Contra viento y marea el grupo Actuar Covid ha presentado su segundo informe sobre las residencias de la Comunidad de Madrid durante la pandemia, analizando el periodo de la segunda ola hasta el 10 de diciembre. ¿Cuál ha sido el número de fallecidos en esta segunda ola? ¿Por dónde entra el virus en estos centros?
El número real de residentes muertos por el coronavirus durante esa segunda ola es "un secreto bien guardado por la Consejería de Sanidad", apunta el informe y corrobora la epidemióloga Victoria Zunzunegui, portavoz del grupo de Actuar Covid, dedicado a las residencias.
Zunzunegui aclara que ante la ausencia de datos oficiales finales han realizado estimaciones sostenidas en la información que proporciona el portal de transparencia de la Comunidad de Madrid. "En el número de fallecidos en residencias que ofrecen los datos oficiales se excluye a los ancianos que mueren en hospitales al ser trasladados desde las residencias, porque en esta segunda ola sí ha habido derivaciones hospitalarias de residentes", aclara.
Datos de transparencia
En el periodo estimado, del 4 de septiembre al 4 de diciembre, el informe concluye que "se han observado 123 defunciones en residencias y se han estimado 1.433 defunciones en hospital de personas que residen en residencias de mayores de la comunidad de Madrid".
Estimamos, apunta la epidemióloga, que "sobre un total de 1.556 defunciones por la covid en estos tres meses de las personas mayores que habitaban en residencias, el 92% han fallecido en el hospital".
"Esta aproximación no dista excesivamente de la evidencia aportada por el Servicio de Geriatría del Hospital la Paz, quien nos informó que entre el 1 de agosto y el 23 de octubre habían fallecido por covid 17 personas en las residencias del área del hospital, de ellas 16 fallecieron en el hospital, es decir un 96%, y una en la residencia", apunta el informe.
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En este sentido, el documento del grupo de profesionales sanitarios que integran el Actuar Covid, recuerda que "la población de residentes en Madrid, aproximadamente 41.800 personas, es inferior al 3,5% de los mayores de 65 años y corresponde al 6 por mil del total de los 6,6 millones de personas que habitan en la Comunidad de Madrid. Esta población de menos del 6 por mil puede estar contribuyendo casi la mitad de la mortalidad, repitiendo lo que ocurrió en la primera ola de la pandemia".
Zunzunegui aclara que ya en el primer informe insistieron en que la vía de entrada principal del virus a estos centros era el personal laboral, "especialmente las mujeres, porque suelen ser personal femenino, el encargado del aseo de los residentes y, por tanto, con el contacto más íntimo. La explicación que está detrás de esta vía de entrada son la situación de precariedad de muchos de este personal laboral, que trabajan en más de un centro".
"Hay escasez de mano de obra y que en los turnos de noche hay casos en que una misma trabajadora atiende plantas con covid y plantas sin covid"
Los profesionales entrevistados para realizar este informe, relatan que "hay escasez de mano de obra y que en los turnos de noche hay casos en que una misma trabajadora atiende plantas con covid y plantas sin covid, incluso sin cambiar de EPI".
El grupo de trabajo que ha realizado este informe aconsejaban hacer pruebas de antígenos a todos los trabajadores de residencias con periodicidad semanal, y repetir estas pruebas dos veces por semana a aquellos profesionales que trabajan en más de un centro.
"Hay comunidades como Castilla y León donde se está haciendo este protocolos, pero la Comunidad de Madrid no los ha puesto en marcha. Creemos que son importantes para prevenir, porque sabemos que una vez que entra el virus en la residencia es más difícil controlarle, por eso la clave está en evitar que se introduzca en los centros", apunta la epidemióloga.
El tamaño de la residencia importa
El estudio también apuntan otra evidencia y es que "la frecuencia de brotes (definido como al menos un residente con PCR positiva el día 15 de octubre) aumenta con el tamaño de la residencia desde 9,6% en las residencias de menos de 50 plazas al 27,5% en las residencias de más de 200 plazas siguiendo una tendencia lineal".
Cuando las residencias son grandes, tienen mucho personal pero el personal suele ser insuficiente, está sometido a condiciones precarias de trabajo, carece de la formación o de los recursos materiales para la prevención adecuada de la infección por la covid y el virus tiene mayor probabilidad de penetrar en las residencias a través de las diarias entradas y salidas del personal y su trasiego entre residencias.
Los resultados sugieren que aquí en la Comunidad de Madrid ocurre como en otros lugares y que en las residencias pequeñas, estos factores son más susceptibles de modificación, particularmente en condiciones epidémicas.
El informe se hace eco de los resultados del estudio serológico llevado a cabo por la Consejería de Políticas Sociales de la Comunidad de Madrid, que explica cómo durante la primera ola más de la mitad (54%) de las residencias con menos de 50 plazas mantuvieron niveles de infección inferiores a 15%. Es decir, tuvieron niveles de infección similares a la población general, y esto ocurrió a pesar de la vulnerabilidad de la población de residentes con edades medias superiores a los 80 años, con muy escasa disponibilidad de equipos de protección individual y con pocas medidas preventivas. En cambio, menos de 8% de las macro-residencias lograron evitar la invasión del virus en la primera ola.
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