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sábado, 6 de junio de 2020

África lucha contra el coronavirus con pocos recursos pero con un alto sentido de comunidad

Profesión
gemasuarez
07/ 06 / 2020
Crisis sanitaria
La farmacéutica Carmen Pérez Pinilla, con Alice, que trabaja en Farmacia del Hospital Saint Joseph, de Bébédjia (Chad), preparando dosis unitarias para el área de Pediatría.
La farmacéutica Carmen Pérez Pinilla, con Alice, que trabaja en Farmacia del Hospital Saint Joseph, de Bébédjia (Chad), preparando dosis unitarias para el área de Pediatría.

Con más de 2.000 muertes y casi 54.000 contagios, según datos de Médicos del Mundo, el impacto que el coronavirus está teniendo en África es demoledor, pues sus sistemas sanitarios, bastante debilitados, tienen que combatirlo con recursos muy limitados.  A esto hay que añadir, como apunta la ONG sanitaria, la cruda realidad de muchos países africanos que tienen que afrontar la emergencia sanitaria de la Covid-19 junto a otras crisis humanitarias, "como la de Burkina Faso o la República Democrática del Congo o Sudán del Sur, vinculadas a conflictos políticos, guerras o desastres naturales, como sequías o plagas, y por ende al desplazamiento forzado y el refugio de la población", mencionan.

Según la Comisión Económica de las Naciones Unidas para África (Uneca), más de 300.000 africanos podrían morir por la Covid-19. Además, datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) reflejan que el número total de camas en las unidades de Cuidados Intensivos disponibles para luchar contra esta infección en 43 países de África es inferior a 5.000, es decir, cinco camas por cada millón de personas.
Médicos del Mundi ha podido comprobar que en el momento de inicio de la pandemia, Mauritania contaba con un hospital de referencia y 36 camas UCI en todo el país; Mozambique, dos hospitales y 33 camas UCI, y Burkina Faso, tres hospitales y seis camas UCI, por poner algunos ejemplos.

El informe Tackling Covid-19 in Africa. An unfolding health and economic crisis that demand bold action, elaborado por Mckinsey&Company, pone el foco también en los restringidos sistemas sanitarios africanos. "Hay 0,25 médicos por cada 1.000 personas en África, en comparación con el 1,6 que hay en América Latina y los 3, de los países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico. También hay un número bajo de camas de hospital: 1,4 camas por cada 1.000 personas en comparación con las 2 de América Latina y las 4 de China. Estos factores, combinados con la disponibilidad limitada de pruebas diagnósticas y de tratamientos, apuntan a una necesidad urgente de ampliar la capacidad de la atención médica". Y añaden que para hacer frente a la crisis del coronavirus "dado los limitados recursos existentes en la mayoría de los sistemas de salud africanos, se requerirán medidas audaces y adaptadas localmente para actuar y prevenir la mortalidad entre la población más vulnerable".

En primera persona

Carmen Pérez Pinilla es farmacéutica y conoce la realidad de alguno de estos países africanos. De hecho, cuando se desató la crisis sanitaria del coronavirus ella estaba en Chad, colaborando en uno de los proyectos de la Fundación El Alto; en concreto, supervisando la labor del Servicio de Farmacia del Hospital Saint Joseph de Bébédjia de aquel país, donde estuvo desde el 28 de febrero hasta el 9 de abril. Previamente, en 2015, estuvo en Uganda, donde permaneció cinco meses.

"Cuando nos fuimos a Chad -cuenta a CF- había algunos casos por Italia y se sabía la situación en China, pero nadie se imaginaba qué iba a ocurrir. La conexión en Bébédjia está acotada a ciertas horas del día y no teníamos un acceso fácil a internet, por lo que dependíamos de esas horas de electricidad para conseguir información y comunicarnos con nuestra familia en España. Entre lo que nuestros familiares y amigos nos contaban y poníamos en común con otros compañeros nos fuimos haciendo una idea de la gravedad de la situación". El choque con la dimensión que adquiría esta crisis se produjo cuando se le comunicó que España habían decretado el estado de alarma y que los casos estaban aumentando. "En parte tuve miedo e incertidumbre por saber qué estaba pasando exactamente", reconoce. Esa incertidumbre fue alimentada por las medidas gubernamentales de Chad, "que mandó cerrar fronteras, porque países de alrededor, sobre todo Camerún, ya contaba con algunos casos, también habían cerrado colegios, algunos establecimientos y las empresas de transporte no daban servicio", relata esta farmacéutica.

