La irrupción de la pandemia y las medidas de confinamiento implantadas conllevaron la ruptura de nuestros hábitos y forma de vivir, incluso de aquellos que fuimos nombrados trabajadores esenciales. Nosotros, los esenciales, entramos en una forma extraña de trabajar, donde todo era para ayer y la tarea más simple se revestía de una aureola de importancia y, algunas veces, incluso de épica en un entorno donde el trabajo se había parado o, en el mejor de los casos, transformado en la forma de ejercerse.
En nuestro ámbito sanitario y, sobre todo, en los centros hospitalarios, estos aspectos destacados en la forma de trabajar se multiplicaron exponencialmente y a todos los profesionales nos afectaron las situaciones que vivimos en nuestro entorno. Ese estado de alarma que vivía la sociedad despertó nuestro mejor ingenio para colaborar entre todos en la resolución de las múltiples necesidades que se destapaban a cada minuto.
En la profesión farmacéutica fueron muchos los ámbitos de ejercicio que vieron su trabajo tremendamente tensionado y con necesidad de aplicar nuevas soluciones a nuevos problemas que iban surgiendo, sin apenas margen de tiempo de respuesta.
No es objeto de esta tribuna destacar las distintas iniciativas que se abordaron desde la profesión, pero sí que me permito agradecer la excelente respuesta que dieron nuestros profesionales farmacéuticos a las actividades que se les propusieron y el empeño y rigor profesional con que acometieron todas y cada una de ellas.
Una serie de iniciativas dirigidas a responder a todos estos retos que se nos planteaban y que fueron organizadas y coordinadas muchas de ellas desde la organización farmacéutica colegial: los colegios de farmacéuticos provinciales, los consejos autonómicos y, uniéndolos a todos en el plano nacional, desde el Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos.
Una de las situaciones donde se necesitó una actuación rápida fue en el acceso seguro a los fármacos para asegurar a los pacientes la continuidad de los tratamientos. El Ministerio de Sanidad, sensible a la situación que atravesábamos, aprobó una Orden Ministerial que publicada en el Boletín Oficial del Estado del 20 de marzo de 2020, para que cada comunidad autónoma pudiera establecer “de manera excepcional” las medidas oportunas que estimase necesarias con el fin de “garantizar la dispensación de los medicamentos de dispensación hospitalaria” fuera de los mismos hospitales.
De Cataluña a otras comunidades
Distintas fueron las soluciones que se adoptaron desde los servicios de farmacia hospitalaria para cumplir con este objetivo, pero en Cataluña se inició una vía natural que rápidamente siguieron desde otras comunidades autónomas, entre ellas Aragón, Andalucía, Cantabria, La Rioja y Navarra, favoreciendo así la expansión del protocolo que elaboró y puso a disposición de los colegios y los colegiados el Consejo General de COF.
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Incorporación de la Comunidad Valenciana
En la actualidad se han incorporado, además, las tres provincias de la Comunidad Valenciana y ya son en total más de 20.000 pacientes los que recogen sus fármacos en su farmacia habitual.
La máxima, que ha regido en todos los proyectos puestos en marcha en esta línea de trabajo, es que a lo largo de todo el proceso debía intervenir siempre un farmacéutico como garante de la custodia y correcta dispensación del medicamento, algo natural en el proceder seguro de los fármacos del que hemos dotado a nuestro país. Esta dispensación nacía en el Servicio de Farmacia Hospitalaria, viajaba bajo la supervisión del farmacéutico de la distribución y llegaba al paciente de manos del farmacéutico comunitario.
Este proceso, además de representar una garantía para los pacientes, pone en valor la colaboración entre los profesionales farmacéuticos de distintos niveles asistenciales y posibilita el intercambio de datos para la mejora del servicio, ya que facilita el retorno de la información a los servicios de farmacia hospitalaria. Este es un hecho fundamental para tomar las decisiones oportunas y más apropiadas que mejoren el servicio.
Que colaborar forme parte de la normalidad
Las circunstancias nos han brindado el empuje necesario para poner en marcha una colaboración entre farmacéuticos, que muchos veíamos, pero que no terminaba de concretarse. Espero que tengamos el coraje para que esta iniciativa pase a formar parte de la normalidad de nuestros circuitos farmacéuticos. Los hace más seguros, profesionalmente con más posibilidades y hace la prestación farmacéutica más cercana y eficiente para los pacientes.
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