La Sociedad Española de Neurocirugía presentará en unos meses los criterios que considera imprescindibles para que “un servicio de Neurocirugía se pueda llamar como tal”, en palabras de su presidente, Carlos Botella-Asunción, jefe del servicio de Neurocirugía del Hospital de la Fe (Valencia).
PREGUNTA. ¿Cuáles son las líneas estratégicas de la sociedad?
RESPUESTA. La principal es mantener y mejorar la atención especializada en Neurocirugía. El problema es que hay 17 sistemas sanitarios, cada uno con sus propias normas, y hay muchas desigualdades. Es necesario adecuar las plantillas y acabar con las listas de espera. La mejora de la asistencia comienza por el MIR y por eso la sociedad está trabajando en una lista de mínimos de recursos humanos, material, volumen y complejidad de casos para acreditar unidades docentes. Hay que tener en cuenta que un MIR puede escoger plaza en un centro donde no se hagan una serie de cosas y luego le mandan a estancias en otros hospitales, y eso debería reducirse al mínimo. En paralelo, la sociedad también está trabajando en un listado de equipamientos y recursos para que un servicio pueda llamarse como tal.
“A veces los equipos no son del hospital, sino que los cede una empresa a cambio de que compres su fungible. Eso en Alemania está prohibido”
¿Cuántos neurocirujanos debería haber en España?
La cifra sería 10 por cada millón de habitantes. Nosotros tenemos unos 700 asociados, y si somos 47 millones de españoles… Pero el número no es el problema, el problema es el envejecimiento de las plantillas y la calidad de la atención. Y yo entiendo por calidad que haya suficientes neurocirujanos haciendo guardias. En un servicio puedo tener 10 neurocirujanos, pero si la mitad están exentos de guardias por edad… La guardia es la espada de Damocles de nuestro servicio, porque tenemos la puerta abierta para todo, desde tumores a traumatismos, y a veces hay que cambiar el plan del día anterior porque surge una urgencia.
¿Y problemas tecnológicos? ¿Se ha notado la falta de renovación de equipos?
Neurocirugía es tecnología y no se puede hacer sin un equipamiento mínimo: microscopio, navegador, aspirador ultrasónico, etc. Obviamente no te vas a comprar un nuevo aparato cada año, pero a veces se funciona poniendo remiendos a equipos que se han quedado totalmente obsoletos. Es una especialidad muy cara y desgraciadamente no siempre todas las autonomías actúan por igual, y el problema afecta a los servicios más grandes, que suelen tener más de 50 años. A veces tienes equipos que no son del hospital, sino que te los cede una casa comercial a cambio de que consumas su fungible, que es de un solo uso, y con eso vas tirando. Ese tipo de apaños están bastante difundidos aquí, pero en Alemania está prohibido. La lista de requisitos para servicios y unidades docentes está muy avanzada; esperamos anunciarla para el congreso nacional de mayo.
¿Consideran que la carga asistencial es adecuada?
La mayor parte de los servicios de Neurocirugía son de los denominados antiguos: algunos tienen más de 50 años. Por tanto, el volumen de pacientes en seguimiento es enorme y de todo tipo. Por otra parte, la población ha envejecido y son muy frecuentes las patologías asociadas a la edad, como tumores cerebrales y patología vascular y sobre todo, degenerativa de raquis; prácticamente es el 80% de lo que se ve. Todo ello hace que haya una carga asistencial enorme que dificulta y a veces impide dedicarse a investigación o a docencia. En Estados Unidos, en muchos hospitales universitarios cada neurocirujano tiene un día a la semana para tareas de investigación y docencia. Si queremos mantener el nivel de calidad que ha caracterizado siempre a nuestra sanidad pública se debe tender a conseguir ese estatus. Es cierto que un hospital grande para el residente es mejor, porque puede operar más, pero también está la docencia teórica y esa es la que no tenemos tiempo para dar. Mire, para que se compense la fatiga como la de las guardias, la gente piensa que lo que motiva al médico es el dinero, y obviamente no hace daño, pero lo que quiere un médico es trabajar en condiciones, tener medios.
“Hemos pedido por activa y por pasiva a Sanidad que reduzca las plazas MIR, pero le interesa saturar el mercado de neurocirujanos”
Ahora que definitivamente se renuncia a la troncalidad, ¿cuál es el planteamiento para renovar el programa MIR?
