La vitrificación o congelación de óvulos (ovocitos, oocitos), para que personas en edad reproductiva y con capacidad gestante preserven la fertilidad futura, ya sea por motivos médicos o por motivos sociales, es una técnica que va a más, según datos del Registro Nacional de Actividad 2021 (Registro SEF) del Ministerio de Sanidad. El número de oocitos almacenados a fecha de 31 de diciembre de 2021 fue de 371.626 en España.
En las clínicas de reproducción asistida cada vez se ve a más pacientes que vuelven a por los oocitos que congelaron cuando su fertilidad era óptima para ser madres cuando ya están en los cuarenta años de edad o después de haber superado una enfermedad y/o tratamientos que pueden afectar a la fertilidad, pero los almacenados y no utilizados se están acumulando.
En un debate organizado por la Fundación Vila Casas en Barcelona, Julio Herrero, jefe de Reproducción Asistida del Hospital Universitario Vall d’Hebron, y Dolors Manau, jefe de Reproducción Asistida del Hospital Clínic, los dos de Barcelona, han explicado que la Ley 14/2006, de 26 de mayo, sobre técnicas de reproducción humana asistida es una buena norma pero que, en lo tocante a los óvulos vitrificados, representa un problema porque impide a la mujer decidir en qué momento quiere destruir sus propios óvulos (son células germinales, no embriones), en el caso de que no opte por otras vías posibles: la donación con fines reproductivos o de investigación.
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