La cooperativa farmacéutica Cofares ya ha anunciado que ha iniciado la distribución de los primeros test rápidos de anticuerpos covid-19 -que no sirven para saber quién está infectado o quién contagia- para que las oficinas de farmacia puedan dispensar este tipo de pruebas a la población general, “contribuyendo así de forma activa a la ampliación de los cribados”, explican desde la cooperativa.
La noticia, sin embargo, no ha sido bienvenida por la Asociación de Enfermería Comunitaria (AEC), que considera que esta medida no es más que una concesión a la persistente demanda llevada a cabo por los titulares de las farmacias de participar en la dispensación y venta de otro producto más que haga aumentar sus ingresos.
“Es como la rabieta de un niño que acaba por cansar y para que se calle se le da algo aunque se sepa que no debiera hacerse. No se valora tanto el qué sino lo que les supone. El supuesto, y nunca creíble argumento de la ayuda desinteresada, queda manifiestamente desmontada con esta concesión caprichosa y de muy dudosa utilidad”, asegura José Ramón Martínez Riera, presidente de la AEC.
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¿Saturación de AP?
Los test rápidos de anticuerpos de autodiagnóstico solo se podrán vender en las farmacias bajo prescripción médica, aunque Martínez Riera pone en entredicho que estos test se vayan a prescribir de manera masiva y que se vaya a colapsar el primer nivel asistencial.
“Los citados test requieren de prescripción médica, lo que tampoco acaba de tener una excesiva lógica dada la demanda que la medida podría generar en los centros de salud, ya de por sí saturados y con medidas de acceso tan restringidas que pueden dificultar aún más la atención a problemas de salud importantes que están quedando sin respuestas”.
Por otra parte, el presidente de la AEC también cuestiona que este tipo de test no pueden ser indicados, por ejemplo, por las enfermeras comunitarias. “Es en conjunto una medida con muy poco sentido, a excepción del de oportunidad”, dice.
Para Martinez Riera la medida tampoco va a tener una amplia repercusión ni en la demanda ni en la oferta por parte de los médicos, que son quienes los prescriben. "Tan solo si se genera una demanda inducida por parte de las propias farmacias para que se soliciten podría producirse algún colapso en su solicitud. Quiero creer que esto, sin embargo, no se llevará a cabo en ningún caso por parte de los farmacéuticos”.
No obstante, el presidente de la AEC considera que los farmacéuticos tienen un papel muy importante como profesionales sanitarios en cualquier proceso de atención, al margen de su titularidad privada, y en el caso de la pandemia más si cabe.
“Pero su actuación debe regularse en el marco de una planificación rigurosa con la totalidad de agentes de salud, en la que se consensuen las actuaciones que deben llevar a cabo y en qué condiciones de coordinación y articulación con el resto de recursos sanitarios y comunitarios. Tal y como se está haciendo, sin embargo, lo único que genera son malos entendidos, enfrentamientos estériles y respuestas que no obedecen a criterios científicos sino puramente comerciales”.
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