El 83º Congreso de la Sociedad Española de Patología Digestiva (SEPD), que se ha iniciado hoy en Valencia, reunirá a más de 1.000 especialistas nacionales e internacionales para abordar los principales temas y retos en la especialidad.
Uno de los más destacados es el cáncer colorrectal (CCR), el tumor maligno más frecuente en España y el segundo en tasa de mortalidad, solo superado por el cáncer de pulmón. La previsión de que en los próximos años se seguirán diagnosticando un gran número de casos por CCR y, por tanto, la mortalidad asociada a este tipo de tumor seguirá aumentando, es uno de los motivos que ha llevado a la SEPD a desarrollar el Libro Blanco sobre el Cribado Poblacional de Cáncer Colorrectal en España, que describe la situación actual de los programas poblacionales de cribado de cáncer colorrectal españoles, realiza un análisis estratégico sobre ellos y establece una serie de recomendaciones.
Los expertos presentes en la rueda de prensa de presentación del evento han incidido en que los programas son eficaces para mejorar la detección temprana del cáncer colorrectal y conseguir así reducir su elevada incidencia y mortalidad, pero también han destacado, entre otras acciones, la necesidad de ampliar la participación ciudadana en un mínimo de 20 puntos (del alrededor del "aceptable" 45% actual hasta el 65% "deseable") y elevar la edad de inclusión en los programas de los 69 actualmente a los 74 años, para que aún sean más efectivos. Todo ello reclama una mayor concienciación ciudadana sobre la importancia de esta labor y un esfuerzo para dar a conocer los programas y facilitar su acceso.
El texto, coordinado por Agustín Albillos, presidente de SEPD, en colaboración con Fernando Carballo y Javier Crespo, expresidentes de esta Sociedad, es fruto del trabajo de un total de 27 expertos de 11 perfiles profesionales (ocho especialistas en aparato digestivo, cuatro de atención primaria, dos de oncología, dos de cirugía general y digestiva y dos de salud pública, y un especialista de anatomía patológica, otro de análisis clínicos y otro de enfermería; además de tres gestores sanitarios, dos expertos en medios/periodistas y un representante de ciudadanos/pacientes).
Según Albillos, han sido "casi dos años de trabajo" y el análisis de casi 15 años de labor de los cribados poblacionales en nuestro país. Tras este desarrollo, las 15 recomendaciones extraídas se han resumido en un decálogo, que desgrana Carballo.
10 claves en el cribado
La primera se centra en "promover la coordinación nacional", ya que aunque en España existe "afortunadamente" un modelo basado en el Sistema Nacional de Salud y un mandato de la Estrategia en Cáncer, que hace que exista un programa único para todo el país desarrollado por las comunidades autónomas, la realidad es que esa coordinación nacional "existe en el diseño", pero en la práctica "es mejorable".
La segunda es uno de los elementos claves: la mejora en la participación en los programas. Según los datos conocidos, la participación global en 2019 era del 45,09% de las personas susceptibles de formar parte del programa, pero sería necesario alcanzar alrededor del 65%. El porcentaje actual es "aceptable", pero necesitamos alcanzar el mínimo "deseable", recordando que es un porcentaje que sí supera el otro gran cribado conocido, el de mama. Todos los participantes "se benefician" del programa y, por ello, "lo importante es que participe mucha más gente para que el beneficio sea aún mayor".
La tercera clave es "garantizar una financiación adecuada", en especial porque "no es uniforme en todos los programas". Según Carballo, todas las comunidades autónomas "tienen que identificar que realizar los programas no solo justifica el coste, sino que implica un ahorro a medio y largo plazo". Ello se debe a que "los casos que se diagnostican son menos avanzados y sus tratamientos, menos costosos". Además, el cribado también permite abordar lesiones precursoras neoplásicas, los adenomas, y a través de su eliminación se disminuye la incidencia, lo cual "implica un coste muy importante por desaparición de la enfermedad".
La cuarta recomendación se centra en reducir la variabilidad y las inequidades en el acceso y la participación, señalando que los hombres y las clases más desfavorecidas son quienes menos participan. En este contexto, Carballo ha resaltado otro aspecto clave: la ampliación del cribado de los 69 a los 74 años. Tras varias décadas de experiencia y conocimiento, se ha comprobado que ese tramo de población también se beneficia del cribado y, de hecho, "la propia Unión Europea" ha recomendado dicha ampliación. Por ello, Carballo se ha mostrado esperanzado de que se ponga en marcha "de forma inmediata".
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