Cristina Iglesias, jefa de sección de Reanimación del servicio de Anestesiología del HUCA, trasmite positividad y energía porque "si no es así estamos perdidos" y defiende con orgullo y pasión el papel de los anestesiólogos en el abordaje de la pandemia, donde han hecho valer su experiencia en el manejo del paciente crítico. Llama la atención sobre el hecho de que su hospital haya mantenido una actividad próxima al 60% y "seguimos operando porque nos hemos preparado para ello, con dos circuitos perfectamente diferenciamos". Destaca la profesionalidad y la afectividad dispensada al paciente covid, "que está muy solo, tiene mucho miedo, cuando le duermes piensa que puede morir y cuando despierta no sabe si está aquí o en el cielo". Y en esta segunda ola, tan complicada en Asturias, asegura que "sacaremos camas de debajo de las piedras" porque "todo paciente debe tener la oportunidad de vivir. Y ello implica disponer de una cama de críticos si la necesita". Iglesias, como otros tantos, forma parte del homenaje #Admirables que Diario Médico y Correo Farmacéutico hacen a los sanitarios que se han enfrentado a la pandemia en primera línea.
PREGUNTA: ¿Cómo se ha reconvertido el servicio de Anestesiología para contribuir al abordaje de la pandemia?
RESPUESTA: Esta segunda ola está siendo diferente a la primera. Hemos creado una unidad covid, con diez camas; a la vez hemos asumido la patología crítica aguda no covid del hospital, tanto enfermos médicos como quirúrgicos; hemos apoyado con personal humano a las UCIS médicas covid del servicio de cuidados intensivos y hemos continuado, y esto es también importante, con la actividad quirúrgica de pacientes no sólo urgentes, sino de aquellos que no pueden esperar, como tumores, operaciones de corazón, la gran cirugía vascular, traumas, fracturas, quemados y un largo etcétera para evitar el colapso hospitalario y evitar también que se pusiera en riesgo a los pacientes quirúrgicos no covid. Quizá esto no se conoce demasiado pero hemos logrado mantener una actividad muy próxima al 60 por ciento, que complementamos también con cirugía sin ingreso. Hemos asistido a los pacientes covid pero también ha sido y es empeño de este hospital seguir atendiendo a los pacientes no covid.
P: ¿Cómo está estructurado el servicio de Reanimación en el HUCA?
R: Tenemos una unidad de nivel 1, con 22 camas, de recuperación postanestésica; una unidad de nivel 2, con 8 camas para cuidados intermedios, y dos unidades de nivel 3, con 19 camas, para críticos quirúrgicos, que son pacientes con diferentes niveles de gravedad, donde atendemos complicaciones quirúrgicas o gran cirugía, para estancias siempre superiores a 24 horas, y cuya estancia puede prolongarse incluso semanas.
P: En las últimas semanas el hospital está haciendo un gran esfuerzo para habilitar nuevas camas de cuidados críticos, ante el agravamiento de la pandemia en el Principado, pero parece que nada es suficiente.
R: A pesar de que el HUCA partía al inicio de la pandemia de una buena dotación, con un servicio de intensivos con 64 camas, y las 19 camas de críticos de la unidad de cuidados postoperatorios pronto se vio la necesidad de crecer, y con gran esfuerzo se crearon 54 camas más de cuidados intensivos médicos, con 24 camas en la nueva UCI 8 y 30 camas más de críticos en el gimnasio de rehabilitación, la llamada UCI 9, donde trabajamos codo con codo especialistas de Anestesiologia, con intensivistas de adultos e intensivistas pediátricos. Se han sacado esas camas de la nada. Convertir un gimnasio en una UCI en diez días ha sido un reto de la ingeniería y se ha hecho. También ha sido relevante como han sido capaces de crecer otros hospitales de la comunidad de menor nivel para crear camas de intensivos. Nuestra principal limitación actualmente para activar más camas es la necesidad de personal de enfermería que por cierto es la clave del buen funcionamiento hospitalario y han sido un ejemplo de buen hacer en esta pandemia. Sin la enfermería no somos nada.
P: En el caso de Anestesiología han crecido readaptando la unidad.
R: Sí, en nuestro caso hemos crecido no haciendo obras, sino habilitando 26 camas más, readaptando la unidad de cirugía mayor ambulatoria y el hospital de día oftalmológico, reconvertidos para contar con 21 camas más de críticos y cinco de recuperación postanestésica. El resultado estructural en lo que se refiere al Servicio de Anestesiología son diez camas para pacientes covid y 65 para no covid, de las cuales están a pleno rendimiento 41, con la posibilidad de adaptar el resto en caso de necesidad y siempre que contemos con personal.
P: Esta segunda ola está siendo muy diferente a la primera en el HUCA.
