Dos años después de la irrupción del SARS-CoV-2, en los hospitales el impacto de la sexta ola es muy diferente al que produjo la llegada de la covid, que puso contra las cuerdas al sistema sanitario. Los profesionales conocen mejor el patógeno, saben cómo combatirlo y cuentan con la inestimable colaboración de las vacunas. Aún así, afrontan con tensión este nuevo golpe de la pandemia, que bate récords de incidencia y vuelve a tensionar el sistema. Visitamos el Hospital Gregorio Marañón de Madrid, donde se respira presión asistencial agravada por el cansancio y las bajas por casos positivos.
Carpa: un colchón para las Urgencias
Primera parada de atención sanitaria en algunos hospitales como el Gregorio Marañón de Madrid: la carpa. Es un de las mejores estrategias desplegadas en el entorno hospitalario para afrontar una nueva ola de covid-19. Se trata de la instalación de una zona en la que se están atendiendo a las personas que acuden por algún síntoma leve, por sospecha de positivo, por haber tenido algún contacto estrecho con el SARS-CoV-2... Aquí, el personal sanitario les realiza pruebas de diagnóstico y, sin duda, ha supuesto "el gran freno de pacientes en Urgencias", tal y como afirma el jefe del servicio de Urgencias del Gregorio Marañón, Juan Andueza.
"Nos está amortiguando mucho". Se calcula que alrededor de un tercio de las personas que acuden a la carpa habrían ido a Urgencias. "Supone un colchón, un alivio. Ha sido una medida muy positiva y lo comprobamos cada día". De no ser así, se sumaría en Urgencias alrededor de un centenar de pacientes más. Aunque se tratase de síntomas leves, implicaría "hacer una evaluación completa, es mucho trabajo y consume muchos recursos". Ya en Urgencias, el personal sanitario está asumiendo al día unas 500 urgencias y están bajo mínimos, con bajas por contagio de coronavirus.
No obstante, tal y como explica Sonia García San José, la subdirectora gerente de dicho centro hospitalario, "aquel paciente que requiera alguna atención del servicio de Urgencias, será derivado".
"Es un volumen muy importante de población general que está pasando por la carpa. Estamos teniendo una media entre 350 y 400 personas al día".
Se han llegado a tener picos de 600 pacientes, coincidiendo con fechas prenavideñas. Se ha observado que de estos pacientes que acuden de manera espontánea a la carpa, "el 35% es positivo, es decir, estamos todavía con un porcentaje de positividad muy alto", lo que va en la línea de los últimos datos oficiales, que apuntan a un cúmulo de casi el 40% de los contagios del total de la pandemia en esta sexta ola.
Urgencias: "Hasta 800 pacientes en un día"
"Muchísima afluencia y mucha demanda de asistencia". Así está siendo la fotografía de los servicios de Urgencias hospitalarias en esta sexta ola. Son las palabras que Juan Andueza utiliza como jefe del servicio de Urgencias del Hospital Gregorio Marañón, uno de los hospitales con mayores magnitudes del territorio español.
Según el urgenciólogo, los pacientes que están observando ahora "tienen cuadros menos graves, pero como hay muchísimos, están generando gran cantidad de ingresos".
De media, "estamos atendiendo unas 500 urgencias diarias (de los que ingresan al día unas 15 o 20 personas), mucho más que en precovid". En la primera ola, sin embargo, no se dieron tantas (alrededor de 350) porque "dejaron de venir las patologías no covid». El problema es que "eran pacientes que se encontraban muy, muy mal".
En esta nueva ola, "hablamos de un 50%". Es decir, la mitad son casos relacionados con el coronavirus y la otra mitad acude al hospital por causas varias, tales como infartos u otros motivos. En total, "son muchos pacientes diarios. Uno de los días se llegaron a registrar hasta 800 consultas" y el hecho de presentarse casos covid y no covid y en tales dimensiones hace "más complicados los circuitos".
A esto se suman las bajas por positivos entre el personal sanitario. La situación es delicada, "nos estamos manteniendo muy justos".
En cuanto al perfil de los pacientes que acuden a Urgencias, señala Andueza, "al inicio de esta sexta ola, vinieron muchos jóvenes" cuando este grupo aún no estaba vacunado. Pero ahora, "los ingresos vuelven a ser los mayores, debido a su comorbilidad". Evidentemente, no es lo mismo una neumonía de una persona de 40 años que en una de 80. "Los ancianos tienen otras afecciones, problemas bronquiales, diabetes, hipertensión, algún tipo de tumor, deterioros de la función renal...".
