¿El intolerante a la lactosa nace o se hace? ¿Se puede dejar de ser intolerante a la lactosa ¿Retirar los lácteos es el único tratamiento efectivo? A estos interrogantes ha respondido Marta Goñi, experta del Departamento Científico de Cinfa, quien recuerda que lo habitual es nacer sin intolerancia a la lactosa. “Únicamente en el caso de déficit congénito de lactasa (alteración genética extremadamente rara presente desde el nacimiento) se manifiesta en bebés. Lo más frecuente es presentar deficiencia primaria de lactasa. Esta deficiencia es una condición ancestral de los humanos y de todos los mamíferos”.
La experta explica que en las sociedades que no consumen lácteos, “la producción de lactasa habitualmente desciende alrededor de un 90% durante los primeros cuatro años de vida, si bien esa regulación decreciente no necesariamente implica que aparezca una mala digestión de la lactosa ni una manifestación de la sintomatología. En cambio, en poblaciones en las que el consumo de leche y productos lácteos ha sido habitual durante años, se observa que se mantienen concentraciones suficientes de lactasa, que permiten mantener una correcta absorción de la lactosa”.
Eliminar los lácteos de la dieta de quienes tienen esta afección no siempre es el único tratamiento, puesto que, como apunta la portavoz de Cinfa, “todo dependerá del grado de intolerancia”. Así, en función de la sensibilidad, “habrá que excluir parcial o totalmente de la dieta los lácteos y productos que contengan lactosa”. Sin embargo, señala que existen productos sin lactosa, “que pueden hacer más llevadera esa supresión”.
Asimismo menciona los complementos nutricionales de lactasa, “que ayudan a digerir la lactosa cuando se acude a celebraciones o se come fuera de casa”.
Pero también hace una advertencia: “No dejar de tomar lácteos sin supervisión médica, ya que puede provocar una carencia de calcio y algunas vitaminas, proteínas y ácidos grasos indispensables sobre todo en las etapas de crecimiento”.
No al autodiagnóstico
Por tanto, antes de tomar cualquier medida es necesario contar con un diagnóstico, que no autodiagnóstico. “Se puede sospechar que una persona padece intolerancia a la lactosa mediante el reconocimiento de los síntomas y su relación con la toma de leche o derivados”. Entre ellos, los más comunes son dolor e hinchazón abdominal y diarrea.
“Son molestias que suelen estar presentes en otras patologías digestivas, como celiaquía, alergia a la proteína de la leche de vaca (APLV), enfermedad de Crohn, colitis ulcerosa o el síndrome del intestino irritable”, aclara Goñi.
E insiste en que, “como pacientes, es fundamental no autodiagnosticarnos, sino consultar al médico o farmacéutico ante la sospecha sintomática para descartar otros problemas digestivos y que se pueda confirmar el diagnóstico mediante las pruebas de absorción de lactosa, que deberán ser realizadas por un profesional especializado”.
En cuanto a la actuación del farmacéutico, Goñi afirma que debe estar atento a ciertos signos de alarma.
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En el caso de la población pediátrica, que el niño no crezca ni gane peso o si los síntomas que ya presentaba (diarrea, hinchazón abdominal…) empeoran o no mejoran a pesar del tratamiento con una dieta estricta sin lactosa. También si muestra nuevos síntomas, como fiebre, sangre en las deposiciones... “Si la respuesta a cualquiera de estas cuestiones es afirmativa, deberá recomendar que consulte a su médico para descartar otras patologías”.
Por otra parte, subraya que el farmacéutico puede realizar una serie de preguntas al paciente con sospecha de intolerancia a la lactosa: ¿qué síntomas digestivos presenta? ¿Cuándo se manifiestan? ¿Cuándo remiten? ¿La sintomatología empeora al consumir grandes cantidades de lácteos o productos con lactosa o aparece también tras tomar pequeñas cantidades? ¿Le ocurre al tomar todo tipo de lácteos o las molestias no aparecen o son menores al consumir solo los fermentados o curados? “En base a las respuestas, si los síntomas del paciente son los característicos de la intolerancia a la lactosa y se manifiestan entre treinta minutos y dos horas después de la ingesta de lácteos y desaparecen unas horas después, el farmacéutico podrá recomendar que pruebe a consumir productos sin lactosa y/o complementos nutricionales de lactasa para comprobar si los síntomas remiten. No obstante, lo recomendable siempre es que acuda al médico“.
Tome nota
- Además de en la leche, la lactosa puede estar en productos industriales (salchichas, patés, salsas...).
- Precaución con los azúcares y las grasas de la leche, el lactitol, el cuajo y el suero lácteo o en polvo.
- Los sin lactosa pueden hacer más llevadera la necesidad de excluir los lácteos de la dieta.
- Se debe añadir a la dieta habitual alimentos ricos en calcio, vitamina D, riboflavina y proteínas.
- Existen soluciones nutricionales con lactasa para facilitar la digestión de los intolerantes a la lactosa.
- Alrededor del 20% de los fármacos con receta y muchos de los de venta libre tienen lactosa.
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