Pilar Lalueza Broto, farmacéutica adjunta del Servicio de Farmacia del Área de Traumatología y Rehabilitación del Hospital Universitario Valle d’Hebron, ha visto cómo su hospital se transformaba con los días en un centro exclusivo para Covid-19. "Nos ha obligado a tomar decisiones rápidas para adaptarnos a nuestros compañeros sanitarios y poder a ofrecer la mejor atención farmacéutica tanto en aspectos de seguridad como de eficacia".
Para poder llevar a cabo esa adaptación, tuvieron que crear circuitos de seguridad para evitar la contaminación cruzada del personal de farmacia. "Todo esto unido al cambio continuado y rápido de los protocolos de atención de estos pacientes y al desabastecimiento de ciertos medicamentos de atención a pacientes críticos ha contribuido a generar una situación sin precedentes".
Reconoce que aunque en su equipo hay personas especializadas en cirugía ortopédica, paciente crítico traumatológico y quemados, durante esta pandemia han perdido la subespecialización y asumido "un perfil de paciente diferente e integrarlo a nuestros pacientes del área".
En el ámbito personal, confiesa que "ha sido muy duro" porque han visto cómo enfermaban otros compañero, a lo que había que sumar la "propia angustia", pero todo ha coexistido con un ambiente de gran compañerismo. "Ha sido una experiencia dura pero con el tiempo se transformará en algo enriquecedor".
Pilar Lalueza Broto, farmacéutica adjunta del Servicio de Farmacia del Área de Traumatología y Rehabilitación del Hospital Universitario Valle d’Hebron, asegura que han tenido que asumir "un perfil de paciente diferente". Off Redacción Off
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