Dado que muchos de los jóvenes ya están vacunados, pasan el coronavirus "como un cuadro catarral prolongado". Ya no tanto con síntomas que implican la pérdida de olfato y sabor. "Son sobre todo, síntomas en vías altas".
Microbiología: los primeros en detectar ómicron
Sin Microbiología Clínica no habría cadena. Es el eslabón donde se identifican positivos, donde se secuencian muestras, donde se aporta información para elegir el mejor tratamiento y desde donde se envían datos a las autonomías y al Ministerio de Sanidad para conocer cómo va evolucionando el SARS-CoV-2. Es el Santo Grial de la atención sanitaria y desde el Gregorio Marañón, la sexta ola se ha vivido con una perspectiva muy especial. "Con un enorme orgullo del servicio porque fuimos los primeros en detectarlo [ómicron] en nuestro país y además, pusimos a punto un método diagnóstico de rapidísima respuesta", explica Patricia Muñoz, jefe del servicio de Microbiología Clínica y Enfermedades Infecciosas del Hospital Gregorio Marañón. Muñoz recuerda que en ese momento, "nuestra obsesión era ayudar a Salud Pública para que lo que parecía ser importado, no tuviera una diseminación en la comunidad". Sin embargo, a la primera semana, ya «vimos que había transmisión comunitaria» y al mes, "el porcentaje de ómicron llegó al 90%".
Su rapidez de transmisión, no observada en ninguna de las anteriores variantes, supone una "sobrecarga de trabajo brutal en un momento psicológicamente muy especial en el que los microbiólogos estamos muy tensionados por la incertidumbre de la renovación de los contratos, las bajas laborales, las vacaciones y las idas de parte del personal a otras comunidades donde les ofrecen contratos de un año".
Una situación muy "tensionada" en medio de una ola en la que la "cantidad de positividad de ómicron es lo nunca visto". Ha habido "días de 500 positivos en nuestro hospital". En la primera oleada, "eran fundamentalmente los mayores de 60 años. En la quinta ola, la edad media bajó muchísimo (se estaban infectando los no vacunados) y ahora está subiendo un poco otra vez".
No obstante, el número de PCR que se están realizando diariamente durante estos meses asciende a 2.500. Antes de esta última hora, la cantidad oscilaba entre 800 y 1.000.
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Cabe reseñar que en la primera ola también se llegó a las 2.500, pero "todo era manual, era una PCR de miles de pasitos rudimentarios. Ahora, la prueba está más automatizada".
Secuenciación: la genómica, clave en Salud Pública
La secuenciación forma parte del servicio de Microbiología, pero merece una mención especial. "Nuestro objetivo principal es vigilar muy de cerca la transmisión del virus tanto comunitaria como hospitalaria", argumenta Darío García de Viedma, investigador del servicio de Microbiología y Enfermedades Infecciosas del Hospital Gregorio Marañón.
Para esta misión, "tenemos que tener una información muy detallada de cada una de las mutaciones del virus". Cómo: "Leyendo sus 30.000 nucleótidos y comparándolos unos con otros".
Es la manera de responder a preguntas como: cuáles son las variantes más relevantes a lo largo del tiempo, cómo va cambiando este virus, el porqué de las reinfecciones, el origen de determinados brotes para su correcto manejo... En este punto, García de Viedma ha destacado que "durante la pandemia se ha trabajado internacionalmente de un modo muy consensuado. Todos los investigadores de genómica de covid hemos trabajado con los mismos procedimientos, depositando los resultados públicamente para que todos supiéramos lo que estaba circulando en cada país".
La aparición de diversas variantes "nos obligó a ser cada vez más rápidos y tener resultados de secuenciación casi en tiempo real" y parece que cuando todo estaba "muy bien engrasado y teníamos puestas a punto muchas PCR para muchas mutaciones y un sistema de secuenciación ultrarrápido que aún no se había utilizado demasiado, salió la alerta ómicron en Sudáfrica". Todo esto "nos permitió responder la noche del 29 de noviembre, ante la alerta del viajero de Sudáfrica, y tener un resultado de PCR y la secuenciación completa en tan sólo cinco horas". Supuso "un orgullo y fue muy satisfactorio" poder detectar de manera tan rápida el primer caso ómicron en España. Está claro que la "secuenciación ha revolucionado el modo en el que se puede vigilar la transmisión de cualquier infección. El refinamiento de la genómica permite una fotografía muy precisa de cómo se transmiten estos patógenos, qué rutas prioritarias tienen, cuáles son las zonas más calientes de transmisión, las medidas preventivas más eficaces...". Todo, a disposición de Salud Pública.
