“Hace 90 años, Antoni Esteve Subirana, perteneciente a una saga de farmacéuticos que se remonta al siglo XVIII, fundó la empresa que lleva su nombre en una pequeña farmacia -que a día de hoy sigue abierta- en la localidad de Manresa (Barcelona). En el enorme cambio que supuso el salto de aquella botica a la estructura actual de Esteve subyace el espíritu del fundador, el trabajo de muchas personas y, sobre todo, la labor de una mujer, Paquita Soler, esposa de Antoni Esteve, quien desde la discreción y ocupando un segundo plano (como era habitual en la época) contribuyó a colocar aquel proyecto en el lugar que la empresa ocupa a día de hoy”. Con esta referencia a Paquita Soler, un claro ejemplo de gestión empresarial femenina, Àngels Valls, directora de Comunicación de Esteve, dio inicio en Madrid el segundo encuentro Miradas desde el liderazgo femenino, organizado por Correo Farmacéutico, Diario Médico, Yo Dona y Esteve, y en el que seis profesionales de distintos ámbitos de la salud hicieron un repaso a la situación actual de las mujeres en este sector, los campos de mejora y las tendencias de futuro desde la perspectiva de su experiencia y sus trayectorias.
En el debate, moderado por Helena González, biomédica y CEO de Big Van Ciencia, participaron Carmen Ayuso, jefa del Departamento de Genética de la Fundación Jiménez Díaz, de Madrid y Hospitales Públicos Quirón; Carmen Fernández, delegada del Área de Salud de Unidad Editorial en Cataluña; Anna Novials, presidenta de la Sociedad Española de Diabetes; Marta Garaulet, catedrática de Fisiología y Bases Fisiológicas de la Nutrición en la Universidad de Murcia; Rosa Salazar de la Guerra, directora gerente del Hospital de Guadarrama, y Ana Dávila, viceconsejera de Asistencia Sanitaria del Servicio Madrileño de Salud. También asistieron más de un centenar de profesionales del sector sanitario y farmacéutico.
Ausentes en la Dirección
Tal y como comentó Valls, no hay más que echar un vistazo a las aulas o a las orlas de las carreras relacionadas con las Ciencias de la Salud (Farmacia, Enfermería, Medicina…) para constatar la mayoría femenina (como media, el 80% de los alumnos son mujeres), “y sin embargo, la cosa cambia, y mucho, cuando se manejan los datos relativos a los profesionales que trabajan en el ámbito de la investigación, las instituciones sanitarias que sólo el 20% de los puestos de responsabilidad están ocupados por mujeres”.
Carmen Ayuso: “Los objetivos deben estar en línea con los valores personales”
A pesar de esta inversión de la ratio, el ámbito de la salud es uno de los más avanzados en lo que a liderazgo de las mujeres se refiere, según explicó Valls: “Es un sector en el que casi el 52% del empleo que se genera es femenino y un 40% de los puestos de responsabilidad dentro de estas empresas están ocupados por mujeres, pero aún queda mucho por hacer”.
Entre las áreas de mejora, las participantes destacaron la necesidad de un cambio de actitud orientado a un liderazgo “en clave femenina” por parte de las mujeres que ocupan puestos de responsabilidad en el sector. “Las profesionales cada vez están haciendo más esfuerzos por no liderar en base masculina, y ya no buscan ser igual de fuertes, dinámicas y/o agresivas que sus colegas. Tenemos que dejar de actuar como los hombres y empezar a dirigir en función de nuestra personalidad y manera de ser”, comentó Novials.
Carmen Fernández: “Negociamos mejor y favorecemos el consenso en los equipos”
Este liderazgo debe integrar las cualidades que, según las expertas, definen a un buen líder y que, además, son propias de la gestión femenina de equipos: empatía, pasión, capacidad de comunicación, claridad de objetivos…
“Las mujeres estamos más predispuestas a tener en cuenta las circunstancias personales de las personas que trabajan en nuestros equipos -los cuales, como ocurre en la sanidad madrileña, suelen ser mayoritariamente femeninos-, y esto nos lleva a desarrollar una mayor empatía para facilitar la conciliación”, comentó Dávila.
Creer en una misma
Para Fernández, también es importante la actitud “en el sentido de creer en las propias capacidades y dejar de buscar continuamente la aprobación, algo que sigue siendo frecuente porque aún no estamos lo suficientemente programadas para llegar a puestos de responsabilidad”.
