Con el objetivo de profundizar en el estudio del estado nutricional de los niños en edad pediátrica de diferentes modelos sociales y entornos geográficos y conocer cuál es la prevalencia de la desnutrición y el uso de los suplementos nutricionales, Laboratorios Ordesa ha editado la guía Prevalencia internacional de la desnutrición pediátrica y uso de suplementos nutricionales.
Este documento se ha desarrollado a partir de las aportaciones de profesionales de la salud de cinco regiones del mundo (Arabia Saudí, Ecuador, España, Indonesia y Perú), que trasladan la realidad actual en cuanto a la desnutrición pediátrica en su territorio así como su experiencia en el manejo de este problema en la consulta pediátrica.
Isidro Vitoria Miñana, pediatra y jefe de la Unidad de Nutrición y Metabolopatías del Hospital Universitario La Fe, de Valencia, es el encargado de la redacción del capítulo referido a España, y ha concedido una entrevista a este medio para analizar el alcance de la desnutrición en nuestro país.
La guía apunta que cuando los requerimientos mínimos de energía y nutrientes no se ven cubiertos en el niño, deriva en una situación de desnutrición generada por una malnutrición, que puede deberse a una o varias circunstancias. Entre las causas inmediatas están una alimentación insuficiente o inadecuada o la existencia de enfermedad. Dentro de las causas subyacentes están la falta de acceso a alimentos y de atención sanitaria y la existencia de agua y saneamientos insalubres. En cuanto a las causas básicas, son la pobreza, la desigualdad y la escasa educación de los padres.
Según su experiencia, en los hospitales "hay tanto casos de desnutrición crónica (niños con neoplasias, cardiópatas, con problemas neurológicos,…) como aguda, como consecuencia de una infección, "por ejemplo neumonía, diarrea...". Sin embargo, "lo que más le preocupa como pediatra porque afecta a una cantidad mayor de población -aclara- es la crónica, ya que acaba teniendo repercusiones no solo sobre el crecimiento físico sino también en el desarrollo neurológico de los niños, por tanto, con la desnutrición crónica hay que estar más preparados".
Pobreza infantil
El experto sacó a colación los datos de Unicef que hablan de que la tasa de pobreza infantil este año es de un 27% (dato parecido a Bulgaria e Italia) y en 2018 la tasa de pobreza infantil que llaman persistente (la de ese año y años previos) es de un 20%.
Como se señala en la guía, la falta de educación de los padres podría ser una de las causas de esa desnutrición, por ello los profesionales sanitarios deben trabajar para formarles sobre qué significa una dieta equilibrada y no dar por sentado que lo saben. "No siempre los padres saben por dónde entran las calorías y cómo se deben tomar los principios inmediatos -constata-. Por eso la educación sanitaria, sobre todo en familias desfavorecidas, es clave para recordarles que la dieta debe ser variada, que deben incluir frutas y verduras si pueden, pescado fundamentalmente por el complemento de DHA que supone y que no olviden los frutos secos, legumbres y lácteos". Y es que, algunos padres recurren demasiado a la bollería y sus hijos ingieren demasiadas proteínas y azúcares.
Preguntado por de dónde debe provenir esa educación, el pediatra propone cualquier persona que tenga interés y esté relacionada con el mundo sanitario, entre los que se incluyen los profesionales del entorno hospitalario pero sobre todo de Atención Primaria, tanto médicos, como enfermeros incluso farmacéuticos". A su juicio, los farmacéuticos "muchas veces están muy cerca de los padres y pueden darles esa educación, porque, además, esos padres tienen, en muchas ocasiones, la confianza en el farmacéutico que no tienen con su médico o con el pediatra. Yo fui profesor de la Facultad de Farmacia durante veinticinco años, los conozco mucho y sé de su interés por formarse y por formar", constata.
Carencias y malos hábitos
En la guía, Vitoria aporta datos relevantes relacionados con pautas incorrectas de alimentación, como ese 15,5% de niños que no desayunan nada más que leche, agua o zumo y que el porcentaje de niños que no consumen nunca o menos de una vez a la semana frutas y verduras es de un 8,2%, en el caso de la fruta fresca, y de un 15%, en el caso de verduras (excluidas las patatas).
También menciona el estudio Enalia, realizado en 1.862 niños y adolescentes de 6 meses a 17 años entre 2013-2014, que indica una insuficiente ingesta dietética de las vitaminas D, E y ácido fólico, y el estudio Alsalma, que, además de las mencionadas, mostraba carencias de calcio, hierro y yodo.
