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lunes, 1 de octubre de 2018

‘Blockchain’: de la ‘criptomoneda’ al ‘criptopaciente’

Aunque aún está en mantillas en el sector sanitario, los expertos coinciden en que el sistema blockchain (cadena de bloques), utilizado sobre todo para las transacciones con criptomonedas, tendría un gran futuro para mejorar la eficiencia en el conjunto del SNS o bien en diversas áreas de la política y la atención sanitaria.

Esta tecnología, que ya sobrepasa su tercera generación, es la base no sólo de métodos rompedores de mercado, como la eliminación de intermediarios y la descentralización del control de la información, sino también de numerosos anglicismos digitales.

Junto a otros temas candentes, blockchain se ha colado este año en la Plataforma Tecnológica de Innovación de la Sociedad Española de Informática de la Salud (SEIS) -que ha tenido como anfitrión al Hospital Universitario Reina Sofía de Murcia-, con sus prometedoras aplicaciones y un buen número de retos pendientes.

“Es una tecnología que básicamente consiste en un registro de información que nadie puede alterar o borrar y que es auditable”, comenta a DM Alexander Zlotnik, ingeniero teleco y doctor en inteligencia artificial, que ha desgranado los conceptos primarios del sistema: comenzó con el bitcoin, pero en segunda generación agregó los contratos inteligentes (smartcontracts), que favorecen un despliegue de programas y el desarrollo de un sinfín de aplicaciones (Ethereum, Corda…). Ya en la tercera generación, blockchain ha incorporado la identidad personal soberana, con máxima garantía de seguridad y de forma descentralizada (Sovrim, Alastria…).

Aplicaciones en sanidad

Esta tecnología sugiere potenciales aplicaciones para sanidad, principalmente para la gestión de listas de espera, el registro de acceso a historias clínicas trazable e imborrable, el reparto de los fondos de cohesión basados en el flujo interregional de pacientes, así como mayores garantías para el uso de información en ensayos clínicos y estudios epidemiológicos.

Según Zlotnik, el sistema podría aplicarse a la financiación sanitaria de las autonomías. Una característica primordial de blockchain es que elimina la intervención de un “tercero de confianza”, que en el caso de la política sanitaria de las 17 comunidades autónomas sería el Ministerio de Sanidad. Blockchain agilizaría el proceso con mecanismos que permitan la compensación de fondos directamente.

“El modelo actual sería almacenar en blockchain solamente una huella criptográfica, pero no la información en sí misma. La historia clínica electrónica (HCE) ha sido un importante desafío logrado con el consenso general pero aún podría mejorar con este revolucionario sistema que la haría trazable, indeleble y transparente”, recalca, apuntando a un proceso similar en listas de espera.

Y, por supuesto, hay algunos peros. Las principales limitaciones a día de hoy serían aspectos tecnológicos poco maduros, aunque este experto cree que es más problemática la organización del SNS; que, en muchos casos, un sistema de información centralizado clásico será más barato y sencillo; que habría posibles incompatibilidades con legislaciones y normativas sectoriales, además de “futuros desafíos como el de la computación cuántica”.

Reto para gestores, clínicos y ciudadanos

En la reunión de la SEIS se ha insistido mucho en características ideales de blockchain para mejorar el SNS, como su condición de red distribuida (los virus no afectarían a todos los bloques); que todos los movimientos quedan firmados y que permite compartir datos con terceros de forma auditable y a través de los smartcontracts.

Pedro de la Peña, responsable de proyectos de I+D+i del Instituto Ibermática, confía en que, además, la tecnología blockchain facilitará el empoderamiento del usuario en la custodia y gestión de su información de salud, tanto si procede de proveedores de servicios, como de la información directa del usuario, o de la investigación.

Y también contempla la generación de nuevos modelos de negocio en torno a estos avances tecnológicos. “Blockchain se postula como una plataforma óptima para la HCE, ya que permite crear una criptografía segura de soporte para el registro de datos clínicos en conexión con entidades generadoras y explotadoras de información (a priori desconocidas) pero reservando al paciente la propiedad y la gestión integral de esos datos”.

De la Peña cree que hay que generar una plataforma que permita registrar información, gestionar el acceso y también la seguridad de todo el ecosistema. “Los registros consistirán no sólo en información certificada y validada de los distintos servicios de salud públicos y privados, sino también la que generen los dispositivos sanitarios como pulseras electrónicas, marcapasos, sensores de glucosa, o cualquier otro que pueda aportar información clínica en tiempo real”.

Habrá que gestionar el acceso, la cesión de la información y la trazabilidad del uso de los historiales médicos, siempre en consonancia con la legislación de protección de datos. Con los mismos criterios se garantizará la seguridad de cada elemento y la identidad digital de los participantes. “Pero no es lo mismo registrar moneda que datos de salud, y quedan por resolver algunos retos para poner en marcha una blockchain sanitaria”, subraya De la Peña refiriéndose al marco regulatorio en materia de salud y derecho al olvido; a cuestiones sobre la identidad de los pacientes y de los profesionales; al contenido que debe almacenarse encriptado in-chain; a algoritmos de consenso para el dominio sanitario, y a los contratos inteligentes para la salud 4.0.

Otras exigencias están relacionadas con la seguridad y privacidad de la información. En datos de salud la pseudoidentidad no es suficiente y también tiene que adaptarse la arquitectura de ciberseguridad que evite robos en el ecosistema. Además, tendrán que utilizarse algoritmos de anonimización de la información para ceder datos a terceros, como en el caso de la investigación.

gualmente quedan otros retos para la captura de datos y la explotación de la información, entre los que destaca la “soberanía del dato” que permita al usuario desbloquear su información a terceros bajo determinadas circunstancias.

Un paciente/’token’

Según Carmen Pastor, directora del Blockchain Lab Interuniversitario de la Universidad de Alicante (BAES), la eficiencia para asignar recursos de salud debe recaer en la tecnología. “Incluso la infraestructura y las tecnologías de las ciudades inteligentes podrían aprovechar la mezcla de mSalud y telemedicina para crear un concepto nuevo y mucho más poderoso, la SmartHealth.

Esta profesora de Derecho Mercantil dirige en BAES investigaciones sobre Health Tokenomics, un sistema para transferir valor de forma segura sin necesidad de liquidez utilizando tokens, al estilo de las transacciones de criptomonedas, salvo que en el sector sanitario las unidades que se tokenizarán serán pacientes, vacunas, etc… El token es una unidad de valor que cada organización puede personalizar en cadenas de caracteres con significado propio en los lenguajes criptográficos, sin revelar nunca datos personales.

”Anonimizar hechos puede servir para analizar la eficiencia de los centros sanitarios”, explica Pastor, agregando que la figura del “gemelo digital” refuerza la seguridad y ayuda a vincular el mundo real con el tecnológico. Su grupo de investigación trabaja con un sistema llamado BigChain DB que no tiene minería de datos, parte de una base de datos distribuida y añade posteriormente las características de blockchain, como descentralización, inmutabilidad y transferencia de activos digitales. Según Pastor, la principal ventaja de la tecnología blockchain es “aflorar un valor que quedaría en manos de intermediarios”.

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