Los medicamentos peligrosos representan un importante factor de riesgo para la salud de los profesionales sanitarios y en especial de las enfermeras que tienen contacto y los manipulan a diario, pero también para los pacientes y sus familiares. Si bien la mayoría de los riesgos laborales han sido cubiertos por la legislación europea y nacional, quedan lagunas como pueden ser las superficies donde se preparan estos medicamentos.
"En Europa hay más de 12,7 millones de profesionales de la salud potencialmente expuestos a medicamentos peligrosos de los que 7,3 millones son enfermeras. En España apenas hay datos, pero se calcula que el 80% de las enfermeras ha estado en contacto directo con estas sustancias en mayor o menor medida", explica José Luis Cobos Serrano, vicepresidente III del Consejo General de Enfermería (CGE).
De hecho, según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en 2012 se produjeron más de 106.500 muertes por cáncer atribuidas por exposición a substancias cancerígenas en nuestro marco laboral, "convirtiendo el cáncer ocupacional en la primera causa de muerte entre los trabajadores europeos”, añade. No en vano, para la Agencia Europea de Seguridad y Salud en el Trabajo (EU-OSHA) la medicación peligrosa representa el factor de riesgo químico más importante en sanidad.
Precisamente por ello, el CGE ha presentado, en colaboración con el Instituto Español de Investigación Enfermera, la Guía para la monitorización de superficies con medicamentos peligrosos, que ofrece datos y detalla la mejor forma de actuar con los medicamentos peligrosos en las unidades de enfermería y en las zonas donde se preparan, administran o gestionan, y que es la primera vez que se hace en España y Europa. De hecho, en ocasiones este tipo de medicamentos se manipulan incluso en los domicilios de los propios pacientes.
Se trata de un trabajo que han desarrollado durante casi un año y en el que han participado 13 enfermeras expertas de distintos centros hospitalarios de toda España
"El objetivo es la monitorización de superficies con medicamentos peligrosos en las unidades de enfermería, fuera del servicio de Farmacia Hospitalaria, para garantizar la seguridad de los profesionales, pacientes y sus familias", señala Guadalupe Fontán, enfermera de Instituto Español de Investigación Enfermera y una de los 13 expertos que han elaborado la guía.
Para la elaboración de esta guía se definió un proyecto de investigación dividido en dos fases. En la primera se creó un grupo de expertos en las áreas de hospitalización de oncología, tanto adulto como pediátrico, hospital de día, hospitalización de medicina interna, así como servicios especiales de cara a identificar los medicamentos peligrosos a monitorizar, así como describir las zonas y la frecuencia de la monitorización para poder desarrollar e implantar un procedimiento para la monitorización cuantitativa de los niveles de contaminación en una segunda fase.
Cancerígenos, mutágenos y reprotóxicos
Se trata de fármacos que son de uso muy frecuente, que se emplean en quimioterapia, pero también inmunosupresores, antivirales, antiepilépticos. "Hay fármacos que se utilizan con pacientes trasplantados para evitar el rechazo, o incluso en artritis reumatoide o para el tratamiento de embarazos ectópicos. No es posible monitorizar todos los medicamentos peligrosos empleados en los centros, por lo que se deben establecer fármacos diana, de e tal forma que cada centro sanitario debe evaluar los más utilizados y escoger aquellos que más utiliza para la monitorización de superficies”, indica Tamara Domingo, enfermera del Instituto Español de Investigación Enfermera del CGE y coordinadora de la guía.
Entre esos fármacos peligrosos y que deben monitorizarse se encuentran doxorrubicina, 5-fluorouracilo, metotrexato, ganciclovir, tracolimus, micofenolato, Bacillus calmette Guerin(BCG), epirrubicina, doxorrubicina pegilada, paclitaxel, azacitidina, ciclosporina o fenitoína.
Lo cierto es que las enfermeras asumen muchos riesgos con la manipulación incorrecta de estos fármacos, que son potencialmente cancerígenos, mutágenos y reprotóxicos, y que incluso pueden afectar a la fertilidad humana. Estos fármacos también se pueden utilizar en el domicilio de los pacientes crónicos, adultos y pediátricos, de pacientes trasplantados u oncológicos
“El riesgo es acumulativo. Pueden provocar cáncer, mutaciones o afectar a la capacidad reproductiva de quienes los manipulan. Además, se ha demostrado que el riesgo de exposición se produce tanto en la fase de preparación como en la de administración, por lo que se deben establecer procedimientos que aseguren la menor exposición posible en ambas fases”, subraya Cobos, que también ha participado en la guía.
Zonas críticas y toma de muestras
Cobos añade que estos medicamentos se pueden encontrar en áreas y superficies donde se reciben, transportan, preparan, administran y desechan. "En algunas ocasiones pueden dar lugar a contacto a través de la piel, no solo en la preparación y administración, sino también, con restos de medicamentos en superficies de trabajo o áreas contaminadas, manipulación de líquidos corporales o ropa de cama, acciones de descontaminación y limpieza de las zonas de preparación y gestión de los residuos”.
Lo importante, según los expertos que han elaborado la guía, "es identificar los riesgos e implementar áreas de mejora", dice Fontán. Precisamente por ello, en la guía se propone vigilar determinadas zonas con un alto riesgo de contener este tipo de medicamentos peligros: las salas de enfermería, las de medicamentos, donde se almacenan, los mostradores y carros de medicación, los teclados y ratones de los ordenadores, los suelos de las áreas de cuidado del paciente y de los baños, pero también, las sillas o las mesitas y las camas de los pacientes que es donde hemos encontrado que el riesgo de residuos es más alto.
Las autoras de la guía también recomiendan llevar a cabo la toma de muestras al finalizar la jornada laboral, antes de llevar a cabo los protocolos de limpieza y/o descontaminaciones habituales y después de los mismos "con agua y lejía", explica Fontán.
Una vez editada la guía, y puesta a disposición de todos los enfermeros interesados de manera gratuita, se está diseñando un nuevo estudio para dempstrar la disminución del riesgo de exposición a estos medicamentos peligrosos con la implantación de las recomendaciones recogidas en el estudio en distintos centros hospitalarios de todo el Estado.
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