Hoy no se conciben un servicio de urgencias, una UVI móvil o un puesto de primeros auxilios sin un ambú; esto es, sin un balón de reanimación autoinflable que permita proporcionar temporalmente ventilación manual con presión positiva a un paciente inconsciente, en parada cardiorrespiratoria o que no respire bien. En inglés podemos encontrarlo como bag valve mask, BVM resuscitator, manual resuscitator o self-inflating bag, entre otros nombres; en español también, claro, hay quienes lo llaman respirador manual o balón de reanimación, pero la mayoría decimos simplemente ambú. ¿Se han preguntado alguna vez por qué?
Lo primero es viajar en el espacio hasta Dinamarca, y en el tiempo hasta 1956, fecha de fabricación del primer ambú de la historia. Su artífice, el ingeniero alemán Holger Hesse, quien, veinte años antes, en 1937, había fundado en Copenhague la empresa Testa-Laboratorium A/S, con el propósito de fabricar material de precisión para laboratorios de hematología. Su primer producto comercializado fue el hemómetro Sicca, que permitía a los médicos con consulta privada determinar la concentración de hemoglobina en la sangre sin necesidad de enviar una muestra a un laboratorio externo de análisis clínicos.
En 1953, el joven anestesista danés Henning Ruben, interesado por el naciente campo de la reanimación, había inventado una nueva válvula sin reinspiración y buscaba quien la fabricara. Fue así como dio con Holger Hesse; ambos congeniaron de inmediato y emprendieron una estrecha colaboración para el diseño y la fabricación de productos sanitarios que se prolongaría de por vida. Fruto de esta colaboración fue, en 1956, el primer respirador manual con balón autoinflable, que Testa-Laboratorium comercializó con éxito inmediato en todo el mundo como AMBU, forma siglada de artificial manual breathing unit. Por lexicalización de esa sigla, ambú seguimos llamando hoy a todos los respiradores manuales del mismo estilo, aunque sean de otras marcas. Como prueba del éxito, baste señalar que en 1964 la Asociación Médica Estadounidense (AMA) consideró el ambú como «uno de los avances médicos más importantes de los veinticinco últimos años».
Tras la muerte de Holger Hesse, su viuda tomó el relevo al frente de la empresa y Testa continuó desarrollando y comercializando diversos productos: maniquíes de reanimación, válvulas de presión positiva teleespiratoria (PEEP), simuladores de ECG, etc.; pero su producto estrella ―por el que la marca danesa era conocida en todo el mundo― seguía siendo el Ambu bag o ambú. Hasta el punto de que, en 1986, Testa-Laboratorium A/S cambió su nombre oficialmente a Ambu A/S.
Con sede en la localidad danesa de Ballerup, a las afueras de Copenhague, Ambu A/S factura anualmente más de 250 millones de euros y, desde mayo de 2019, tiene como director general (CEO) al peruano Juan José Gonzalez, ingeniero industrial formado en la Universidad de Lima y con una brillante carrera internacional, principalmente en Johnson & Johnson.
Fernando A. Navarro
¿Se han preguntado alguna vez de dónde viene el llamar «ambú» al respirador manual o balón de reanimación omnipresente en los servicios de urgencias, las UVI móviles y los puestos de primeros auxilios? Off Fernando A. Navarro Offvia Noticias de diariomedico.... https://ift.tt/39L2e1C
No hay comentarios:
Publicar un comentario