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martes, 7 de julio de 2020

Ministerio y CCAA suspenden en gestión de la Covid, según los profesionales

Profesión
franciscogoiri
Mar, 07/07/2020 - 10:36

La respuesta del Sistema Nacional de Salud (SNS) a la crisis provocada por la Covid-19 ha sido "notablemente inadecuada y fragmentada"; el enfoque del sistema ha sido básicamente hospitalocentrista, en lugar de centrarse en la salud pública y la atención comunitaria; ha habido "falta de previsión" y ausencia de coordinación entre niveles asistenciales; los profesionales se han sentido desprotegidos y al margen de la gestión del sistema, y la respuesta de las administraciones (tanto del Ministerio de Sanidad como de las diferentes autonomías) no llega -ni de lejos- al aprobado.

Éste es el panorama general de la respuesta que el SNS ha dado a la pandemia de la Covid-19, según el informe "Los Profesionales Sanitarios Frente a la Covid-19", elaborado por la Fundación Instituto para la Mejora de la Asistencia Sanitaria (IMAS), en colaboración con varias sociedades científicas y entidades profesionales, y en base a los resultados de una encuesta a la que han respondido 2.495 profesionales sanitarios de toda España (el 71% de ellos, médicos).

Los resultados de la encuesta ponen de manifiesto, según Francisco Javier Elola, director de la Fundación, "una evidente falta de previsión", que se traduce en "deficiencias clave" como la ausencia de un plan de contingencia para hacer frente a la pandemia y la falta -sobre todo inicial- de recursos diagnósticos (para la población en general y para los profesionales en particular) y de equipos de protección (EPI) para los sanitarios. Y las respuestas de los casi 2.500 profesionales participantes lo avalan: el 86% de los encuestados desconocía la existencia de un plan de contingencia contra pandemias en su centro sanitario; el 31% no dispuso de EPIs suficientes cuando los necesitó, y del 69% restante, más de la mitad (54%) lo dispuso después de las dos semanas que siguieron a la declaración del estado de alarma; es decir, en el momento álgido de la pandemia.

El resultado de tanta falta de previsión fue, según Carlos Macaya, presidente de la Fundación IMAS y jefe de Cardiología del Hospital Clínico San Carlos, la "altísima tasa de contagio entre los profesionales", que la encuesta (elaborada entre el 23 de abril y el 31 de mayo) cifra en un 16,4% del total de sanitarios, alcanzando el 26% entre las enfermeras que trabajaban en contacto directo con pacientes afectados por la Covid.

De estos porcentajes se desprende una de las propuestas más concretas que el informe de IMAS pone sobre la mesa de políticos y gestores sanitarios: la urgente necesidad de desarrollar "un estrategia nacional para proteger la salud de los profesionales sanitarios", y no sólo nominal o voluntarista, sino "dotada de recursos económicos para poder cumplir sus objetivos".

Y la sorpresa es sólo relativa, porque, como recuerda el propio Elola, "desde diferentes organizaciones y agrupaciones profesionales llevábamos tiempo denunciando preocupantes indicios de una falta de coordinación que ahora, cuando el sistema se ha visto sometido a una prueba de esfuerzo de tamaña envergadura, se han hecho muy evidentes". Como muestra, sólo un botón..., pero muy significativo: "La forma en que han funcionado los sistemas de información y coordinación entre las distintas administraciones para el intercambio y tratamiento de los datos relativos a la pandemia ha dejado mucho que desear, por intentar ser lo más diplomático posible", apunta el director de la Fundación.

Todos suspensos

Y ante tanta falta de previsión, la vista de los profesionales se vuelve inevitablemente hacia los responsables directos de la gestión de la crisis, las administraciones, y aquí no sale bien parada ninguna. Las consejerías de Sanidad de las 17 comunidades autónomas sacan una nota media de 4,3 (sobre 10) por parte de sus respectivos profesionales, con oscilaciones significativas que sitúan al Principado de Asturias como la mejor valorada (casi un 6) y a Castilla-La Mancha como la peor (ver gráfico). El 81% de las respuestas consideraba, no obstante, que su comunidad había respondido con retraso.

La valoración promedio que los sanitarios le dan al Ministerio de Sanidad es aún más baja: el departamento de Salvador Illa obtiene una nota media de 3,6, y el 92% de los encuestados considera que ha actuado con retraso.

Por grupos profesionales, el análisis y valoración de la respuesta que las administraciones han dado ante la pandemia muestra también algunas diferencias: en general, los médicos son los que peor puntúan al ministerio, mientras que para el colectivo de Enfermería es su comunidad la que sale peor parada. El informe matiza que este resultado "puede estar influido por el gran peso que tienen dentro de la muestra los enfermeros en la Comunidad de Madrid", la autonomía más afectada por la pandemia.

Elola destaca que "cuanto más alejada está del profesional la organización o estructura por la que se pregunta" peor es la valoración que ésta recibe. Así, el 3,6 del ministerio y el 4,3 que obtienen de media los 17 servicios de salud se elevan hasta un 5,5 en el caso de las direcciones y gerencias hospitalarias, y llegan hasta el 6,1 cuando los profesionales valoran la gestión de sus respectivos servicios hospitalarios. Y ello, según el director de la Fundación, está en relación directa con "lo mejor valorado" por parte de los sanitarios: "la actuación individual de los propios profesionales y su capacidad de autogestionarse".

Estrategia 'post-Covid'

Desprotegidos, desabastecidos y al margen de una gestión que, en teoría, debería tenerles en cuenta, el resultado final es que los profesionales -según las conclusiones del informe- "han dado muestras de una relevante desafección respecto de los niveles de gestión política, incluyendo también a los equipos de gestión de los centros, que son vistos en numerosas ocasiones como ins- trumentados políticamente". ¿La receta para paliar ese alejamiento? También la da IMAS: "Reformar los sistemas de gobierno del SNS a todos los niveles, incluyendo los mecanismos de cohesión" y -cómo no- despolitizar el sistema, profesionalizar la gestión y "basar la toma de decisiones en política sanitaria en la mejor evidencia científica disponible".

¿Y la respuesta del sistema ante posibles rebrotes? Macaya y Elola coinciden en que, de haberlos, serán más "controlables" y el sistema estará mejor preparado para afrontarlos, entre otras cosas -apunta Elola- "porque el SNS ha aprendido que la respuesta no puede ser tanto centrada en el hospital como de salud pública y atención comunitaria", y también porque los ciudadanos, "salvo excepciones aisladas, han aprendido que la responsabilidad individual sobre su propia salud es vital".

Off Off

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