Ana Arbáizar, presidenta de la Comisión Nacional de Medicina de Familia, va a liderar la revisión del programa MIR, independientemente del rumbo que tome la troncalidad, como confirmó en el 40º Congreso Nacional de Semergen, celebrado la semana pasada en Palma de Mallorca. Y para ello quiere retomar el debate desde la base, implicando a las unidades docentes.
PREGUNTA. ¿Cómo quiere sumar a las unidades docentes?
RESPUESTA. Era un hábito celebrar una reunión anual con las unidades docentes, la comisión y el Ministerio de Sanidad, y eran reuniones muy enriquecedoras: allí se abordaban una serie de temas y se incorporaba la voz de los profesionales, se sacaban conclusiones, y permitía continuar trabajando incluso a través de grupos de trabajo. Debemos tener en cuenta la opinión de tutores, residentes, expertos de diferentes materias, antiguos miembros de las comisiones…
P. ¿La comisión se va a centrar más en una renovación del programa obviando la troncalidad?
R. El objetivo es avanzar. En primer lugar, revisando el programa, que tiene fortalezas y áreas de mejora. Probablemente, si el programa está bien diseñado, cuando venga la troncalidad, no habrá que retocar nada. Incluyendo la rotación por el centro de salud, por urgencias de primaria y hospitales y rotaciones por especialidades médicas, centrándonos en los crónicos, puede ser un modelo para el programa troncal, porque es una inmersión en el sistema sanitario. Trabajaremos independientemente de la troncalidad; el propio ministerio nos ha comentado que hay que avanzar en los programas oficiales. Si la troncalidad no mejorara lo existente, nos plantearíamos salir del modelo, lo que sería una pena, porque somos el paradigma de un programa transversal.
“Con la crisis ha habido dificultades para cumplir con el programa. Además, las OPE y traslados nos afectan mucho”
P. ¿La comisión ya intuye qué aspectos habría que revisar?
R. Revisaremos y actualizaremos todas la competencias para el abordaje del crónico. Como la edad media es elevada, habrá que tener en cuenta los tratamientos paliativos. También incorporar nuevos conocimientos, por ejemplo en genética, y avanzar en las TIC. Hay que aprovechar lo que hay, porque no podemos empeorar, y sobre todo adaptarlo al paciente que tenemos enfrente y a los nuevos conocimientos de la ciencia.
P. Parece que hay más apoyo político a la especialidad de Urgencias. ¿Sanidad les ha pedido su opinión?
R. En la última reunión de la comisión acudieron representantes de Sanidad, pero hablamos de otros temas, como la acreditación docente, y el ministerio no nos ha preguntado al respecto. Nosotros nos posicionamos en su momento más por un área de capacitación; nos parece más adecuado y eficiente, pero yo personalmente respeto todas las opiniones.
P. Ha mencionado la acreditación de las unidades docentes. ¿Cómo agilizar el proceso? Para las autonomías es un quebradero de cabeza…
R. Se ha cronificado desde 2012 la lista de espera para la acreditación. Creo que si se utilizara el mecanismo de la declaración responsable y se hiciera un plan de auditorías, serviría para dinamizar el proceso y analizar la situación actual, quizás para adecuar los recursos en algunos centros docentes y los actuales criterios de acreditación. No hemos hecho una propuesta concreta, aunque sí hemos pedido una reunión con el equipo de acreditación. Parece que no hay continuidad, porque la comisión revisa los criterios, los expedientes que nos llegan, hacemos informes…, pero hay un decalaje hasta que llegan a la unidad docente. Por ejemplo, nuestra unidad lleva desde 2011 con una acreditación provisional y hay varias en la misma situación; pero sé que Sanidad tiene la voluntad de resolver esto cuanto antes.
“Nuestra formación MIR podría ser un modelo para el tronco médico; será una inmersión en el sistema sanitario”
P. La acreditación docente está muy vinculada al número de plazas MIR que se pueden ofertar. Teniendo en cuenta las jubilaciones de los próximos años, ¿cuántas plazas habría que ofertar sin tener en cuenta las limitaciones docentes?
R. Este año decidimos solicitar 2.078 plazas, pero sólo hay 1.983 plazas acreditadas. No obstante, sólo podemos dar estimaciones, porque aún nos falta el registro de profesionales. Además, Medicina de Familia no sólo ocupa puestos en los centros de salud, también en otras unidades de apoyo y en Urgencias, así que no vale sólo con contar las jubilaciones. Además, hay que tener en cuenta a la gente que sale fuera… Probablemente no me equivoque al decir que convocando todas las plazas durante los próximos 5 años podremos dar al sistema lo que necesita. Es cierto que luego tampoco salen todas las plazas, porque las autonomías consideran que no pueden pedirlas. Por eso, pienso que hay que hablar con las unidades y, quizás, hacer un observatorio, porque algo está pasando. Habrá que ver los recursos reales que tienen, porque si tenemos acreditaciones pendientes desde hace siete años, es posible que ni los recursos ni la carga asistencial sean los mismos. Por mi experiencia, con la crisis, a veces cuesta organizarse para cumplir con el programa, y luego también nos afectan mucho las ofertas de empleo y los traslados, porque tienes que esperar a que la gente nueva se adapte y se implique en la docencia.
P. ¿Qué estímulos hay que dar a los tutores?
R. La labor del tutor y otros colaboradores docentes es muy importante. Lo primero es escucharles y darles tiempo exclusivo para la docencia. Debe ser un trabajo reconocido en la gestión clínica y en la carrera profesional. Lo ideal sería tener un plan de formación de tutores acreditado, que diera ese valor añadido a su labor.
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