Suena el teléfono. Una mujer descuelga y responde. Al otro lado de la línea está su médico, que le pregunta por su estado de salud, por su tratamiento y por cómo está pasando el confinamiento. Esta escena, tan reconocible ahora, se ha repetido infinidad de veces durante el estado de alarma por la Covid-19; tantas, que para muchos pacientes es ya la forma rutinaria de comunicarse con su doctor.
La búsqueda de una continuidad asistencial y de seguir dando atención al enfermo crónico en un entorno sanitario marcado por el coronavirus ha sido una máxima que ha unido aún más a sanitarios y a pacientes. Ahora, en vías de que la llamada nueva normalidad comience a afianzarse y con incertidumbre frente a posibles rebrotes en otoño, Serafín Romero, presidente de la Organización Médica Colegial (OMC), y Carina Escobar, presidenta de la Plataforma de Organizaciones de Pacientes (POP), analizan para este periódico cómo ha sido esta situación, cómo han vivido la gestión por parte de la Administración, qué carencias han percibido y qué creen que es necesario mejorar para evitar que se vuelvan a cometer los mismos errores.
Continuidad asistencial
Para esbozar cómo ha sido la realidad que se ha encontrado el paciente crónico durante la pandemia, la primera cuestión en la que ahondan ambos es en cómo ha sido la continuidad asistencial que han tenido estos enfermos durante el estado de alarma. “No nos podíamos ni imaginar la limitación que se iba a producir en la asistencia fuera del paciente con Covid-19”, apunta Romero, quien considera sorprendente y ejemplar el comportamiento que han tenido los crónicos al no poder asistir a citas médicas para realizar revisiones, pruebas o analíticas. “Se ha producido casi una anulación de esa asistencia presencial, con una gran responsabilidad y compromiso por parte del paciente”, destaca el presidente de la OMC.
Escobar también considera que el estado de alarma ha supuesto “un parón” en la asistencia normalizada que tienen los crónicos en cuanto a pruebas, revisiones y asistencia al hospital por diversas situaciones. Achaca esto a que no existe una estructuración de base entre los distintos niveles asistenciales, algo que una situación de necesidad como la vivida ha dejado entrever. “Esperamos que esto haya servido de lección y que se implanten medidas a corto plazo”, señala la presidenta de la POP.
Teleasistencia
Si bien ambos recriminan la paralización que ha sufrido la atención al crónico a partir de marzo, defienden que la asistencia telemática ha sido una gran aliada para dar continuidad a la asistencia de manera no presencial. “La utilización de las nuevas tecnologías [para hacer seguimiento de los pacientes y para consultas entre Primaria y el hospital] ha salido reforzada y ha sido de una utilidad tremenda”, explica Romero. Entiende que esta herramienta puede mejorar el control de determinados pacientes y ayudar a descongestionar la atención sanitaria. Sin embargo, pide que se haga una apuesta real para que llegue a todo el mundo y que se establezca un marco normativo que legisle la teleasistencia: “Tiene que regularizarse, para que así esta relación por vías telemáticas se pueda consolidar con todas las garantías que debe tener un acto médico: confidencialidad, seguridad, consentimiento, etc.”. A esto, añade que una verdadera implantación de la asistencia telemática va a suponer una mayor demanda de recursos humanos, ya que “requiere tiempo y profesionales que conozcan bien al paciente”.
Sobre esta cuestión, la presidenta de la POP asegura que, en una situación de miedo como la vivida, “a los pacientes les ha gustado que su médico les llame personalmente”, ya que les ha ayudado a resolver dudas, revisar medicaciones y marcar planes de cuidados durante el estado de alarma. “Aunque no sustituye a lo presencial, esperamos que la teleasistencia haya llegado para quedarse”, apunta Escobar.
Dentro de este asunto, un punto que ambos comparten es la necesidad de que esta herramienta permita acceder a la historia clínica y a todos los datos necesarios para garantizar una asistencia similar a la de una consulta cara a cara.
Gestión de la crisis
Al referirse a cómo ha sido la gestión de la crisis por parte de la Administración sanitaria, los dos coinciden en la falta de previsión y medios que ha habido y en cómo se han percibido carencias sustanciales. “La mala gestión sanitaria, la no inversión en Sanidad y dejar la investigación de lado tiene un impacto económico importante y revierte en toda la sociedad; y eso es un aprendizaje importante de esta crisis”, asegura Escobar, quien apunta que la labor realizada en el terreno político ha sido muy mejorable. Entre las grandes deficiencias, destaca la ausencia de equipos de protección, no solo para los sanitarios sino también para los pacientes, y especialmente para los crónicos.
Romero, por su parte, también se muestra crítico: “Ha habido grandes lagunas en el entorno de la gestión, muchas”. A su juicio, el mando único adoptado por Sanidad en el Estado de Alarma no ha terminado de materializarse, ya que se partía de una situación de base de “17 dispositivos asistenciales que están totalmente transferidos”. Eso ha hecho que, pese al intento de centralización del ministerio, la asistencia haya dependido de cada región y del impacto de la Covid-19 en cada una de ellas. “No podemos dar una nota positiva a la gestión. Esto no estaba previsto y ha habido momentos en los que nos ha saltado por encima”, destaca el presidente de la OMC.