Para el experto, estos malos hábitos alimentarios no se erradican solo con campañas de educación sanitaria, ya que hay otros factores sobre los que habría que actuar, entre los que destaca, la presión que ejercen las empresas de productos elaborados (bollería y los empaquetados) y que son la competencia de las frutas y verduras; las máquinas de vending, en las que se debería incluir fruta preparada y no solo bollos o sandwiches; y los precios de las frutas y verduras, es decir, "el Estado debería favorecer su consumo y controlar esos precios para que no suban y que la gente los pueda consumir incluso la gente sin recursos".
Suplementos nutricionales
Sobre los suplementos nutricionales, Vitoria afirma que en España sí se usan bien, puesto que se conoce perfectamente la diferencia entre los suplementos nutricionales y las fórmulas de nutrición enteral. "Los primeros no son financiables, entran en la categoría de alimentos y se usan bien -recuerda-, y las fórmulas poliméricas que son subvencionadas y se administran en caso de patología orgánica se emplean de forma correcta, de tal manera que el campo de la nutrición en este sentido ha evolucionado mucho".
Y añade que las fórmulas poliméricas sí que deberían ser prescritas por un pediatra, pero los suplementos nutricionales también el farmacéutico puede en ocasiones valorar la necesidad de su administración, por lo tanto, sí que tiene aquí un papel.
¿Cuándo podría, entonces, recomendar esos suplementos el farmacéutico? Como señala el pediatra, están indicados en periodos de convalecencia tras una enfermedad, en niños poco comedores, en los que llevan una alimentación desequilibrada, cuando hay una mayor demanda nutricional y cuando hay riesgo de malnutrición.
Así, en la guía se especifica que cuando el niño sufre una infección respiratoria de vías altas, un traumatismo o al alta de una intervención quirúrgica, estarían indicados los suplementos nutricionales, porque "en la fase de convalecencia permite tomar mayor cantidad de energía y nutrientes con un bajo volumen de ingesta", reza el texto. "Cuando tenemos a un niño diez días ingresado en un hospital con una neumonía, su estado nutricional no es el mismo cuando sale del hospital que el que tenía antes de ingresar, por lo que para que ese niño vuelva a ser como antes necesita un suplemento que debe mantenerse hasta que vuelva a su estado normal, lo que viene a ser entre dos o tres semanas", explica.
Niño malcomedor
Respecto a la indicación de suplementos nutricionales en niños que comen poco, el pediatra reconoce a este medio que "no hay un criterio ni un consenso sobre qué es un niño malcomedor". "Se asume -continúa- que es aquel que no toma la cantidad suficiente de principios inmediatos y de energía necesaria para un crecimiento y desarrollo correcto, pero esto es muy teórico y llevarlo a la práctica es complicado, salvo que se haga una valoración nutricional de la ingesta y se pase a un programa informático con lo que acabemos sabiendo qué cantidad de oligoelementos y de macronutrientes está tomando".
En estos casos, el farmacéutico debe pensar en la recomendación de fórmulas completas de suplementos nutricionales que en multivitamínicos, pues en los primeros no solo se tiene un aporte adecuado de vitaminas y minerales sino también de principios inmediatos, incluso algunos están enriquecidos con ácidos grasos esenciales, como DHA, y otros incorporan prebióticos y probióticos, por lo que tienen un valor añadido"..
A la pregunta de cuánto tiempo tienen que estar tomando suplementos nutricionales, el experto señala que es difícil de responder y hay que ver cada caso.
Atención con los trastornos del espectro autista
En la entrevista, el pediatra quiso poner el foco de atención en un grupo de niños con los que el farmacéutico debe estar especialmente atento y ejercer una labor de educador sanitario con los padres: los niños que sufren trastornos del espectro autista. "Estos niños -especifica- tienen una relación social muy monótona, se relacionan con muy pocas personas y con muy pocos objetos y lo mismo hacen con la comida, tienen una relación muy monótona y muy rutinaria y conocen dos o tres alimentos. Hay casos en los que se alimentan de patatas fritas, galletas y agua y hay que llamar la atención a esos padres, pues pueden darse déficits graves de vitamina A, produciéndose problemas oculares, o de vitamina C, con sangrado gingival, o incluso de vitamina B12, con regresión neurológica y que los padres no perciben porque ya su hijo no está bien neurológicamente".
Por ello, apela a los farmacéuticos a que pregunten a los padres si el pequeño come bien, "pues, a veces, los padres no le dan importancia al tema de la nutrición porque tienen el gran problema de manejarse con ellos".
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