Elena Élez, oncóloga médico del Hospital Universitario Vall D'Hebron, coordinadora de la seción SEOM+MIR y tutora de residentes, y Andrea Sesma, R4 del Hospital Clínico Universitario Lozano Blesa, de Zaragoza explican las características más destacables de la residencia en Oncología.
Perfil del oncólogo
Esta especialidad se caracteriza por la multidisciplinariedad. "Aglutina clínica, investigación y un parte muy importante de formación continuada", explica Elena Élez. Además, debe tener "gran humanidad, empatía, capacidad de escucha y de transmitir apoyo emocional, esperanza y honestidad a un paciente y a su familia", apunta Andrea Sesma. "Debe ser una persona dinámica, inquieta, perseverante, constante, con capacidad de lucha y afán por proporcionar los mejores cuidados a sus pacientes; ser flexible y con capacidad para desconectar de los problemas laborales".
Dificultad en la obtención de plaza
A la hora de analizar el grado de dificultad para poder optar a una plaza, Sesma señala que Oncología médica no es de las especialidades más demandadas ni de las primeras que agota sus plazas MIR. "Probablemente, porque es una de las especialidades más vocacionales y con una mayor implicación emocional", explica. Y es que, según explica la residente, esta especialidad "es exigente tanto mentalmente, por el impacto psicológico que en ocasiones supone, como en el estudio, pues está en constante cambio y requiere de una actualización continua".
Rotaciones
Se realizan una serie de rotaciones por distintos servicios externos pero vinculados a oncología que pueden variar un poco dependiendo de cada unidad docente, pero en general son Medicina Interna, Enfermedades Infecciosas, Hematología Clínica, Urgencias, Cuidados Paliativos y Oncología Radioterápica. Algunos centros hacen también rotaciones por Cuidados Intensivos, Anatomía Patológica o Genética.
"En el segundo periodo ya se pasa a las rotaciones específicas por especialidad: planta de hospitalización, asear de tumores específicos, unidad de ensayos clínicos y en algunos centros se puede considerar una rotación por un laboratorio traslacional o rotación externa", explica Élez.
Actividad del residente
La actividad del residente de desarrolla en el propio servicio de oncología médica, ya sea la unidad de hospitalización, consultas expertas o en el hospital de día. "Dado que es una especialidad cambiante y dinámica, es imprescindible el estudio y la formación continuada, el interés, la motivación y la curiosidad por la investigación. El residente debe involucrarse y adquirir un papel activo en el cuidado de sus enfermos", comenta Sesma.
Horario habitual
La jornada laboral, "habitualmente, es de 8.00 a 15.00 horas, aunque muchas veces puede prolongarse en función de cómo esté la planta de hospitalización, si hay pacientes oncológicos en urgencias…", explica Sesma. A esto, añade que hay que sumarle las guardias de 24 horas. "Habitualmente realizamos entre 4-5 guardias con uno o dos fines de semana al mes", afirma la residente.
Guardias
"Se realizan en el servicio de urgencias y las que le correspondan según la organización del propio hospital", explica Sesma. "En el caso de que el hospital disponga de guardias específicas de oncología médica, el residente deberá realizarlas a partir del 2º-3º año de residencia, en ocasiones con médico adjunto presencial y otras con localizado", añade.
Tipo de paciente
La mayoría de los pacientes tienen una gran complejidad clínica, por lo que "es fundamental una adecuada formación en medicina interna", dice Sesma. Además, "debe conocer el tratamiento del cáncer y sus efectos adversos, el control y alivio de los síntomas: dolor, disnea, caquexia.. así como el dominio de diferentes técnicas intervencionistas: punción lumbar, paracentesis, toracocentesis. Por otro lado, atendemos pacientes con importante sufrimiento psíquico y mental, que pueden llegar a sentirse solos y perdidos con falta de esperanza, y que requieren de un médico que les acompañe y les transmita una actitud de seguridad, honestidad y empatía. Son pacientes con una gran fortaleza y capacidad de lucha, que pocas veces se rinden y se quejan, son ellos quienes muchas veces te enseñan y te dan lecciones de vida", añade.
Carga emocional
Esta especialidad tiene una gran carga emocional por el tipo de pacientes que trata y la situaciones difíciles a las que se enfrentan, tanto los pacientes como las familias "que confían plenamente en ti, y con muchas expectativas depositadas en el oncólogo, por lo que adquirimos una gran responsabilidad".
Esta situación obliga al oncólogo a tener que dominar sus sentimientos aunque en ocasiones "es irremediable sufrir y llorar". La sensación de fracaso aparece en ocasiones cuando no todos los pacientes se curan. "Tenemos que tener en cuenta nuestras limitaciones y saber que aunque muchas veces no curamos, siempre podemos mejor la calidad de vida de nuestros pacientes, aliviarlos y acompañarlos en ese sufrimiento", confiesa.
Perspectivas laborales
El cáncer es la segunda causa de muerte a nivel mundial, lo que hace que los oncólogos sean necesarios. Según comenta Élez, la especialidad no sólo habilita a los residentes a ejercer como oncólogos clínicos. "Campos como la investigación clínica, traslacional, o la industria farmacéutica, son opciones que se pueden considerar tras completar la especialización", dice.
La crisis de la Covid-19 ha demostrado que la colaboración público-privada es posible. "Cuando se consideran las distintas opciones es importante valorar qué ofrecen las distintas organizaciones (investigación, asistencia,) para optar por distintos caminos. Así mismo, siempre hay que pensar que no hablamos de compartimentos estancos y que tenemos que ir construyendo nuestras carreras. No hay que cerrase puertas", dice Élez.
No existen subespecializaciones oficiales pero la complejidad del cáncer hace que los oncólogos médicos se dediquen a patologías concretas (tumores de tracto digestivo, mama, ginecológicos, torácicos).
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