Por fortuna se ha eliminado ese decreto, que hubiese generado ineficiencia en la formación MIR. En EEUU la residencia dura 7 años mientras que aquí son 5. De esos 7 años, uno se dedica íntegramente a la investigación, mientras aquí es algo marginal. Nosotros pediremos 6 años de MIR, uno de formación básica quirúrgica y neurológica y el sexto dedicado a la Neurocirugía pediátrica. Es algo que se minimiza y como consecuencia estamos formando cirujanos que conocen este tema superficialmente. Y a lo mejor en un hospital grande no pasa nada, pero en un hospital más pequeño, te tienes que encargar tú. También nos interesa desarrollar varias áreas de capacitación: cirugía del dolor, neurocirugía endovascular, radiocirugía, raquis, pediátrica, etc.
¿Cómo es la salida laboral?
Tenemos empleo precario y de escasa calidad; muchos MIR tienen que plantearse hacer un fellow para irse al extranjero o quedarse a cubrir bajas o, peor, contratos de guardias. Tiene que adecuarse el número de plazas de residente a las jubilaciones; no pueden salir 44 residentes de golpe todos los años. Con las jubilaciones de los próximos 5 años, el problema actual de falta de vacantes se va a ir resolviendo, pero 44 vacantes son las que te quedan un año, no todos. Se lo hemos dicho al Ministerio de Sanidad por activa y por pasiva, pero hace lo que le conviene, y lo que le conviene es saturar el mercado de neurocirujano, que no es que no puedan tener un empleo ya digno, sino que a lo mejor está limitado a la patología de raquis. Es cierto que las peticiones MIR pueden venir de los jefes de servicio, pero la última palabra la tiene el ministerio.
“Necesitamos un sistema de perfiles transparente, con un concurso de méritos y una entrevista con directores, jefes de servicio y sindicatos”
¿Cuál es la demanda para las autonomías?
Tenemos grandes expertos en ciertas áreas que se han jubilado o van a hacerlo pronto y es muy difícil sustituirles. No se puede improvisar, por ejemplo, un experto en cirugía de la epilepsia o de Parkinson en cuatro semanas. Pero hay autonomías, como la Comunidad Valenciana, en las que las contrataciones se basan en la bolsa de empleo y tienes que aceptar al que esté en los primeros puestos sin que sea posible seleccionar un candidato idóneo. No estoy en contra de la bolsa, pero para estos casos, el sistema debería orientarse hacia un sistema de perfiles transparente, con un concurso de méritos y una entrevista donde estén presentes directores, jefes de servicio y sindicatos. En un centro comarcal, todos los cirujanos hacen de todo, pero derivan a los hospitales de referencia todo lo complejo. En uno de tercer nivel, necesitas a los expertos, no a principiantes.
¿Cuál es la relación con los pacientes? ¿Algún aspecto a potenciar?
Fundamentalmente darnos más a conocer. La Neurocirugía sigue siendo una especialidad poco y mal conocida. Los neurocirujanos no sólo operan tumores cerebrales o enfermos de Parkinson. Muchos ciudadanos que desconocen que los neurocirujanos operamos patología raquídea o formamos parte de las unidades de radiocirugía, por poner un ejemplo. La radiocirugía es parte intrínseca de la Neurocirugía, y está incluida en el programa MIR, pero muchas unidades docentes se carece de experiencia y tampoco se realizan rotaciones externas en otras unidades que si disponen de é Las carencias afectan al conocimiento de la técnica y sus indicaciones. Por otra parte, la cirugía del raquis está compartida en este y otros países con la especialidad de Cirugía Ortopédica y Traumatología. Mientras la cirugía de las deformidades (escoliosis, cifosis, etc) suele estar a cargo de los traumatólogos, en muchos hospitales la atención a los traumatismos raquimedulares, la patología tumoral de raquis y la patología degenerativa de la columna vertebral corre a cargo de los neurocirujanos. En este sentido, nuestra opinión sería tendente a la creación de unidades mixtas de orto-neuro para el tratamiento integral de esta patología. También queremos participar más y subespecializarnos en Neurocirugía endovascular, cuya técnica sobre todo la desarrollan los neurorradiólogos, y en las unidades de dolor, hoy en día formadas casi de forma exclusiva por anestesiólogos y en las que debería existir la asistencia de la Neurocirugía como especialidad encargada del tratamiento quirúrgico del dolor.
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