Hace apenas una semana que se cerró el 33º Congreso Nacional de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (Seaic), celebrado en el Palacio de Congresos de Zaragoza. Fue el primer congreso presencial de la sociedad científica después de la pandemia de la covid-19, lo que ha permitido, no solo debatir sobre las distintas cuestiones de actualidad que afectan a la profesión, sino también compartir experiencias y opiniones cara a cara.
Además, en este foro, se ha ahondado en los pasos que deben darse para seguir potenciando la especialidad, se han analizado los retos futuros, se han dado pistas sobre cómo seguir potenciando el papel del alergólogo y se ha refrendado la apuesta profesional por seguir optimizando la atención que se ofrece al paciente.
Para desgranar todos estos asuntos, Antonio Valero, presidente de la Seaic y jefe de Sección de Alergología del Hospital Clínic de Barcelona, habla durante una entrevista con este periódico sobre los desafíos de la profesión y sobre la hoja de ruta para los próximos años.
Pregunta. ¿Qué valoración general hace de este 33º Congreso Nacional de la Seaic que acaba de concluir?
Respuesta. Considero que ha sido un éxito. En cuanto a la participación, hemos contado aproximadamente con 1.300 personas, una cifra muy parecida a la del último congreso presencial, que se celebró en 2019 en Más Palomas (Las Palmas de Gran Canaria). Las salas y las ponencias han estado llenas durante los tres días de congreso y hemos conseguido despejar las incertidumbres que podían generar las normas anticovid impuestas durante el congreso. En cuanto a los contenidos científicos, ha resultado muy interesante y así nos lo han transmitido. Eran actualizaciones muy relevantes de diversos temas ligados a la especialidad y han sido de gran interés.
P. ¿Cuáles son para usted los principales mensajes y reflexiones de futuro que han salido de este 33º Congreso Nacional?
R. Ante todo, hay un punto muy importante: la especialidad de Alergología debe tener una buena implementación en nuestro país. La ratio de alergólogos por habitantes es muy heterogénea: hay autonomías mejor y peor dotadas. Nos encontramos, por ejemplo, con que la Comunidad de Madrid cuenta aproximadamente con 2-2,5 alergólogos por cada 100.000 habitantes, mientras que Baleares, para una población de 1.300.000 habitantes cuenta con un solo alergólogo. Por ello, creo que la especialidad debe tender a la accesibilidad y a la equidad en toda la geografía para evitar que existan diferencias entre ciudadanos en el abordaje de las enfermedades alérgicas.
Además, debemos potenciar a los jóvenes para preparar un relevo generacional adecuado y debemos promover la investigación, sobre todo a través de las ayudas que otorga la fundación de la sociedad científica y de la colaboración con nuestra red de investigación, Ricors, del Instituto de Salud Carlos III, para lograr que se consolide.
P. Hablando de consolidación, ¿cuáles cree que son los pasos que deben darse para seguir potenciando la especialidad y el rol de los alergólogos?
R. Nuestra especialidad es una especialidad consolidada, intrahospitalaria y extrahospitalaria, que trabaja con rigor y que está bien formada. Ahora bien, falta mejorar la implementación en algunas zonas y la consideración por parte de algunas administraciones autonómicas. Es decir, hay que darle relevancia a nuestra capacidad profesional y a lo que somos capaces de hacer sin necesidad de que el paciente pase por varias especialidades para que le traten sus diferentes patologías alérgicas.
P. ¿Cuáles son, a su juicio, los retos a corto y medio plazo a los que se enfrenta la Alergología en España?
R. Son varios. Debemos posicionarnos como especialidad que es capaz de abordar la patología alérgica de forma integral, tanto ante la Administración como ante el resto de especialidades. También debemos incorporarnos a la formación pregrado y posgrado en las universidades y en la formación de residentes (con rotaciones por los servicios de Alergología de las especialidades más afines, como son Otorrinolaringología, Neumología, Dermatología, Pediatría o Medicina Interna).
Además, debemos crear unidades multidisciplinares para abordar la patología alérgica compleja (respiratoria, alimentaria, cutánea, de alergia a medicamentos, etc.). Es esencial que nos especialicemos y que constituyamos unidades multidisciplinares con otras especialidades para abordar esta patología.
