Poder producir en laboratorio células madre hematopoyéticas, responsables de la generación y renovación de la sangre y del sistema inmunitario, puede abrir la puerta a nuevos tratamientos contra la leucemia y enfermedades de la sangre de origen genético. Esas células madre hematopoyéticas se podrían trasplantar al enfermo para que se convirtieran en nuevas células y, así, regenerar su sangre.
Hoy eso no es posible pero estudio publicado en Nature Communications, en el que han participado investigadores del Instituto de Investigación Contra la Leucemia Josep Carreras, del Instituto de Investigación del Hospital del Mar y del CIBER del Cáncer (CIBERONC), liderados por Anna Bigas, aporta un paso importante para poder llegar a producir este tipo de células en el laboratorio, evitando que se diferencien y se conviertan en otras células antes de tiempo.
El equipo de Bigas, según han informado el Instituto de Investigación Contra la Leucemia Josep Carreras y el Instituto de Investigación del Hospital del Mar, ha descrito el papel de la proteína IκBα en el proceso de diferenciación de las células madre hematopoyéticas. La IκBα está implicada en la regulación de la inflamación, pero también en la de genes relacionados con las células madre en tejidos.
Para comprobar su actividad en la sangre, se ha estudiado su papel a partir de embriones de ratón que se habían modificado para eliminar esta proteína. Esto permitió a los investigadores analizar cómo la ausencia de IκBα influía en la capacidad de las células madre hematopoyéticas de convertirse en células sanguíneas maduras o de mantenerse en su estado inicial.
El estudio ha demostrado que el número de células madre hematopoyéticas que se generan en estos embriones deficientes por IκBα es escaso, pero, a pesar de ello, estas células mantienen su potencial de célula madre y de convertirse en cualquier célula sanguínea. De hecho, los resultados demuestran que estas células tienen una gran capacidad de regeneración una vez activadas.
En el mismo estudio se ha profundizado en los mecanismos biológicos que explican este fenómeno y se ha visto que IκBα reduce los niveles de ácido retinoico, que es básico en inducir a las células un estado de quiescencia; es decir, que se mantienen inactivas y no se diferencian.
Al eliminar IκBα, los niveles de ácido retinoico aumentan y esto permite que las células ‘se duerman’ y así “estamos enriqueciendo una población de células que normalmente es muy escasa, pero que hace la función de célula madre más primitiva, la que está más conservada y perdura durante toda la vida”, explica Bigas.
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