Carmen Pérez Pinilla, junto a Fidéle, técnico en Farmacia, en el almacén de medicamentos.
Carmen Pérez Pinilla, junto a Fidéle, técnico en Farmacia, en el almacén de medicamentos.

En el caso de Chad, Pérez Pinilla afirma que la falta de recursos sanitarios y la dificultad que supone llevar a cabo ciertas medidas de prevención ha puesto muy difíciles las cosas a autoridades, sanitarios y población para luchar contra este virus. "El confinamiento de la población se hace muy difícil sobre todo en un país en el que las temperaturas en esta época rondan los 45 grados, donde los techos de las casas son de uralita y algunas personas tienen muchos kilómetros hasta llegar a un punto de agua limpia o un centro sanitario; además, la vida se hace en la calle y la gente vive al día", describe.

No contar con una Seguridad Social, como en España, es un gran obstáculo. "En Chad existen hospitales del gobierno, que son más económicos, y privados o religiosos (como es el caso del hospital en el que estuve, donde se estudia la situación personal del paciente en caso de que no tenga medios y le ayudan a pagar en gran medida la asistencia sanitaria", explica.

No obstante, con los medios que tienen a su alcance, están haciendo lo que pueden. "Se han tomado ciertas medidas preventivas desde el principio -confirma la experta-, como el control de viajeros a la entrada del país y cierre de fronteras. En el hospital donde trabajábamos facilitaron una garrafa con agua y jabón para que la gente se lavara las manos y el personal del hospital fabricó mascarillas para los pacientes. Cerraron establecimientos, colegios y recomendaron a la población quedarse en casa".

La experiencia es un grado

Según esta cooperante, los países africanos, si tienen alguna ventaja en este escenario dantesco, es que  algunos "tienen mucha experiencia en otras epidemias". "Bajo mi punto de vista y por las experiencias que he tenido en los sitios en los que he estado de África -continúa- la sensación de comunidad y de cooperación entre el pueblo es mayor que en países occidentales".   

Otros grupos de riesgo

A diferencia de lo que ha ocurrido en muchos países europeos, donde el coronavirus se ha cobrado la vida de miles de personas mayores, Médicos del Mundo apuntan que África "es un continente muy joven, con una edad media de apenas 18 años. La población más vulnerable a la pandemia, la anciana, representa menos del 10%". También confirma este dato la farmacéutica, que, refiriéndose a Chad, apunta que la esperanza de vida de la población gira en torno a los 53 años, "lo que propicia que no haya tanta población de riesgo". Sin embargo, matiza, "esto no significa que no exista riesgo o exista menos. La incidencia del VIH es alta, de manera que gran parte de la población está inmunodeprimida y cuenta con unas condiciones sanitarias deficientes, de manera que no lleguen a ancianos como aquí lo comprendemos, no significa que la población de riesgo sea reducida".

La ONG médica también pone el foco en la población pediátrica. "En África la infancia es grupo de riesgo también, ya que millones de niñas y niños sufren desnutrición aguda y crónica y enfermedades respiratorias agudas, que provocan muchas muertes en esta franja de edad".

Acceso a la vacuna del futuro

Para Pérez Pinilla un problema será el acceso para los países africanos de la vacuna contra el coronavirus. "Vivimos en un mundo organizado de manera capitalista. En consecuencia, si el dinero impone las normas, es evidente que Chad y otros países africanos no cuentan con las mismas posibilidades económicas para afrontar una crisis de este tamaño. Así que si depende de la economía del país hacerse con una vacuna fabricada en el primer mundo, es muy probable que haya dificultades para conseguirla", lamenta.

Ayuda que no llega

Ante este panorama, el secretario general de Naciones Unidas lanzó un plan global de respuesta humanitaria de 2.010 millones de dólares para luchar contra el virus en contextos humanitarios. "En mayo se actualizaba la cifra hasta situarla en 6.710 millones de dólares y tan solo se han recibido 923 millones", denuncia Médicos del Mundo. "Los fondos que tanto se necesitan no acaban de llegar -lamentan desde la organización no gubernamental-, como tantas veces, la respuesta por parte de los países donantes y las instituciones internacionales está siendo terriblemente decepcionante".

El continente registra más de 2.000 muertes y casi 54.000 contagios y sus debilitados sistemas sanitarios no ponen la cosas fáciles. Eso sí, por desgracia, tiene experiencia en otras crisis. coronavirus Off Gema Suárez Mellado Off

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