Políticos, portavoces de distintos gobiernos y directivos del sector farmacéutico han estado vaticinando la llegada de una eventual vacuna frente a la Covid-19 para finales de este año, pero el CEO de la multinacional estadounidense Merck, Kenneth Frazier, duda de que esto sea posible, y su compañía tiene experiencia suficiente en el campo de las vacunas como para conocer los obstáculos que hay por delante. Según Frazier, aquellos que prometen la llegada de vacunas en ese plazo podrían estar perjudicando la lucha global contra la pandemia.
En una entrevista entre el directivo de Merck y Tsedal Neeley, profesor del Harvard Business School, publicada por Fierce Pharma, Frazier señala que todos esos portavoces están causando un “grave perjuicio” a la sociedad anticipando la potencial llegada de vacunas antes de que acabe 2020. Hay enormes obstáculos científicos y logísticos para lograr un hito así, ha señalado.
“Lo que más me preocupa es que el público está tan necesitado y desesperado por volver a la normalidad que nos están presionando para que avancemos más y más rápido”, ha afirmado. “En última instancia, si vas a utilizar una vacuna en miles de millones de personas, más vale que sepas lo que esa vacuna va a hacer”.
Desde el punto de vista científico, Frazier apunta al hecho de que en condiciones normales se necesitan varios años para desarrollar vacunas. Merck consiguió la aprobación para su vacuna frente a la parotiditis tras cuatro años de I+D, un tiempo récord, y necesitó cinco años y medio para lograr la aprobación de su vacuna frente al Ébola.
En los últimos 25 años, la industria farmacéutica mundial ha desarrollado siete vacunas “verdaderamente nuevas”, recuerda Frazier, y Merck ha sido la responsable de cuatro de éstas. Los científicos llevan trabajando en una vacuna frente al HIV desde hace décadas sin éxito, añade.
“Ensalzar la posibilidad de obtener vacunas a corto plazo, hace que el público ignore medidas de sentido común para frenar la dispersión de la Covid-19, como usar mascarillas”, afirma.
Y más allá de los obstáculos científicos, la fabricación y distribución son un reto aún mayor, en su opinión.
Cuando Merck esté lista para lanzar su vacuna, la compañía se ha comprometido a que ésta tenga un acceso “amplio, equitativo y asequible” apunta Frazier, lo que supone que, “donde quiera que estés en cualquier país del mundo, deberías tener acceso a esta vacuna”.
Ultranacionalismos
Ha citado una “era de ultra nacionalismos" como un obstáculo para su lanzamiento, argumentando que los países están más interesados en garantizarse sus propios suministros que en priorizar el acceso a las vacunas para quienes más las necesiten en todo el mundo.
La compañía con sede en New Jersey comenzó oficialmente su investigación en vacunas y tratamientos frente a la Covid-19 el pasado mes de mayo, meses después de que algunos de sus competidores hubieran puesto en marcha sus propios programas en solitario o en alianzas. En esta cruzada por desarrollar una vacuna frente al virus, Merck se ha aliado con el grupo de investigación sin ánimo de lucro IAVI en un candidato preclínico a vacuna basada en la misma plataforma que Merck empleó para su vacuna del Ébola. La compañía también ha comprador la biotecnológica Themis para acceder a la potencial vacuna frente a la Covid-19 que está desarrollando con el Instituto Pasteur.
Otros proyectos
Ambos programas están en fases preclínicas, mientras que algunos competidores de Merck se están preparando para comenzar la fase 3. Pfizer, AstraZeneca, Johnson & Johnson y Moderna están entre las más avanzadas en la carrera. Esta última, además, acaba de alcanzar un acuerdo con la compañía española Rovi, para la fabricación fuera de Estados Unidos del llenado y acabado de su vacuna candidata para la Covid-19. También en España, otros esfuerzos de cara a la obtención y producción de una vacuna frente al virus, son los que protagonizan Biofabri, que trabaja en la vacuna española contra la tuberculosis y su potencialidad frente a otros patógenos, y Algenex, que desarrolla una tecnología a partir de crisálidas de lepidóptero que le permitirá producir antígenos para formular más de 50 millones de dosis vacunales al año, y
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