Anna Novials: “El entorno y la presión social determinan los estereotipos de liderazgo”
“Y, de la misma manera, también debemos abandonar algunos clichés clásicos femeninos que no nos benefician en absoluto: por ejemplo, esa tendencia a creer que somos la madre de nuestro equipo”, añadió Garaulet.
Al hilo de sus experiencias personales, las expertas comentaron los avances que se han ido produciendo sobre presencia femenina en los distintos ámbitos del sector de la salud, como la Universidad, la especialidad, la investigación, la gestión de equipos, la administración, los medios…, y coincidieron en que la situación actual ha mejorado considerablemente respecto a la de hace solo unos años.
Marta Garaulet: “Todo líder debe poner sus capacidades al servicio de la sociedad”
“Es cierto que las cosas han cambiado y que se han dado pasos importantes, pero no hay que bajar la guardia porque es una tendencia que aún no está consolidada; además, me sorprende la falta de ambición que detecto en este sentido en la gente joven. ¡Nosotras queríamos comernos el mundo al día siguiente de licenciarnos!”, comentó Salazar.
Frenos clásicos
Respecto a los frenos que impiden una mayor presencia femenina en los niveles más altos de las organizaciones, siguen vigentes algunos clásicos, como el síndrome del impostor o la alta autoexigencia, y todas las participantes destacaron como punto de inflexión el momento de plantearse la maternidad ya que, en su opinión, la conciliación sigue siendo un reto.
“Yo decidí dedicarme durante unos años exclusivamente al cuidado de mis hijos y ahora, en cambio, he optado por centrarme en mi vida laboral. Hay que dejar de sentirse culpable respecto a las decisiones que se adoptan en momentos puntuales y ante las situaciones concretas”, afirmó Dávila; quien, sin embargo, reconoció que la culpabilidad es una mochila muy dificil de soltar, a la que cada vez más se une otra que también reposa mayoritariamente sobre hombros femeninos: la atención a los padres. “El ciclo vital nos hace pasar del cuidado de los hijos al de los padres; esto es algo que aún asumen mayoritariamente las mujeres”, dijo Fernández.
Rosa Salazar: “Se deben lograr sinergias entre el liderazgo masculino y femenino”
“Estamos programadas para cuidar, y en lo que respecta a hacernos cargo de nuestros mayores, las cifras cantan: hay un hombre cuidador por cada 17 mujeres. Es cierto que una de las principales cualidades femeninas es la de saber priorizar, y casi siempre lo hacemos en favor de nuestra vida privada”, añadió Salazar.
Para Garaulet, es importante no descolgarse del mundo laboral ya que esto supone estar en desigualdad de condiciones al reincorporarse. “Si se tienen una serie de capacidades, no hay que dejarlas en casa, sino ponerlas al servicio de proyectos o iniciativas productivas”.
Favorecer el liderazgo
Como referentes en el sector, estas profesionales son conscientes de su papel a la hora de educar en el liderazgo a las nuevas generaciones, y especialmente a las mujeres que integran sus equipos. “Hay que enseñarles a ser dueñas de sus vidas, pero esa educación hacia el liderazgo debe hacerse en el marco de una estrategia ordenada. Individualmente expresamos deseos y opiniones sobre el equilibrio de género, pero para que sea una realidad se necesita un plan estructural por parte de responsables y autoridades”, afirmó Ayuso, quien puso como ejemplo de este enfoque la puesta en marcha de estrategias para favorecer el talento y la reincorporación a la vida laboral tras la etapa del cuidado de hijos o programas para detectar desigualdad de género. Ésto es algo que, según Dávila, ya se está llevando a cabo en algunos ámbitos: “Se están dando pasos importantes en esta línea, por ejemplo, adoptando medidas dirigidas al control de la asignación igualitaria de plazas de las jefaturas de servicio o potenciando servicios como los de telemedicina o teleconsulta, que favorecen la conciliación”.
Ana Dávila: “No hay liderazgo sin escucha activa. Sólo así se pueden coordinar los equipos”
La conclusión -compartida por Jordi Muntañola, jefe comercial para Europa de Esteve, que cerró el encuentro- fue que el futuro pasa por favorecer una mayor integración del liderazgo masculino y femenino en las organizaciones, sin perder de vista el último peldaño que aún falta por subir en la trayectorias de muchas profesionales del sector. “Ante la duda, tener presente a pioneras como Rita Levi Montalcini, quien en su Elogio de la imperfección reflejó cómo, obligada a elegir entre ser perfecta científica y perfecta mujer, optó por ser imperfecta en los dos ámbitos”, apuntó Ayuso.
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