P. En cuanto a la oferta MIR de Alergología, ¿se ajusta a las necesidades asistenciales?
R. El número de alergólogos que formamos es mayor que el número de plazas laborales que se ofertan en los hospitales para que luego puedan quedarse. Hay déficit de plazas de trabajo, disponemos de alergólogos formados, pero no pueden ocupar esas plazas porque no se crean.
P. Aunque el abanico de las alergias es muy amplio y algunas presentan una elevada prevalencia, ¿en cuáles se está trabajando con especial énfasis en este momento?
R. Bajo el foco, actualmente, tenemos entre las más destacadas la alergia a alimentos, de la que ya que en los últimos años se ha visto un incremento de la prevalencia y en la que el diagnóstico molecular nos ha ayudado a hacer diagnósticos más precisos.
También la alergia a fármacos. Cada vez vivimos más tiempo y tomamos más fármacos, de ahí que las alergias a fármacos se estén convirtiendo en un problema importante. Es fundamental hacer un correcto diagnóstico, no solo para saber los fármacos que se deben evitar, sino también qué fármacos alternativos podemos utilizar. Aquí me gustaría hacer una especial mención a la alergia a tratamientos de patologías oncológicas y hematológicas en los cuales los pacientes tienen reacciones alérgicas graves. Anteriormente, cuando esto ocurría, se elegía un segundo fármaco que era menos eficaz. A través de los procedimientos de desensibilización a fármacos, manejados por alergólogos, conseguimos que estos pacientes puedan llegar a tolerar el fármaco de elección primaria, que es más eficaz y amplía el tiempo de vida. Este es un ejemplo claro de la necesidad de esta especialidad en estas patologías.
Junto a esto, tenemos el reto de adecuar la patología respiratoria compleja (asma alérgico, rinitis alérgica, poliposis nasosinusal...) a los nuevos tratamientos biológicos, para así individualizar las terapias en función de la respuesta que tenga cada paciente.
P. ¿Qué perfiles de pacientes son los más vulnerables a las enfermedades alérgicas y, por ello, precisan especial atención?
R. En la especialidad de Alergología, como lema, sus profesionales están formados para tratar enfermedades alérgicas de 0 a 100 años. Dicho esto, la mayor frecuencia de alergias respiratorias se da en personas jóvenes, sobre todo en la segunda y tercera década de la vida; al igual que en la primera y segunda década es cuando aumenta de forma importante la alergia a alimentos. La alergia a medicamentos es más tardía, suele aparecer a partir de la tercera o cuarta década de la vida, que es cuando se usan más medicamentos y se producen más reacciones alérgicas.
No obstante, se está viendo que cada vez hay personas más mayores que debutan con alergia a alimentos o con alergias respiratorias. Esto quiere decir que no solamente se va a incrementar en el futuro la prevalencia de las enfermedades alérgicas -que ya se estima que afectarán al 50% de la población de aquí a veinte años-, sino que estamos viendo que la extensión de edad se está ampliando, y cada vez vemos inicios en edades más tardías.
P. Por lo que ha expuesto usted durante esta entrevista, entiendo que también supone una prioridad seguir potenciando la colaboración multidisciplinar con el resto de especialidades, ¿verdad?
R. El trabajo multidisciplinar es esencial. Hay enfermedades complejas que hacen que, en el avance de la medicina, no siempre sea fácil estar actualizado. Esto muestra de forma clara que es necesario hacer un abordaje multidisciplinar. Debemos estar preparados y conseguir aproximar otras especialidades, para así poder abordar la patología alérgica compleja desde un punto multidisciplinar porque se ha visto que la mejora y el mayor beneficio que obtienen estos pacientes con patología alérgica compleja es con un ese abordaje multidisciplinar. La tendencia es que debemos unirnos, y nosotros, al igual que el resto de especialidades, tenemos la voluntad de construir este tipo de unidades; debemos terminar desarrollándolas y poniéndolas en práctica.
P. Entiendo por sus palabras que esa colaboración se extiende también a otras profesiones sanitarias, como la Enfermería o la Farmacia, ¿verdad?
