Ser farmacéutico no es nada fácil, pero es que si además por la noche uno hace las veces de miembro de la resistencia contra las tropas de Napoleón en 1809 la situación se complica. Esto es lo que le sucedía al farmacéutico Diego Busto Ibarra, que de día era el farmacéutico de Noia (Coruña) y de noche junto a otros héroes anónimos interceptaba envíos de oro y armas de los franceses. Las tropas de Napoleón no sabían por dónde le venían los ataques y lo que menos se esperaban es que fuera el farmacéutico del pueblo. Este valiente farmacéutico dio lugar a la saga de los Bustos, que tras ocho generaciones siguen regentando la farmacia en Noia, aunque ya no tienen que combatir a ningún invasor extranjero.
El actual titular y octava generación, Antonio Busto, destaca que la figura de este antepasado suyo aparece en el libro La guerra de la independencia en Galicia. También destaca que en la búsqueda de información de su familia en el pasado se ha ido encontrando más sorpresas de este tipo. “Yo consideraba a Diego Busto el fundador de la farmacia y la primera generación, pero encuentro un documento donde dice que su padre ya tenía una farmacia en 1700, aunque realmente seguimos diciendo que el origen fue Diego Busto y que la farmacia se puso en marcha 1750 ya que lo de su padre no tenemos la suficiente información oficial”, detalla Antonio Busto.
Es decir, desde 1750 siempre ha habido un varón con apellido Busto que ha regentado esta farmacia en Noia. La historia de esta familia de farmacéuticos no para de acumular anécdotas de lo más interesantes como la de cómo la farmacia pasa del abuelo de Antonio Busto a su nieto sin pasar por su padre.
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