La pandemia provocada por la Covid-19 ha llevado al límite a los servicios de salud en España, que han tenido que reinventarse para atender las demandas de una población que no podía acercarse a centros de salud y hospitales por el riesgo de contagio.
Como consecuencia, los medios de asistencia remota y teleasistencia han tenido un desarrollo sin parangón en los últimos tres meses, en los que profesionales sanitarios y pacientes han abrazado la tecnología como herramienta fundamental de un nuevo concepto de atención sanitaria.
En este contexto se enmarcó el observatorio online Futuro de la asistencia sanitaria remota y teleasistencia, organizado por Diario Médico e Iecisa, representante de los servicios profesionales de Apple en España y un referente de la aplicación tecnológica en el ámbito de la medicina como demuestra su plataforma de telemonitorización basada en Apple (Revita), sus proyectos de inteligencia artificial y de innovación, o sus herramientas de estrategia de salud digital con soluciones tecnológicas para el paciente y para el profesional.
En el debate participaron María Ángeles Cisneros, directora General de Infraestructuras y Tecnologías de la Información en la Consejería de Sanidad de Castilla y León; Ángel Blanco, CIO de Quirónsalud; Alejandro Jiménez, responsable de proyectos tecnológicos del Grupo HLA; Domingo Marzal, director de Innovación Médica de Sanitas; Julio Llorca, director de desarrollo de salud digital de DKV, y Miguel Ángel Montero y Adrián Gómez, director comercial y director de Línea de negocio, respectivamente, de Iecisa.
‘Disparador’
Aunque, como explicó Ángel Blanco, la transformación digital del sector médico era una tendencia “que ya venía de antes”, lo cierto es que, como añadió Cisneros, la pandemia ha supuesto “un avance extraordinario” en la materia.
La prueba son las más de 750.000 consultas online atendidas por QuirónSalud durante los meses de Estado de Alarma con picos del 70% de la actividad del grupo enfocada en el entorno online; unas cifras muy similares a las manejadas por los otros ponentes.
“Sin duda esta pandemia ha sido el disparador y un test de estrés para las herramientas de salud digital”, concedió por su parte Domingo Marzal. Una opinión que compartió Miguel Ángel Montero, para quien esta situación extraordinaria ha demostrado que los pacientes “son capaces de activarse” si desde las empresas e instituciones vinculadas a la salud se les dan las herramientas para ello: “El coronavirus nos ha obligado a prestar servicios de otra manera y eso vamos a tener que hacerlo en connivencia con el paciente, que se va a tener que corresponsabilizar de lo que hacemos”.
Para Julio Lorca esto demuestra que la implementación de la tecnología “es una cuestión más de personas que de la propia tecnología”.
Alejandro Jiménez, en ese sentido, explicó que las nuevas tecnologías “pueden ser un complemento para el autocuidado y para el seguimiento de los pacientes, al ahorrar tiempo al ciudadano y coste a las organizaciones”, pero señaló que el objetivo de esta implantación “es a largo plazo y va a costar por la cultura tecnológica de la población”.
Se trata de un aspecto en el que Adrián Gómez añadió a los profesionales de la salud, que en su opinión “también tienen que entender que este cambio ha venido para quedarse y deben ser copartícipes de esta transformación digital”.
Innovación invisible
Profesionales sanitarios y pacientes, como ciudadanos de a pie, abrazan con facilidad la tecnología. Sin embargo, esa adopción no siempre se da con la misma facilidad en el ámbito de la salud.
Marzal puso como ejemplo los circuitos de actividad del Apple Watch, “que han tenido más impacto en el cuidado de la salud de las personas que todos los discursos que hemos soltado los médicos a lo largo de la historia de la medicina”.
Al respecto, puso en liza el concepto de “innovación invisible”, es decir, avances tecnológicos que se aplican con sencillez en el día a día de médicos y pacientes: “Si al profesional lo metemos en el camino de la innovación y se lo hacemos invisible y fácil no vamos a encontrar barreras. Y lo mismo en el caso de los pacientes”.
Su opinión la compartió Adrián Gómez, para quien todas las innovaciones tecnológicas que faciliten el trabajo del médico y que no le supongan una carga extra de trabajo “se van a instaurar con facilidad” en el día a día de la atención médica.
Una sencillez a la que también aludió por último Blanco, quien señaló que muchas veces se focaliza toda la atención “en las grandes innovaciones, en las grandes tecnologías y en las grandes máquinas, cuando en el día a día habría cientos de miles de personas que podrían verse beneficiadas con planteamientos tremendamente sencillos”.
Más allá de la vídeoconsulta
La videoconsulta médica ha sido uno de los productos estrella en esta transformación digital que el sector salud ha vivido durante el Estado de Alarma y el consiguiente confinamiento. Sin embargo, todos los expertos coincidieron en señalar que esta herramienta no se puede usar “sin ton ni son” porque, como añadió Mª Ángeles Cisneros, eso sería caer en el error de “trasladar el modelo analógico al mundo digital”.
En ese sentido, Ángel Blanco explicó que la pandemia ha obligado a los profesionales a trabajar “sin sincronización”, es decir, sin estar cara a cara ante el paciente, lo que en su opinión ha demostrado que muchos de los servicios que se prestan en el ámbito de la salud “no precisan de una cita médica”, sino que se podrían solucionar por canales telemáticos de comunicación.
Domingo Marzal añadió que el siguiente nivel de esta transformación digital debe ir “mucho más allá” de la videoconsulta, que para el experto no deja de ser “una pequeña parte” de aquello que imagina como el futuro de la medicina digital. Al respecto, Miguel Ángel Montero apostó por la incorporación de procedimientos que permitan al paciente ser protagonista: “La tecnología tiene unas posibilidades muy grandes en la adaptación y la personalización del seguimiento del paciente”.
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