R. Efectivamente. Durante el 33º Congreso Nacional, por ejemplo, hubo un apartado específico para Enfermería. En la especialidad de Alergología, uno de los objetivos primordiales es el diagnóstico de patología alérgica, y en ese diagnóstico la enfermera tiene un papel fundamental. Debemos ser capaces de formar a nuestras enfermeras con planes de formación, en los que ya está trabajando el Comité de Enfermería de la Seaic, y debemos conseguir que haya enfermeras que sean clasificadas como Enfermería de Práctica Avanzada, con un perfil especializado.
En cuanto a Farmacia, cada vez disponemos de más medicamentos, no solo fármacos inhalados sino también biológicos, y ahí cada vez tiene un papel más relevante tanto la farmacia comunitaria como la hospitalaria. Además, entre todos debemos conseguir que las maniobras de inhalación y el cumplimiento terapéutico sean adecuados y óptimos para así poder tener un buen control de la enfermedad.
P. A principios de 2020 la pandemia de la covid-19 dio un giro de 360º a toda la actividad clínica y asistencial. ¿Qué papel ha tenido el alergólogo durante la pandemia?
R. El alergólogo, en primer lugar, por sus características y formación ha participado en muchos hospitales en la atención directa a pacientes con covid, tanto en Urgencias como hospitalizados. Además, nos hemos ocupado y preocupado de que nuestros pacientes pudieran seguir con los tratamientos pautados y, a través de la vía telefónica, hemos estado pendientes de ellos para que los pacientes que tenían vacunas alergénicas, pudiesen acceder a ellas y tuviesen un seguimiento continuado.
También hemos estado pendientes de que hubiese una buena adherencia y de los pacientes con patología respiratoria grave. En el caso de los pacientes con asma grave que estuviesen en tratamiento con fármacos biológicos, hemos estado alerta para que pudiesen disponer de fármacos y pudiesen autoadministrárselos en sus casas.
Junto a todo esto, hemos sido altamente responsables cuando en los inicios de las vacunaciones se comenzaron a ver las principales reacciones alérgicas a las vacunas y se observó que un porcentaje de pacientes alérgicos mostraban reacciones que podían ser graves. Hemos revisado pacientes con alergia para ver si tenían indicación de la vacuna o no y qué precauciones debían tomarse, y también hemos estudiado las reacciones a las vacunas para diagnosticar la causa y ofrecer una alternativa eficaz.
P. A pesar de todo ese trabajo de seguimiento telemático y de consulta telefónica, imagino que la reducción de la presencialidad por la pandemia habrá limitado muchísimo la detección de nuestros casos de pacientes con enfermedades alérgicas, ¿verdad?
R. Por supuesto. Cuando estuvimos confinados se hacían consultas telefónicas de seguimiento, pero hubo un tiempo en el que no se pudieron hacer primeras visitas, y eso ha generado un incremento de las listas de espera, no solo para primeras visitas, sino también para diagnósticos y exploraciones. Es algo que hemos sufrido todas las especialidades. Ahora, con el esfuerzo de estos últimos meses, a pesar de estar todavía en pandemia, se ha podido mejorar esta respuesta asistencial, se van reduciendo las listas de espera y se han empezado a aumentar las pruebas de diagnóstico.
P. Una última pregunta: acaban de clausurar el 33º Congreso Nacional, que ha sido presencial y ha permitido un contacto más directo y un mejor intercambio de criterios entre profesionales. ¿Supone esto una motivación extra de cara al futuro? ¿Qué reflexión le genera?
R. Hemos tenido la experiencia exitosa de un congreso presencial, la gente tenía ganas de intercambiar opiniones y de plantear necesidades e inquietudes. Creo que este éxito nos debe ayudar y nos debe convencer de que debemos dirigirnos hacia una normalidad tanto en formación como en asistencia. Respecto a la asistencia, lo que hay que considerar es que hay que volver a la presencialidad, pero esta pandemia nos ha enseñado que la asistencia telefónica y la telemedicina son prácticas que debemos tener muy presentes y que debemos aplicar en beneficio del paciente.
via Noticias de diariomedico.... https://ift.tt/3BsCSzZ
No hay comentarios:
Publicar un comentario