Hay muchas opciones terapéuticas para controlar los síntomas de la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) y para prevenir y tratar las exacerbaciones. "Los enfermos de EPOC se mueren por las exacerbaciones, cuantas más se produzcan más perdida de función pulmonar y más mortalidad hay", ha explicado a este medio Julio Mata Poyo, médico del centro de salud Zamora-Norte, que ha impartido un taller 'on line' para farmacéuticos, organizado por el Consejo de COF de Castilla y León con el respaldo de Boehringer Ingelheim.
Según el experto, para el abordaje de la EPOC "actualmente existen 26 sistemas de inhalación distintos, 40 medicamentos y 141 presentaciones diferentes", por lo que defiende la necesidad de hacer talleres para que médicos, enfermeros y farmacéuticos estén al día de las últimas novedades y saber que cada uno de ellos tiene unas características diferentes, requiere habilidades distintas por parte del paciente para administrárselo así como ventajas e inconvenientes.
Así, Mata Poyo ha recordado que están los "dispositivos de cartuchos presurizados o sistema pMDI, en los que el medicamento va en un cartucho, se aclopa una carcasa con una válvula y usan un gas propelente; luego están los convencionales, los de autodisparo y el sistema Modulite".
El médico ha destacado que en los convencionales y en los de autodisparo "el medicamento está en suspensión, por lo que hay que agitarlo para homogeneizarlo; en cambio, en el Modulite, va en solución, por tanto, no es necesario".
Asimismo, ha descrito el aerosol de polvo seco (DPI), "donde el fármaco está en forma de polvo, y existen dos tipos, los de unidosis/monodosis, en los que medicamento está en polvo pero en cápsulas, y los multidosis, "también en polvo, pero va en unos alveolos dentro del sistema y hay que cargarlos para que luego el paciente lo inhale".
Otro sistema es el SMI, que emplea un cartucho y la forma farmacéutica es una solución. En estos casos "no se emplea un gas propelente y para inhalarlo se hace por una atomización mecánica, mediante un muelle del sistema. No hace falta agitarlo". Una de las principales ventajas, a juicio del médico, es que "es muy respetuoso con el medio ambiente".
Cómo usarlos
Como tienen características diferentes su uso va a ser distinto. Así, los inhaladores pMDI, "no exigen un flujo respiratorio elevado por parte del paciente, eso sí, presentan el inconveniente de que debe haber una coordinación perfecta entre la inhalación y la pulsación", ha aclarado. Por ello, la técnica correcta consiste en que el paciente inicie la inspiración antes de pulsar el cartucho, es decir, "el dispositivo se acciona después de una inspiración lenta y profunda y a continuación se hace una apnea de 10 segundo y luego se exhala". Para los que tienen esta coordinación, el facultativo ha comentado que se puede "incorporar una cámara, que facilita esa coordinación e impide que el medicamento se vaya".
Tanto en los de unidosis como en los multidosis, al ser polvo y no tener propelentes, se precisa de una capacidad inspiratoria más alta por parte del paciente, que "debe inspirar de forma brusca, rápido y profunda" y no lenta como en los anteriores. "Tiene ventajas -ha continuado- porque no requiere coordinación, pero desventajas, si no tiene capacidad para inhalar suficientemente no hay forma de que llegue el medicamento.
Mata Poyo, ha destacado que el dispositivo SMI "genera una nube de vapor suave de larga duración (1,2 segundos) y de baja velocidad" y la ventaja que ofrece es que da más tiempo al paciente para hacer esa inhalación lenta y profunda".
Nueva versión más sostenible
El ponente ha señalado que hay una nueva versión de Respimat, que se engloba dentro del sistema SMI, "Tiene un dispositivo más grande y más fácil de usar con indicador de dosis y recargable para evitar los desechos de los dispositivos que van a la basura". En su opinión, esto es un plus desde el punto de vista medioambiental, ya que con esta innovación, "en vez de que cada paciente use y deseche un dispositivo al mes, ahora podrá utilizar uno y recargarlo hasta en seis ocasiones". Y da un dato curioso: "En Castilla y León se ahorrarían tirar a la basura 91.000 inhaladores".
Errores comunes
En su dilata experiencia, ha podido comprobar que los enfermos suelen cometer una serie de errores con estos dispositivo, entre ellos, "no agitarlos cuando es necesario o inspirar demasiado rápido, lo que impide que el medicamento llegue bien" a los pulmones.
Coordinación entre profesionales
Preguntado por si es posible y si ya hay una coordinación entre sanitarios para atender a los pacientes con EPO, ha respondido que la receta electrónica, permite una comunicación interprofesional. Eso sí, ha reconocido que hoy por hoy se utiliza muy poco, pues todavía usan "la nota escrita o la llamada de teléfono", "pero todo se andará", confía.
En esta atención coordinada, el médico reconoce que el farmacéutico puede asumir diversas funciones, entre ellas, informar sobre los efectos secundarios de la terapia (infección de la mucosa asociada a los corticoides o la irritación de la garganta), hacer comprobaciones periódicas de que la técnica inhalatoria explicada al inicio de la terapia es adecuada y detectar posibles errores, y vigilar posibles casos de falta de adherencia, algo que pueden hacer de forma sencillas gracias a la receta electrónica. Sobre este úlimo aspecto, Mata Poyo pone el foco en los enfermos con EPOC en fase I, que son los más leves, y en los que la falta de adherencia podría alcazar el 80 o el 90%. "Con los grados 3 y 4, que son los más graves, la adherencia es mucho mejor, puesto que los síntomas son más graves.
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