El dolor menstrual afecta a más del 50% de las mujeres en edad fértil y constituye uno de los motivos más frecuentes de consulta médica. Puede ser tan intenso que el 20% de las mujeres reconoce que influye negativamente en su vida académica y laboral. Sin embargo, es una entidad no demasiado estudiada, que en general no ha recibido la atención que merece y de hecho muchas mujeres han normalizado vivir con este dolor varios días al mes cuando existen medidas eficaces que pueden ayudar a reducirlo y para cuya divulgación la farmacia constituye un eslabón clave.
El dolor menstrual ha sido considerado un síntoma normal y fisiológico entre la población femenina, según explica María Dolores Ibáñez Jaime, especialista del grupo de trabajo Salud y Mujer de la Sociedad Española de Farmacia Clínica, Familiar y Comunitaria (SEFAC). Incluso dos de cada tres mujeres continúan padeciendo este dolor en la edad adulta. De hecho “se ha banalizado y estudiado relativamente poco; algo más se ha estudiado la dismenorrea secundaria pero mucho menos la primaria”, indica María José Alonso, farmacéutica, que fue durante casi dos décadas vocal de Plantas Medicinales del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Barcelona y es miembro del grupo de trabajo de Productos Naturales de la Asociación Española para el estudio de la Menopausia (AEEM).
La reciente Ley Orgánica 1/2023, de 28 de febrero, de salud sexual y reproductiva y de la interrupción voluntaria del embarazo ha reconocido la posible situación de pérdida de productividad temporal derivada de menstruaciones incapacitantes debido a patologías ginecológicas o dismenorrea secundaria con el fin de no normalizar este dolor y mejorar la calidad de vida de las pacientes.
Distinción de la dismenorrea primaria y secundaria
Una de las primeras cuestiones a tener clara es que la dismenorrea puede ser primaria, cuando el dolor se limita a la fase menstrual del ciclo y no está causado por ninguna patología pélvica subyacente y puede ser también secundaria a otro proceso patológico, explica Ibáñez. En este último caso ya hay un problema orgánico, indica Alonso.
Y es importante que el farmacéutico conozca todos los síntomas que puede ir asociados a una y otra situación para, sobre todo, en el caso de la segunda orientar a la mujer sobre la importancia de una consulta precoz con el ginecólogo, según coinciden en señalar todas las expertas consultadas.
Dolor espasmódico en la dismenorrea primaria
El dolor en la dismenorrea primaria es de tipo espasmódico, con contracciones uterinas anormales y dolorosas que puede irradiarse hacia la espalda y a las piernas. Este incremento anormal de la motilidad del útero es debido a un aumento en la producción de prostaglandinas junto a una caída en los niveles de esteroides ováricos en el debut de la menstruación.
El dolor comienza horas antes del sangrado y alcanza su auge el primer día de este, pudiendo durar hasta dos y tres días, indica Ibáñez. Y puede ir acompañado de otros síntomas como náuseas y vómitos, hinchazón, diarrea, estreñimiento en algunos casos, dolor de cabeza, astenia, fatiga, hinchazón y malestar general, señala Isabel López, farmacéutica del servicio de Información Técnica Profesional del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Madrid.
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