Sarah Gilbert acaba de recibir el Princesa de Asturias junto a otros seis investigadores: Katalin Karikó, Drew Weissman, Philip Felgner, Uur ahin, Özlem Türeci y Derrick Rossi. "Es maravilloso que no haya límites de personas premiadas en esta distinción. Porque creo que todos los desarrolladores de vacunas han trabajado muy duro y de manera independiente con un mismo objetivo". La investigadora británica, 'madre' de la vacuna de Oxford-AstraZeneca, sonríe y agradece esta forma de galardonar frente a las limitaciones que imponen los Nobel.
En una entrevista a este medio, en la residencia del embajador del Reino Unido, antes de la recepción en su honor por el Princesa de Asturias, la profesora de Vacunología en la Universidad de Oxford y cofundadora de Vaccitech tuvo unos minutos para hablar que hay un plan B en caso de que las variantes supusieran un "verdadero reto" y "escapasen a las vacunas actuales", algo que de momento no considera que esté pasando.
PREGUNTA. El 10 de enero de 2020 se secuenció la genética del SARS-CoV-2. Entonces, sin saber lo que hoy es una pandemia mundial, diseñó una vacuna 'por si acaso'. ¿Cómo se hace esto?
RESPUESTA. No podemos hacer una vacuna contra un virus específico hasta que no conocemos la secuencia del virus. Lo que sí podíamos hacer era trabajar con las tecnologías que nos permiten ir muy rápido, tan pronto como conocemos los datos genéticos. Eso es en lo que he estado trabajando durante muchos años antes de que empezara la pandemia.
P. De cinco años a 10 meses. Para acortar los tiempos de desarrollo de la vacuna pusieron en marcha una forma de trabajar en paralelo con todos los equipos. Este nuevo sistema, ¿cómo ha funcionado y cómo ha cambiado el paradigma actual?
R. He estado trabajando con mi equipo de desarrollo durante muchos años. Por lo tanto, estamos muy familiarizados con los procesos de diseño y fabricación de una vacuna, y con los ensayos clínicos. Esto nos permitió planificar un desarrollo muy rápido de los pasos que teníamos que dar, porque conocíamos todo previamente; lo que había que tener para avanzar en cada una de las fases. Planeamos hacer eso con la mayor agilidad posible, para asegurarnos de que todo el tiempo que dedicábamos a los datos estaba minimizado. En determinados aspectos, como en la fabricación de la vacuna, avanzamos para los resultados de las pruebas en las fases previstas sabiendo que esto nos ahorraría tiempo y luego llegaban dichos resultados antes de solicitar el inicio de los ensayos clínicos. Es decir, que teníamos toda información de forma segura y todas las pruebas estaban completadas. Pero no esperábamos a la siguiente fase para la fabricación de la vacuna. Si lo hubiéramos hecho y las pruebas hubieran salido mal, hubiéramos malgastado mucho dinero y tendríamos que haber vuelto a empezar. Y así, afortunadamente, llegamos a un punto en el que teníamos una vacuna con todas las pruebas requeridas para ponerla en acción y con los datos en la mesa de los reguladores para pedir permiso para completar los siguientes ensayos.
P. Desde un punto de vista científico estaban preparados para lograrlo, pero ¿podían hacer frente a la presión social y mediática de lograrlo cuando cada paso se ha observado con lupa?
R. No diría que estábamos preparados 100% científicamente, porque había trabajo previo que nos gustaría haber podido poner en marcha antes de 2020. Pero entonces no teníamos la financiación para ello. En 2020, sabía lo que necesitábamos y haríamos todo lo posible para conseguir la vacuna rápidamente y, al tiempo, gestionar las dificultades técnicas a medida que nos las encontrábamos. Con todo, comunicábamos en lo que estábamos trabajando a la sociedad: tuvimos conferencias de prensa cada vez que publicábamos información sobre nuestros ensayos clínicos y los resultados, además de las publicaciones científicas. Interpretamos los datos para los medios de comunicación para que se trasladasen con la mayor exactitud posible para el público.
