La pandemia de Covid-19 ha sacado a la luz casi todas las debilidades que teníamos y tenemos como sociedad, y no se ha librado ni un sector.
Esta crisis se ha convertido en una implacable auditora de todas nuestras deficiencias, muchas de ellas no se habían querido o podido detectar.
La Covid-19 nos ha colocado un nítido espejo enfrente de cada uno de nosotros como individuos y como población, para que vayamos dándonos cuenta de con qué débiles cimientos estábamos construyendo el futuro de las nuevas generaciones.
Algunas de las deficiencias identificadas, en el campo de la salud, son el mantenimiento y adaptación a la cronicidad de nuestro Sistema de Salud, el trato a nuestros profesionales sanitarios, la farmacología con la que contamos para defendernos de presentas y futuras enfermedades, el sistema nacional vacunación, la atención social y sanitaria de nuestros mayores, dependientes, vulnerables, el apoyo como país a la Investigación, entre otros.
Uno de los grandes retos que tendremos que resolver en la era post Covid-19, hasta donde lleguen nuestras fuerzas, es una de las preocupantes asignaturas pendientes que tenemos a nivel mundial, les hablo de la Igualdad de Género.
Las grandes organizaciones no gubernamentales, agencias mundiales, gobiernos de los países y regiones, parte del sector privado, y la sociedad en su mayoría, están aportando importante documentación sobre cuál es el diagnóstico y posibles tratamientos para esta enfermedad social, que sigue presente en muchas partes del mundo.
Hoy me gustaría destacar dos informes recientes, uno de Unicef, y otro de Naciones Unidas. Ambos coinciden en diagnósticos preocupantes y más en estos tiempos de pandemia, y ofrecen propuestas urgentes para atajar esta crisis crónica y yo diría humanitaria., que lamentablemente se ha agudizado con la llegada del Coronavirus.
El Informe de Unicef se titula “Las 5 Acciones de Unicef para Igualdad de Género en respuesta a la Covid-19”.
Unicef, con este documento de trabajo, refuerza su compromiso de lucha contra esta lacra mundial, que es la Violencia de Género, pues afecta duramente a la infancia. Es un documento vivo, en el que, según sus propias palabras, pretende “agilizar el intercambio de conocimientos y estimular a la aportación de mejoras”.
Este informe, como su título indica, identifica cinco acciones.
1- “Cuidado de cuidadoras”. Las mujeres están en primera línea de todas las crisis y en su mayoría con poco reconocimiento social y mal pagadas en muchos países. Ellas ejercen una labor imprescindible en el cuidado de familiares enfermos, las tareas del hogar, y al cuidado de los niños, y en particular, Unicef señala los hogares encabezados por mujeres, pues son especialmente vulnerables a los impactos de la crisis,
2- “Prepararse para el aumento de la violencia de género en los tiempos de Covid-19”. A todos los niveles de la atención sanitaria, especialmente a nivel comunitario.
3- “Mantener los servicios y sistemas básicos de salud y educación”. Las epidemias del pasado han demostrado que cuando llegan, toda la atención se enfoca en frenar los brotes y por desgracia, se paralizan los servicios de educación y salud cotidianos. Se deben proteger los sistemas de educación y salud, para que no se interrumpan por situaciones de emergencia y así, poder asegurar dichos servicios a la población, mujeres y niños incluidos.
4- “Involucrar a las redes existentes de derechos de mujeres y jóvenes para apoyar la conectividad y el flujo de información vital”. Las escuelas están viviendo una digitalización y estas nuevas tecnologías de la información y comunicación deben estar en apoyo también de los jóvenes.
5- “Asegurar que los datos de género estén disponibles, analizados y sean procesables”. “Si no preguntamos, no lo sabremos y no lo haremos”.
El segundo informe que me gustaría resaltar es el documento de Naciones Unidas llamado: “Resumen de políticas: El impacto de COVID19 en las mujeres” del pasado mes de abril.
Este resumen de Naciones Unidas subraya cómo “la pandemia incide en las debilidades preexistentes en los sistemas sociales, políticos y económicos que a su vez amplifican los impactos de la pandemia”.
Las medidas que se han utilizado para frenar la pandemia de Covid-19, como son el aislamiento, el parón producido en millones de trabajos, la restricción de movimientos, el distanciamiento social, han recrudecido sin pretenderlo, la violencia de género.
El informe dice textualmente: “muchas mujeres se ven obligadas a confinarse en casa con sus abusadores; al mismo tiempo que los servicios de apoyo a las víctimas se ven interrumpidos o se hacen invisibles”.
En el mismo, se subraya que “la crisis está afectando a la vida económica y productiva de las mujeres de forma desproporcionada y diferente a la de los hombres. Recuerdan que es sabido que aún en la mayor parte del mundo, las mujeres ganan menos, ahorran menos, y tienen trabajos menos seguros”.
Además, Naciones Unidas incide en que “las políticas que no consultan a las mujeres ni las incluyen en la toma de decisiones son simplemente menos efectivas”; por lo ellas y sus asociaciones que a menudo están en la primera línea de respuesta en las comunidades, deben estar representadas y apoyadas”.
No se trata sólo de rectificar las desigualdades del pasado, sino también de construir un mundo más justo y resistente.” Es justicia, no solo para mujeres y niñas, sino también para los niños y hombres. “Las mujeres serán las más afectadas por esta pandemia, pero también serán la columna vertebral de la recuperación”.
La ONU se ofrece a ayudar proporcionando análisis de género y datos desagregados por sexo para informar a las políticas nacionales, y a los gobiernos sobre la manera de apoyar el diseño de programas de estímulo laboral y fiscal que estén adecuadamente dirigidos a las mujeres.
Esta crisis, dada su complejidad, requiere una respuesta de toda la sociedad para ser realmente efectivos. Pero esta respuesta, ya sea a nivel nacional o internacional, no será eficaz si no llegan las reformas a los más vulnerables, o “si elegimos simplemente repetir las políticas pasadas y no aprovechar este momento para reconstruir sociedades más igualitarias, inclusivas y resistentes”. El informe aconseja que “colocar a las mujeres y las niñas en el centro de las economías impulsará fundamentalmente resultados de desarrollo mejores y más sostenibles para todos, respaldará una recuperación más rápida y nos pondrá nuevamente en pie para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible”.
Por último, quiero destacar a nivel global, mi agradecimiento y felicitación a nuestra federación mundial, la Federación Internacional de Farmacéuticos -FIP- por su magnífico trabajo y su activa respuesta ante la Covid-19.
La FIP ha preparado una activa batería de actuaciones, para ello ha producido excelentes informes con la ayuda de expertos de diferentes partes del mundo, han desarrollado semanalmente desde que se inició la pandemia, interesantísimas conferencias y seminarios online, para analizar y actualizar toda la información referente al Coronavirus y han puesto en marcha una Llamada a la Acción en apoyo a la gran labor de los farmacéuticos del mundo, desde las farmacias comunitarias, hospitalarias, los laboratorios de análisis clínicos, desde la distribución farmacéutica, como puntos neurálgicos de los Sistemas de Salud del mundo, antes, durante y después de la Covid-19.
Los farmacéuticos y sus equipos trabajan en primera línea de actuación sanitaria, en la búsqueda junto con el resto de los profesionales de salud, de la justicia social y sanitaria, incluida la justicia de género, en tiempos de pandemia y siempre. Son pieza indispensable para conseguir la deseada Cobertura Sanitaria Universal.
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