Cambios necesarios
Si algo esperan médicos y pacientes es que de estos meses de pandemia salgan muchas lecciones aprendidas que permitan correcciones para el futuro. Para Romero, los principales cambios se centran en cuatro bloques. El primero es la “deuda” que se ha contraído con el sistema de salud y con los profesionales sanitarios por la respuesta que han tenido frente al virus. De ahí que considere crucial que se realice una inversión que permita reformas que den garantías: “Hace falta una inversión que permita planificar. El sistema sanitario no necesita solo que haya un dinero para las comunidades autónomas para pagar lo gastado, ni para comenzar a hacer ahora lo que se ha dejado de hacer; nuestro sistema necesita dinero ya para plantearnos cambios estructurales importantes”.
En segundo lugar, habla de los recursos humanos del sistema, su principal pilar, que cuentan con un “alto grado de precariedad”. Por ello pide que se afiancen las plantillas, se les reconozcan sus competencias, se revisen las retribuciones, se potencie el desarrollo profesional y se apueste por el gobierno clínico. “Estamos en una buen momento para despolitizar la gestión de lo sanitario”.
Como tercer eje de cambio, Romero pide que el Ministerio de Sanidad tenga un mayor peso en cuestiones en las que “debe actuar como eje central”. Se refiere a las políticas de Salud Pública, las compras centralizadas, y las políticas farmacéuticas y de recursos humanos. Todas estas cuestiones, a su juicio, “deben ser comunes”.
Romero: “El sistema sanitario no necesita dinero solo para pagar lo gastado, sino para poder plantear cambios estructurales”
Por último, solicita que haya una “gran apuesta” en el terreno de la Salud Pública, ya que la “pandemia ha dejado ver nuestras vergüenzas”. Y añade: “Hemos conseguido tener una tecnología puntera, una investigación puntera, unos trasplantes que son referentes; pero la pandemia nos ha cogido sin mascarillas, sin materiales de protección y sin entornos que pudieran servir de barrera. Esta catástrofe nos ha pillado sin ninguna previsión. No estábamos preparados”.
Escobar, por su parte, pide que, en lo que respecta a Salud Pública, se pongan sobre la mesa las lecciones aprendidas en los momentos más duros de la pandemia, para que así puedan conocerlas los pacientes y saber cómo actuar en el futuro. Además, lanza una reivindicación: los pacientes deben tener presencia en los ámbitos de gobernanza. “Lo que no puede pasar es que estemos en la sombra, que seamos útiles para asumir todas las medidas que se tomen, pero no para participar en las decisiones que tienen que ver con nuestra salud. Queremos una participación efectiva”.
Profesionales
Al analizar la labor que han desarrollado los profesionales sanitarios, ambos se suman al aplauso generalizado que han recibido por parte de la sociedad por su actuación durante la pandemia. “Han realizado una labor fundamental. Ha sido increíble cómo los hospitales se han reformulado para dar servicio”, señala Escobar.
De hecho, uno de los aspectos que más valora es que en esa reestructuración ha habido propuestas “de abajo a arriba”, en las que “los gestores han seguido a los profesionales” y en las que se ha producido “un aprendizaje multidisciplinar, en el que cada uno ha sacado lo mejor” de sí mismo. “Igual la ciudadanía lo ha descubierto ahora, cuando se han acercado más a lo que es no tener salud; pero nosotros tenemos muy claro el gran valor que tienen nuestros profesionales sanitarios”, añade la representante de los pacientes.
Sobre ésto, Romero expresa abiertamente el “orgullo” que siente por el comportamiento que ha tenido el colectivo al que representa. Aplaude que, en momentos de “desborde”, los sanitarios han mostrado “una actuación de magnífico buen gobierno”, en la que se han reestructurado equipos humanos, se han adaptado espacios y se han asumido funciones según las necesidades asistenciales.
Sin embargo, hace hincapié en que esta labor tan aplaudida no puede ahora dar un giro de 180º, ya que se están empezando a cuestionar determinadas actuaciones y decisiones en la priorización de pacientes. “Hay temor de que pasemos de los aplausos a la pena de banquillo. No podemos olvidar que hemos trabajado con un tsunami encima y en unas condiciones muy complicadas”. Afirma que, en algunos centros, la actividad asistencial se ha multiplicado por ocho y que hay profesionales que han trabajado en jornada continua durante días. Además, recalca que ha sido esa actuación profesional, que busca “hacer todo lo posible” y “no dejar detrás a nadie”, lo que ha permitido que estos meses de pandemia no se hayan saldado con peores consecuencias.
Escobar: “No podemos estar en la sombra. Queremos participación en la toma de decisiones que tienen que ver con nuestra salud”
Romero lamenta también que se hayan dado tantos casos de sanitarios que se han visto faltos de equipos de protección -“Hay compañeros que los han tenido que improvisar”, asegura-, lo que se ha traducido, en España, en más de 50.000 profesionales infectados y en que más de medio centenar hayan fallecido.
Pacientes
En cuanto a la actuación de los pacientes durante la pandemia, Romero defiende que “han hecho un sacrificio muy importante” y pide que se cuente con ellos, tanto en la futura reconstrucción del sistema social y sanitario, como a la hora de llevar a cabo la implantación normativa de la teleasistencia. “Se lleva mucho tiempo diciendo que el paciente debe estar como eje del sistema, pero esto al final se queda en palabras [...]. Reconstruir el sistema sanitario sin ellos sería un error, porque son los que tienen la certeza y la percepción de la realidad”, explica el presidente de la OMC.
Al referirse al colectivo que representa, Escobar destaca cómo los pacientes se han esforzado para adaptarse a esta situación, a la espera de que se vuelva a una normalidad y de que se conozcan las consecuencias reales que la pandemia ha tenido en la cronicidad. “De ahí que tengamos que estar en los sitios donde se toman las decisiones: porque si no tenemos voz, no se podrán conocer nuestras necesidades”.
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