P. ¿Ha sido complicado explicar y comunicar los datos de los ensayos y su impacto en las recomendaciones de uso?
R. Lo que ha sido difícil para algunas personas a medida que avanzábamos, y se recopilaban más y más datos y entendíamos mejor el funcionamiento de la vacuna, es el cambio en las recomendaciones. Por eso, las primeras recomendaciones que se hicieron muy al inicio, por ejemplo, de no utilizar la vacuna en mujeres embarazadas cambiarían después con la llegada de más datos sobre la seguridad de hacerlo. Y por ello, llegó la recomendación a las gestantes. También aparecieron a la vez los riesgos que producía la infección de covid y algunos profesionales estaban al día de todos estos datos. Esto es positivo porque nos permite ir más allá de los primeros datos de los ensayos y ver cómo funciona la vacuna en vida real.
P. La vacuna de Oxford-AstraZeneca ha sufrido algunos reversos fruto de la aparición de los efectos secundarios. ¿Cómo lo ha vivido?
El trabajo con el equipo ha sido muy duro para que la vacuna estuviera lista para que pudiera utilizarse lo antes posible. Por eso nos centramos en la investigación, en que todo se estaba haciendo de la manera correcta, que no se perdía ninguna fase, de modo que la vacuna se pudiera probar; teníamos que ver si era efectiva y segura para que pudiera estar disponible. Por todo esto ya teníamos un foco donde centrar nuestra atención, y no tanto a las polémicas de aquí y allá sobre la vacuna. Nosotros nos ajustamos a lo que conocemos a través de los datos que hemos generado y seguimos haciéndolo para proporcionar toda la información posible sobre la eficacia de la vacuna. Por ejemplo, recientemente contra todas las variantes circulantes que ahora tenemos de la covid-19.
P. Pero esas polémicas han entrado a valorar la vacuna y, en algunos casos, a cómo usarla fuera de la ficha técnica tras su aprobación...
R. Como he apuntado, nosotros nos hemos concentrado sobre todo en los temas científicos de la vacuna. Y no soy consciente de todo lo que ha pasado en cada uno de los países del mundo. Sé que ha habido altibajos en la aceptación de la vacuna y parte de esto tiene que ver con las dificultades que hubo al comienzo para distribuirla en grandes cantidades. Al principio todo era nuevo y había que conseguir y adaptar las instalaciones a la fabricación necesarias. Ahora, espero que haya un suministro más consistente, sé que se han fabricado 1.500 millones de dosis. Y el número que se fabrica cada mes sigue creciendo.
P. En algunos casos, estos problemas de distribución han llegado a desatar un conflicto político entre la UE y Reino Unido. ¿Les afectó de alguna manera?
R. Los temas políticos que surgieron no es algo que preocupe a mi equipo. Nosotros nos centramos en entender la seguridad y la eficacia de la vacuna y en apoyar a AstraZeneca con los datos científicos.
P. ¿Esperan que su vacuna consiga pronto luz verde en EEUU para que se pueda emplear allí?
R. No estoy involucrada directamente en la solicitud para la FDA (Agencia del Medicamento de Estados Unidos) porque yo trabajo directamente para la Universidad de Oxford y es la empresa AstraZeneca la que gestiona las solicitudes. Sé que hay conversaciones con la agencia reguladora, pero no puedo dar datos sobre los plazos para su aprobación allí.
Ciencia y más ciencia. Gilbert está especializada en el desarrollo de vacunas contra la gripe y los patógenos virales emergentes. En cada una de sus respuestas se nota la férrea disciplina de un investigador que sólo muestra al mundo la evidencia basada en los datos, fruto de investigaciones y ensayos clínicos exhaustivos y minuciosos.
Por eso no duda en afirmar que "no ha habido tiempo suficiente para valorar las terceras dosis porque antes había que medir la eficacia de las primaras". O que descarta de momento la necesidad y la prioridad de vacunar a los menores porque hay colectivos en los que es más urgente. Así, como que avanza la idea, como apuntó en rueda de prensa en los Premio Princesa de Asturias, "de la utilidad de crear vacunas que no fueran inyectables", que se pudieran absorber a través de microagujas dérmicas (en forma de parches) o inhaladas, con los hándicaps de que no llegaran bien al torrente sanguíneo pese a estar en la 'entrada' de los virus.