Hospitalización: "Hemos pasado de 1.000 a 250 ingresos"
Dada la altísima incidencia de ómicron en la población, las cifras de pacientes que requieren hospitalización ascienden. Concretamente desde el 14 de octubre se han multiplicado por nueve, pasando de 2.227 ingresados en España a 17.436. Esto es un reflejo de lo que supone tener una tasa de positividad del 40%. Es decir, cuatro de cada diez españoles que se someten a un test es positivo. Cuantos más casos de infección, aunque el virus se comporte de forma menos virulenta, mayor será el número de hospitalizaciones.
En este sentido, Antonio Muiño Míguez, jefe de sección de Medicina Interna del Hospital Gregorio Marañón, hace una fotografía de la primera y la sexta ola. "En la primera, durante muchos días, hemos tenido más de 1.000 pacientes ingresados en el Gregorio Marañón. En estos momentos, alrededor de 250". Aunque es mejor, "no quita trascendencia a lo que estamos viviendo, ya que distorsiona de forma importantísima la actividad normal del hospital".
Una cuestión interesante, agrega el especialista, es que "va disminuyendo la mortalidad, sobre todo en la quinta y sexta ola; en las anteriores había menos casos, pero la proporción de enfermos graves era muy relevante".
Con la evolución del virus, "la inmunidad de la población, el asentamiento de los tratamientos para la patología aguda ha ido acondicionando que los enfermos críticos y la mortalidad haya ido disminuyendo", argumenta Muiño Míguez.
En el capítulo de los tratamientos, sin lugar a dudas, ha habido cambios. "En la primera ola, utilizábamos muchas opciones, algunas no se han consolidado en el tiempo y otras continuamos usándolas (corticoides o determinadas terapias antivirales), pero todavía estamos muy lejos de decir que tenemos soluciones para el 100% de los casos. Lamentablemente sigue habiendo una mortalidad significativa, aunque inferior, que se concentra en los grupos vulnerables, pacientes de mayor vulnerabilidad, pero nadie está libre al 100%".
UCI: "En esta ola estamos más preparados"
Cuidados Intensivos es justo el último eslabón de la cadena, al que sería deseable no llegar. La entrada en esta unidad implica gravedad y tratamientos específicos. Los últimos datos revelan que el 14 de octubre España tenía 454 pacientes covid en cuidados intensivos y esta semana ascendieron a 2.224. La cifra se ha multiplicado casi por cinco.
"La primera ola fue terrorífica, el enemigo te podía, no hay comparación", sentencia, José Eugenio Guerrero Sanz, jefe del servicio de Cuidados Intensivos del Hospital Gregorio Marañón.
Ahora, "estamos mucho más preparados en material e instalaciones y sabemos qué es lo que no tenemos que hacer; esta enfermedad es muy joven y con el tiempo vamos conociéndola mucho mejor". Incluso "vamos viendo quiénes van a evolucionar mal y quiénes están en vías de mejorar".
También ha cambiado el tipo de variante. "Ómicron es posiblemente tres veces menos grave y cinco veces más contagiosa". Sin embargo, una vez que los pacientes entran en la UCI, la evolución es muy similar a la de las anteriores variantes.
¿Quiénes están ingresando en estas unidades? Guerrero Sanz distingue tres bloques: "Los que tienen las tres dosis, que es un número anecdótico; mayores de 65 años con dos dosis de vacuna, pero que han pasado ya seis meses desde la última y/o se encuentran inmunodeprimidos (estos son la mayoría de los que ocupan camas en Intensivos) y en tercer lugar, los no vacunados". Al menos en este hospital, el porcentaje de este último grupo fluctúa entre el 35% y el 40%.
Según se ha observado, el riesgo de ingresar en UCI de los no vacunados se multiplica por 32 en la franja de 60 a 79 años. "Es incomprensible que no nos vacunemos, nadie se sienta a darte razones entendibles por las que no se vacuna, pero estamos para atender. Ahora mismo hay seis no vacunados en nuestra UCI".
En cuanto a la presión asistencial, existe. A diferencia de la primera ola, "tenemos en nuestra unidad pacientes ingresados con otras patologías como el cáncer". Antes, el miedo a infectarse les hacía quedarse en casa. Por otro lado, el personal sanitario también está agotado, a lo que se suman bajas por covid.
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