La enfermedad renal crónica es la presencia de alteraciones de estructura o función renal con consecuencias para la salud. Es muy prevalente y suele pasar desapercibida hasta estadios más avanzados.
Para su diagnóstico se han establecido unos niveles específicos basados en el filtrado glomerular estimado (FGe), que tiene que estar por debajo de 60 ml/ min/1,73m2. Además, su progresión lleva al tratamiento renal sustitutivo (diálisis o trasplante) cuando baja de 15 ml/min/1,73m2.
En 2022, en España 7.119 personas iniciaron un tratamiento renal sustitutivo, lo que supone una incidencia de 150 por millón de habitantes.
La mala noticia es que la enfermedad renal crónica no tiene tratamiento específico. La buena es que la prevención juega un papel muy importante y la farmacia comunitaria puede jugar un papel importante en este ámbito.
Con estos datos y este contexto, se realizó en 2023 el estudio Crierfac. Cribado de enfermedad renal crónica en farmacia comunitaria, impulsado por la Sociedad Española de Farmacia Clínica, Familiar y Comunitaria (Sefac), con la colaboración de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen) y la financiación de AstraZeneca, y que se ha publicado en la revista científica de Sefac.
El objetivo de esta investigación es contribuir al diagnóstico médico temprano de pacientes con enfermedad renal crónica mediante la determinación del FG estimado y "comprobar la viabilidad de hacer cribados para detectar esta patología en la botica", como informa a CF Luis Salar, farmacéutico comunitario en Valencia y miembro de Sefac.
"Por la farmacia pasan todos los días más de 2 millones de personas", destaca este farmacéutico para quien "puede ser muy útil que la farmacia comunitaria se implique en hacer cribados a personas presuntamente sanas que acuden poco al médico de primaria".
En esta experiencia han participaron 141 farmacias y se han reclutado a 2.116 pacientes, siendo, según Salar, "el estudio de cribado de enfermedad renal crónica en farmacia comunitaria más grande del mundo, de momento".
Colaboración medico-farmacéutico
Más allá de las cifras, resulta relevante la colaboración médico-farmacéutico que hay detrás de este estudio, ya que, como se detalla en la publicación científica, "el procedimiento se consensuó con Semergen para determinar los criterios de inclusión/exclusión de los pacientes, los criterios de derivación y promover la colaboración entre los médicos de atención primaria y los farmacéuticos comunitarios".
Entre los criterios de inclusión de los pacientes, se determinó, además de ser mayor de 45 años y que el paciente no tuviera constancia de una determinación de creatinina en el último año, tener, al menos, uno de los siguientes factores de riesgo: ser mayor de 60 años, tener hipertensión arterial, diabetes tipo 2, enfermedad cardiovascular establecida, obesidad (IMC >30 kg/m2 y <35 kg/m2 ), diabetes tipo 1 con al menos cinco años de evolución, otros factores de riesgo cardiovascular (como dislipemia o tabaquismo), tener antecedentes familiares de enfermedad renal crónica en parientes de primer grado, y estar en tratamiento prolongado (más de 3 meses) con medicamentos nefrotóxicos (AINE, inhibidores de la calcineurina, litio, algunos antiinfecciosos …).
Punción en un dedo
Pero, ¿cómo se realiza este cribado? Como explica el farmacéutico, a las farmacias participantes se facilitó un medidor de creatinina con sus tiras reactivas y solo se necesitaba una pequeña muestra de sangre capilar obtenida mediante punción en un dedo. Y el resultado se obtenía a los 30 segundos. "Tras firmar el consentimiento informado -prosigue Salar- se les medía la creatinina y se calculaba el FGe".
Según el protocolo definido, si el TFGe era inferior a 45, se derivaba al médico; si era inferior a 60 o mayor o igual a 45, se le citaba para un segundo análisis 30 días después y, si en ese segundo análisis de creatinina, el TFGe es menor de 60, se derivará. Con una salvedad: "Si el paciente tiene una edad de 80 años y el TFGe es de ≥45 ml/min/1,73 m2 no se le derivará".
Protocolo útil para la farmacia
Aunque todavía no se han dado a conocer los resultados de las pruebas realizadas y los casos de derivación (a falta de ser publicados en la revista científica de Sefac), los autores del estudio, en una primera valoración de su desarrollo, concluyen que "el protocolo ha sido implementado con éxito por los farmacéuticos comunitarios y ha tenido una excelente acogida por parte de los usuarios de la farmacia comunitaria".
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