Las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de muerte en España (casi 120.000 fallecimientos al año), pero además va en aumento la cronicidad, discapacidad, dependencia y fragilidad, que ponen en serio riesgo la sostenibilidad del sistema nacional de salud, según se ha puesto de manifiesto durante la celebración del Congreso de las Enfermedades Cardiovasculares, organizado por la Sociedad Española de Cardiología (SEC) en Sevilla, que ha reunido a más de 4.000 especialistas. Entre los temas estrellas, Arturo Evangelista, vicepresidente de la SEC y presidente del Congreso, ha destacado a Diario Médico el intervencionismo estructural, que en algunas indicaciones evita la cirugía. “Cada vez van saliendo modelos nuevos que van superando a los anteriores”.
Las arritmias y el papel importante que tienen las ablaciones ante la epidemia de la fibrilación auricular también han sido analizados en el este encuentro. “En insuficiencia cardiaca (IC), la ablación ha demostrado que mejora la mortalidad”, según Evangelista, quien además ha resaltado las ablaciones del ventrículo para la muerte súbita, cada vez más tipificada a través de estudios genéticos sobre riesgos.
Genética familiar
El componente genético familiar también cobra importancia. Es el caso de las cardiopatías familiares como el síndrome de Marfan, donde se está estableciendo el tratamiento más adecuado que mejora su supervivencia. Por otra parte, en el tratamiento de la miocardiopatía por amiloidosis hay un trabajo sólido que ha revelado que mejora la evolución de los pacientes. Se han abordado asimismo los nuevos fármacos anticoagulantes directos. Según el cardiólogo, “estamos en pleno proceso de ‘digestión’ de los conocimientos y de su aplicación en la población general”. En cuanto a su coste-efectividad, “la Administración sabe que son más caros que el Sintrom, pero también sabemos que pueden ofrecer muchas ventajas en comparación con éste”.
En las recién publicadas guías europeas de hipertensión arterial (HTA) se discute qué se considera HTA y en qué grado. “Los estadounidenses y europeos no nos ponemos de acuerdo en los puntos de corte”.Otro aspecto destacable son los nuevos fármacos para el control del colesterol, “destinados a los resistentes a las estatinas; son más caros, más potentes y, probablemente, tenemos que buscar cuál es la población diana para dárselos”. A su juicio, “estamos aún en la fase de analizar trabajos que han demostrado su eficacia y ahora hay que ver cómo repercute en la población y en quién, porque no podemos generalizar”.
La discusión es rica y dinámica: puntos de corte de HTA, fármacos para el colesterol y nuevos anticoagulantes o patologías genéticas
En este sentido, apunta que el año pasado salieron la molécula PCSK9 y las nuevas aplicaciones de alirocumab para subgrupos de pacientes con dosis altas de estatinas. “En este subgrupo se ha observado que disminuyen los infartos de miocardio y mejora la mortalidad global”, asegura Evangelista, y añade que estos avances se verán plasmados en la población en unos años.
Actualmente, “disponemos de técnicas de imagen que afinan mucho mejor en la función ventricular con la deformación miocárdica del estrés, sobre todo en cardioncología donde se necesita mucha exactitud”, ha expuesto. Además, han salido nuevas secuencias de resonancia magnética, el T1 y T2 mapping, que han supuesto una revolución, ya que permiten ver el intersticio (la fibrosis).Destacan también las alteraciones de los flujos mediante 4D-flow en aneurismas de aorta y remodelados ventriculares.
El reto actual está en plasmar en los pacientes todo el nivel de evidencia científica disponible, porque a veces pueden surgir problemas de costes. Evangelista cree que la medicina debe personalizarse. “No es tanto la de excelencia y la trasversal, sino la personalizada. Las guías de práctica clínica se basan en estudios que han incluido miles de pacientes, pero hay que ver qué es lo que va bien o no en cada uno, individualizando los resultados”, ya que “los macronúmeros” indican en qué dirección se puede beneficiar a todos, “pero después hay que personalizar y éste es el reto de los próximos años”, ha recalcado.
Biomarcadores: los datos
Otro reto futuro es disminuir la invasión quirúrgica en los tratamientos percutáneos, porque “todo lo que se pueda solucionar a través de catéteres es un avance importante”. Asimismo, hay que avanzar en el diagnóstico precoz de las enfermedades cardiovasculares, y un reto aún por descubrir son los biomarcadores. “Hemos progresado más en la genética –que aún está en la fase de adolescencia-, pero no acabamos de definir el valor predictivo de los biomarcadores o nuevos biomarcadores; eso quizá está aún muy verde”.
El reto actual es plasmar en los pacientes toda la evidencia científica de la que se dispone y buscar las indicaciones más ajustadas a cada caso
En cuanto a la investigación cardiológica, “tenemos la gran suerte de que somos de las especialidades más activas y cada año hay más evidencia en técnicas diagnósticas y de tratamiento”. En este sentido, “hay muchos estudios que están en fase no aplicable pero que en los próximos años nos van a sorprender”.
Evangelista ha reiterado que la cardiología salva vidas, pero convierte pacientes agudos en crónicos. “El reto actual es que todo paciente que ha tenido un evento cardiológico se convierta en un enfermo crónico”. La cardiología está acumulando muchos pacientes de este tipo y hay que saber gestionarlos. De esta forma, insiste en que hay que manejarlos y, por ello, “vamos a tener que mejorar su atención en unidades especiales –como las ya existentes de insuficiencia cardiaca-, así como añadir el apoyo de la enfermería porque son pacientes vulnerables”. Cambia así el paradigma de la cardiología, porque estos pacientes no han quedado curados, sino “remendados” adecuadamente.
La cardiología y el cardiólogo del futuro
La Sociedad Española de Cardiología (SEC) ha elaborado el informe El cardiólogo y la cardiología del futuro, un análisis de la situación de la atención cardiológica en el Sistema Nacional de Salud (SNS) que presenta un paquete de medidas para afrontar los retos del futuro inmediato de la asistencia diaria, pues según recoge el informe de la SEC, el SNS no será sostenible si no se produce un cambio radical de modelo sanitario, “actualmente más centrado en las instituciones que en los pacientes”.
Algunas de las soluciones planteadas por los profesionales pasan por potenciar el papel de la enfermería como gestora de casos; más transparencia en los resultados de las unidades del corazón; aumentar un 10 por ciento la disponibilidad de cardiólogos para acercarse a los estándares europeos. También incluye recomendaciones como las de desarrollar el proceso de recertificación obligatoria de los especialistas cada seis años; reconocer oficialmente las subespecialidades cardiológicas; mejorar la estabilidad laboral de los especialistas; tomar medidas organizativas y de gestión que promuevan la igualdad entre profesionales de ambos sexos, así como desarrollar modelos de atención integral y asistencia compartida entre distintas especialidades.
No se olvidan de reconocer oficialmente las subespecialidades con el sistema de diplomas de acreditación avanzada: hemodinámica y cardiología intervencionista, arritmias, electrofisiología y estimulación, imagen cardiaca avanzada, insuficiencia cardiaca vanazada, cardiología pediátrica y cuidados agudos cardiológicos. Para Manuel Anguita, presidente de la SEC, “estamos legitimados para promover, no reivindicar, todas estas mejoras y reformas sustanciales que, a nuestro juicio, precisa el sistema sanitario español de manera urgente para no colapsar”.
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