R: El HUCA, insisto en ello, tiene un elevado número de camas de críticos, sumando las que hay en los distintos servicios y unidades. Parecía en marzo que iba a ser bastante pero la situación fue complicándose y llegó un momento en que tuvimos que dejar de operar. Así y todo durante el primer confinamiento total de la población entre marzo y abril en el plazo de un mes pasaron unos 600 pacientes por nuestras unidades, para operaciones y atención a paciente medico crítico. Y eso que solo hicimos urgencias y atendimos a pacientes no demorables. El enfermo además en aquel momento optó por refugiarse en casa, con lo cual disminuyó mucho el paciente médico y el politrauma. Ahora no. Seguimos operando. Esto está siendo posible porque desde que finalizó la primera ola nos hemos preparado. Hemos crecido de la nada en todos los espacios donde podemos. Se han comprado respiradores, camas, equipos de monitorización invasiva. Estamos apoyando al hospital en el abordaje del covid y, sobre todo, estamos sosteniendo al hospital en toda la parte no covid, que sigue estando ahí y necesitando respuesta. No podemos dejar de operar tumores, infartos, hemorragias o aneurismas, o tantas otras situaciones que no pueden esperar.
P: De hecho en esta segunda ola el hospital está intentando mantener los dos circuitos.
R: Sin duda. Seguimos operando y dando respuesta a los pacientes no covid. Hay que seguir operando y hacerlo cuanto antes porque hay situaciones que no pueden esperar o que pueden empeorar. Y esa gestión diaria de las camas es compleja. Tenemos todas las camas de críticos quirúrgicos ocupadas porque queremos seguir operando. Para ello necesitamos disponer de los dos circuitos en situación de seguridad absoluta perfectamente separados y diferenciados. En nuestro hospital hemos sido pioneros en la utilización de las PCR preoperatorias, que iniciamos ya en la primera ola de forma rutinaria para el paciente programado y urgente cuando en otros hospitales aún se cuestionaba qué hacer. Tenemos el lujo de trabajar en un hospital con uno de los servicios de Microbiologia más punteros del país.
P: Ha llamado la atención el número de intubaciones que ha sido necesario hacer.
R: La intubación es un procedimiento de rutina para un anestesiólogo, podemos hacer unas tres o cuatro al día, tanto de pacientes covid como no covid. La ventilación mecánica es nuestra rutina. Precisamente en el estudio de preanestesia que realizamos a los pacientes que van a ser operados se incluye la observación de la vía aérea para ver sus características en caso de que necesite ser intubado.
P: ¿Qué puede aportar el anestesiólogo en el abordaje al paciente covid?
R: Podemos aportar mucho porque, en primer lugar nuestra especialidad nos capacita para, además de anestesiar en un quirófano, trabajar en unidades de críticos quirúrgicos y médicos. La palabra Reanimación, aunque en España puede resultar confusa, nos da competencias en cuidados intensivos. La ventilación mecánica es uno de nuestro procedimientos de rutina y en estos pacientes el proceso ventilatorio es fundamental mientras el paciente se recupera de la enfermedad. Podemos colaborar en dispensar unos cuidados que si se prestan pronto consiguen muy buenos resultados. Además nosotros estamos acostumbrados a trabajar con distintos especialistas y el trabajo multidisciplinar es la base de la curación de estos enfermos. El enfermo crítico no nos asusta, el paciente postoperatorio es el paciente más crítico, que suma a su comorbilidad, una situación excepcional que es la propia cirugía porque la intervención quirúrgica produce inflamación y descompensa enfermedades. Además, la principal complicación del paciente quirúrgico después del sangrado son las neumonías. Nosotros somos expertos en distrés respiratorio, y esta enfermedad desgraciadamente cursa con distrés.
P: ¿Cómo han sido estos últimos ocho meses?
R: Han sido meses de mucho trabajo y, sobre todo, de trabajo en equipo. Ahora la situación ha cambiado, ya no hay aplausos, el ciudadano está agotado y desmotivado. Es necesario entender que los aplausos ya no serán para alguien en concreto, si no para un conjunto de profesionales que incluye toda la cadena, desde el administrativo que recepciona un paciente, pasando por operarios, mantenimiento, equipos de limpieza, celadores, técnicos, ingenieros, informáticos y, claro está, enfermería y equipos médicos de distintas especialidades. Todos juntos hemos hecho posible el milagro de la curación , eso es un hospital. Puedes hacer la mejor intervención del mundo o el mejor diagnóstico, ser el mejor cirujano o médico pero si al paciente no le aseguras una continuidad de los cuidados el fracaso está asegurado. Hay que olvidar los personalismos y trabajar en equipo
P: En una unidad de cuidados críticos lo vivido habrá sido particularmente duro.
R: Claro, hay que tener en cuenta que tenemos pacientes que quizá no ven a nadie de su familia en un mes. Por eso hemos hecho videoconferencias, les hemos dejado nuestros móviles para que puedan hablar con sus familiares, que son también los grandes perjudicados. A las familias les decimos, y es verdad, que el paciente no está sufriendo, que está durmiendo, sedado y tranquilo, y que no recordará nada. Son pacientes que en ocasiones cuando les desconectamos de la ventilación mecánica aún tienen traqueotomías, necesarias por el mal manejo de las secreciones y que les impiden hablar. En esta fase de la enfermedad el paciente está muy solo y no sabe si va a morir o no, que el médico, la enfermera o el auxiliar le ponga en contacto con la familia le da la vida, y el conjunto de todo eso se llama hospital. No sé puede imaginar la sociedad el cariño que hemos dado a los enfermos estos meses. Yo les cojo la mano, tienen covid, no Ébola. Con todas las noticias negativas a veces cuando ingresan en la UCI piensan que van a morir.
