En España, el 7% de los recién nacidos es prematuro. En los últimos años hemos mejorado las tasas de supervivencia de estos pacientes (más del 90% en menores de 30 semanas) y manejamos buenos indicadores en la asistencia sanitaria a estos niños. Sin embargo, la proporción de niños prematuros que sobreviven sin alteración neurológica o discapacidad a largo plazo no ha mejorado acorde a la supervivencia. El 15% de los que nacen antes de la 28ª semana de gestación presentará parálisis cerebral moderada-grave, y el 40% retraso cognitivo en la edad escolar, con disfunción en áreas como atención, procesamiento visual, progreso académico, funciones ejecutivas, comportamiento y control emocional e interacción social.
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Las medidas de atención al prematuro deben unificarse
El cuidado del prematuro debe implicar a las familias
Con motivo del Día Mundial de la Prematuridad, celebrado el pasado 17 de noviembre, la Fundación NeNe (centrada en la neurología neonatal) insta a que las intervenciones neuroprotectoras probadas se utilicen de forma constante y generalizada en todos los centros del Sistema Nacional de Salud (SNS) que asisten a prematuros. Es una realidad que el SNS no aplica de forma constante ni generalizada estas medidas, lo que provoca desigualdades en el tratamiento y oportunidades para el mejor desarrollo posible de estos bebés dependiendo de dónde nazcan.
Para empezar, el nacimiento de un recién nacido muy prematuro ha de tener lugar en centros con profesionales expertos y unidades de cuidados intensivos neonatales. Las madres con riesgo de parto prematuro deben ser inmediatamente derivadas a un centro con estos servicios. En estos centros deben ofrecerse medidas neuroprotectoras de forma sistemática, como la administración a la madre de antibióticos cuando se sospecha o detecta una corioamnionitis, con rotura de la bolsa de más de 24 horas; de esteroides antenatales cuando existe una amenaza de parto prematuro antes de la semana 34 de gestación, y de sulfato de magnesio cuando el parto es inminente antes de la semana 30. A esto se suma el retraso en el clampaje del cordón umbilical y evitar la pérdida de calor en los primeros minutos de vida, medidas que reducen la mortalidad y la morbilidad a corto plazo al nacer, y que mejoran el neurodesarrollo a los 22 meses.
Además, durante la hospitalización del bebé prematuro, es obligado ofrecerle todos los cuidados y estrategias terapéuticas que han probado favorecer positivamente su desarrollo cerebral. Cuidados como la protección del sueño, el cuidado canguro con los progenitores, la alimentación con leche materna, minimizar procedimientos con impacto negativo (dolor, estrés) y promover estrategias que favorezcan el vínculo familiar. La investigación ha demostrado que los estímulos externos agresivos (exposición repetida al dolor y al estrés) y la falta de estímulos beneficiosos por la separación y poco protagonismo de la familia en los cuidados impactan negativamente en el neurodesarrollo.
El seguimiento, vital
Además, en el cuidado intensivo, es preciso buscar la excelencia, asegurando una ventilación pulmonar poco agresiva y estabilidad hemodinámica, la optimización de la nutrición y evitar infecciones. Además de una monitorización cardiorrespiratoria, es obligado incorporar herramientas de monitorización neurológica en tiempo real, como la saturación cerebral de oxígeno y la electroencefalografía integrada por amplitud, que permiten detectar problemas agudos e identificar a aquellos prematuros con riesgo de trastornos de neurodesarrollo.
El 15% de los nacidos antes de la 28ª semana presentará parálisis cerebral, y el 40% retraso cognitivo en edad escolar
Luego, una vez dado de alta, el seguimiento y la atención temprana son cruciales para el futuro de estos bebés. Desafortunadamente, las redes de servicios tienen una normativa, financiación y organización desigual por autonomías, y no todos estos bebés prematuros tienen garantizada esta atención.
Desde la Fundación NeNe, consideramos inexcusable y urgente que las autoridades favorezcan la aplicación del conjunto de estrategias de atención y cuidado que contribuyen a aminorar la discapacidad asociada a la prematuridad. Esto no puede depender de los recursos y voluntades de cada hospital o autonomía, sino incorporarse en todas las UCIN del SNS. Alzamos la voz en el Día Mundial de la Prematuridad, pero nuestra batalla se libra a diario.
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