"Ha habido altibajos en la aceptación de la vacuna y parte de esto tiene que ver con las dificultades al comienzo para distribuirla en grandes cantidades"
P. Menciona que trabajan en nuevos proyectos con variantes. ¿Cuáles son los siguientes pasos a seguir?
R. Hay diferentes aspectos a la hora de gestionar modificaciones con las variantes. Tenemos que entender cómo de efectiva es la vacuna original frente a todas las variantes actuales. La mayor parte responde bien contra éstas y desde luego contra delta, que es la predominante actualmente del SARS-CoV-2. No obstante, reconocemos que puede ser necesario en el futuro tener previsto el rediseño de la parte de la vacuna que hace que la proteína de espiga del coronavirus se empareje de forma diferente en el futuro y altere el impacto en el sistema inmunológico. Entonces, tenemos que cambiar partes del proceso del diseño y esto lo hacemos junto con AstraZeneca.
P. ¿Ya han puesto en marcha ensayos clínicos?
R. Nos hallamos en pleno proceso de desarrollo. Se trata de diseñar y adecuar los procesos a una nueva variante contra la que tuviéramos que actuar, porque la vacuna original hubiera perdido eficacia contra ella. Tenemos en marcha un ensayo clínico que nos está permitiendo medir la respuesta inmunitaria en las personas que han recibido dos dosis de la vacuna de AstraZeneca con la cepa original y luego otra diferente con la variante nueva de la vacuna. Se trata sólo de un ensayo clínico, es decir, hacer pruebas científicas, no esperamos reemplazar la versión actual de la vacuna con otra. Sino que, si tenemos que hacerlo en el futuro, tendremos la capacidad de llevarlo a cabo, pero actualmente no hay planes para hacerlo.
P. Esto significa que ante un cambio de escenario de efectividad de las actuales moléculas contra el coronavirus hay un plan B...
Tanto nosotros como los responsables de vacunas basadas en ARN mensajero trabajamos en ello. Al igual que ellos pueden modificar el inyectable, nosotros podemos poner una secuencia de antígenos diferente y tener una nueva versión. Por lo tanto, todos los nuevos desarrollos de vacunas pueden adaptarse a una nueva situación, si fuera necesario.
"A veces costó entender que a medida que avanzábamos y se recopilaban más datos, había cambios en las recomendaciones"
P. Junto a las variantes, otra de las necesidades que se plantean es, si estamos ante un virus estacional, poder unificar en un pinchazo la inmunización contra la gripe y el SARS-CoV-2. ¿Es el siguiente paso?
R. Esto es lo que estamos viendo ahora: a la gente se le está administrando la vacuna de la covid-19 (terceras dosis) y al mismo tiempo la de la gripe. Bien, esto funciona bien porque son dos vacunas independientes. Sin embargo, sería algo muy diferente producir una vacuna que contuviera ambos virus en la misma inyección, por la forma en la que están desarrolladas estas vacunas. Por lo tanto, no creo que esto ocurra con rapidez.
P. Este año muchos esperaban que las vacunas contra la covid fueran distinguidas en los Premios Nobel y no fue así. Pero sí han sido reconocidas con el Princesa de Asturias. ¿Qué opina?
R. Lo más interesante del premio Príncipe de Asturias es que no hay límite en el número de las personas que pueden ser reconocidas. Por eso se pudo reunir a un grupo de siete personas, algo que fue maravilloso. Creo que hay muchos desarrolladores de vacunas que han trabajado muy duro de forma independiente, pero que también han hablado entre ellos porque teníamos un mismo objetivo en mente. Para el Premio Nobel hay un límite de tres, por lo tanto, la situación es complicada. Por eso estoy muy contenta de haber sido galardonada con el Princesa de Asturias.
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