P: ¿Están viendo que están mejorando los resultados en las UCIs desde que empezó la pandemia?
R: La terapia que podemos dar en la UCI es lo suficientemente buena como para que, aunque estos pacientes están muy graves, ponerlos en situación de vida, si bien es verdad que algunos tienen otras muchas patologías añadidas y con esto como añadido todo resulta complicado. Es muy importante tener muchas camas de críticos y de intensivos e identificar precozmente a los que van a ir mal porque si los diagnosticamos precozmente e instauramos el tratamiento pronto vemos que responden. Y recalcar que a la UCI se va a curar. Cuanto antes vaya a intensivos el paciente, el que lo necesita, más oportunidades va a tener.
P: ¿Cómo llegan a la UCI los pacientes covid?
R: Llegan con mucho miedo. El enfermo quirúrgico en general no llega al hospital con miedo, llega con esperanza porque tiene ganas de operarse. Pero el enfermo covid llega atemorizado, es una enfermedad que puede afectar a todos los órganos, corazón, vasos, pulmones, cerebro…los pacientes se encuentran muy mal, con mucha fiebre, debilidad…y cuando el anestesiólogo o el intensivista le coge la mano y le explique "te voy a dormir", aunque digas "tranquilo", es lógico que piensen que igual no despiertan.
P: ¿Qué se dice a una persona que está muy grave y entra en la UCI con miedo antes de sedarle?
R: Les intentamos trasmitir tranquilidad, les explicamos que les vamos a poner un fármaco que les va a ayudar a estar más relajados, que es un sueño dulce, que les va a quitar el dolor y el malestar porque se encuentran muy mal, con mucha fiebre, incomodidad. Ese momento en el que están sometidos a una enfermedad que les deteriora mucho y se ven camino de una unidad de cuidados intensivos los coloca en una situación de vulnerabilidad extrema, tienen terror. Y cuando despiertan no saben si están aquí o en el cielo. En estas unidades tenemos que desarrollar afecto y cariño y si lo logramos y se lo trasmitimos el enfermo confía. Cuando despiertan es muy emocionante, yo les digo "venga chaval", aunque sea muy mayor, "esto ha sido un éxito, estás del otro lado", aunque aún tenga mucho camino por delante pero hay que trasmitir positividad. A veces, tras una intubación prolongada están afónicos aún y no pueden hablar pero esa sonrisina que nos regalan porque se ven vivos…es muy emocionante. Es importante trasmitir que las UCIS funcionan, que las reanimaciones dan resultados y que a los pacientes, aunque estén muy graves, los estamos sacando adelante. Tenemos mucha experiencia, muchas ganas y nos dejamos la piel para que estos enfermos vivan. En mi equipo somos muy positivos, y lo estamos dando todo, y sabemos que trabajamos en un hospital de 10. Y sacaremos camas de donde haga falta, de debajo de las piedras, pero todo paciente va a tener su cama de críticos si lo necesita y su quirófano. Que todo el mundo lo tenga por seguro.
P: ¿Cuál ha sido para usted el peor momento?
R: No puedo decir porque esto no ha acabado y tenemos que seguir trabajando a tope. Yo no puedo imaginar ni pensar que tenga algún día que negar una cama a alguien. Por eso quiero destacar el inmenso trabajo que se está haciendo para no llegar a ello, y para dar a cada paciente lo que necesite y durante el tiempo que lo necesite. En esta segunda ola nos están llegando todos los enfermos, los pacientes no están muriendo en las residencias, y se está tratando a todos y con todos los medios que hay a nuestra disposición. Todo el hospital se está volcando para que todo el mundo tenga derecho a vivir y ello incluye el derecho a una cama y una cama de críticos, si es necesario, sea en una UVI médica o quirúrgica.
P: ¿Cuál ha sido el aprendizaje más importante que le ha proporcionado la pandemia?
R: Lo más importante que he aprendido es que todos juntos somos muy fuertes, que el trabajo multidisciplinar es fundamental, y que hay que quitarse la negatividad.
P: No cabe duda que es usted una profesional con mucha energía y positividad
R: Yo soy optimista, llegará la vacuna, y hasta entonces tenemos tratamientos que, aunque no sean dirigidos, son efectivos, y si los administramos precozmente funcionan muy bien. Los internistas y los neumólogos lo están haciendo muy bien, y cuando el enfermo baja a la UCI viene a curar, no a morir. Es fundamental recalcarlo. Trasmitir positividad nos va ayudar a salir de esto. En esta pandemia es fundamental trabajar la parte humana y trasmitir seguridad y confianza en el sistema, si no estamos perdidos.
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