Diario Médico Enfermería Correo Farmacéutico Off

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