Robert Green dirige el programa Genomes to People del Hospital Brigham and Women’s, en Boston, que incluye diferentes proyectos donde se estudia la secuenciación del genoma de personas sanas como una herramienta de medicina preventiva. Con este objetivo, ha impulsado el Proyecto MedSeq, en adultos, y, más recientemente, el BabySeq, el primer ensayo randomizado sobre la utilidad de secuenciar el ADN de forma sistemática en recién nacidos frente al cribado bioquímico. Este catedrático de Genética de la Universidad de Harvard considera que la medicina ya no está solo centrada en diagnosticar y curar, y en cambio gana fuerza en su vertiente preventiva. “La genética tiene mucho que decir en eso. Uno de sus grandes valores está en la capacidad para anticiparse a la enfermedad”. Y argumenta que esa tendencia de mejorar la salud se extiende en diferentes ámbitos, con la proliferación de dispositivos portátiles que miden nuestro sueño o glucemia. “Ha surgido mucho negocio en torno a la cuantificación de datos biológicos. Ahora, hay que discriminar lo que de verdad es útil de lo que solo es moderno. Para ello, debemos aportar evidencias científicas con estudios”.
PREGUNTA. Investiga en la utilidad de la secuenciación del genoma de personas sanas. ¿Qué conclusiones ha extraído?
RESPUESTA. La gran cantidad de información genética que obtenemos se puede dividir en cuatro categorías: mutaciones dominantes, recesivas, variantes asociadas a riesgo de enfermedades poligénicas y otras encuadradas en la farmacogenómica. Además, hemos visto que las personas que participan voluntariamente en la secuenciación de su genoma manejan muy bien la información que reciben, tanto la que les atañe a ellos como a sus hijos. No hemos detectado, digamos, daño psicológico. Y los hallazgos de factores de riesgo no suponen una petición desmesurada de nuevas pruebas; hay interés, sí, pero dentro de una atención sanitaria razonable. Estos son hallazgos generales, lo que subyace es una transformación de la genética de una disciplina diagnóstica, que es como la hemos concebido, a otra dirigida no al paciente, sino al individuo sano. Estamos en el inicio de una nueva forma de utilizar la genética, que aún es controvertida: ¿realmente es útil? ¿Expone a personas sanas a pruebas médicas que quizá no necesitan? Son preguntas legítimas que debemos responder.no todo está determinado por los genes. Son la base, pero después vienen el proteoma, el metaboloma y el microbioma. Hay muchas capas que interaccionan. Lo emocionante es que hemos logrado descifrar la primera parte de esta estructura tan compleja y que ya somos capaces de leer algunos de sus signos”.
“Todos sabemos que hay que comer sano y hacer ejercicio, pero el hecho de conocer tu propio ADN puede ser muy motivador”
P. En los recién nacidos, ¿qué aporta la secuenciación del genoma frente a la prueba del talón?
R. Este cribado bioquímico neonatal es un éxito de salud pública. Nuestro proyecto BabySeq plantea algo distinto, que aún no puede generalizarse, porque de momento la secuenciación del genoma es mucho más cara -aunque estoy seguro de que con el tiempo el coste se reducirá- y porque arroja tanto marcadores muy claros como otros que no lo están tanto. Lo que hemos encontrado es que un 10% de los niños tenían variantes genéticas asociadas a enfermedad, y de ellos, en un 25% la afección ya había empezado. Es una muestra pequeña, pero ¿y si el 2,5% de los niños aparentemente sanos tienen una enfermedad activa?
P. ¿Puede compartir algún ejemplo concreto de esos hallazgos?
R. Una niña presentaba mutaciones que generan un nivel bajo de la enzima biotinidasa. Cuando el déficit es absoluto resulta devastador: causa convulsiones, graves afecciones dermatológicas y discapacidad intelectual, entre otros trastornos. Sobre el 50% el nivel de la enzima se considera normal. La niña tenía un 40% y superó la prueba del talón, pero quizá crecería con un cociente intelectual bajo. Con la secuenciación detectamos la carencia y la tratamos fácilmente. En otro niño, que en principio tampoco tenía problemas, hallamos una mutación en el gen ELN, asociado a estenosis supravalvular aórtica. El ecocardiograma reveló que el estrechamiento había empezado. Ahora, sus padres pueden anticiparse a las necesidades de esta enfermedad. Son ejemplos de que la secuenciación puede suponer el inicio de un nuevo tipo de cribado neonatal. Por no hablar de la consulta prenatal: ¿por qué en las parejas que quieren ser padres no se estudia de forma más completa si son portadores recesivos? Hay un riesgo de que los hijos sufran graves enfermedades genéticas. Creo que como sociedad deberíamos considerarlo.
“Tenemos que discriminar, con estudios científicos, lo que de verdad es útil en la medición de datos biológicos de lo que solo es moderno”
P. ¿Cómo contempla el peligro de que se vulnere la privacidad de los datos genéticos?
R. No creo que esto sea para todo el mundo, ni abogo por imponerlo. La preocupación sobre la privacidad de los datos es razonable: si hackean bancos constantemente, ¿por qué no iba a suceder con las bases de datos genómicos? Tanto las compañías privadas como las instituciones sanitarias gubernamentales se esfuerzan mucho en mantener la seguridad, pero no hay garantías absolutas. Pero también creo que el genoma es una información tan delicada como cualquier otro dato médico, una prueba del VIH o una prescripción por enfermedad psiquiátrica, por ejemplo.
P. ¿Están preparados los médicos para manejar esta información y trasladarla a sus pacientes?
R.Ahora mismo, no. No están familiarizados, como tampoco lo estaban con el sida al principio de la epidemia. Tuvimos que aprender. Aquí aún hace falta un proceso por el que los laboratorios aporten la información de forma clara y luego los médicos también tendrán que hacer su parte. Sobre este tema haría una observación: en el proyecto MedSeq contamos con médicos de primaria voluntarios, a los que entrenamos durante seis horas sobre cómo interpretar las secuenciaciones y trasladar esta información. Grabamos todas y cada una de las consultas que efectuaron. Al principio estaban nerviosos, temían cometer errores. Y lo que vimos es que se equivocaban, pero en nada grave, y con cada nuevo paciente ganaban en confianza y mejoraban. No es que sea representativo: eran voluntarios y un número pequeño de médicos, pero es una especie de prueba de principio de que esta información se puede comunicar correctamente.
P. ¿Se ha secuenciado su propio genoma? ¿Cómo le ha influido?
R. Sí. Encontré que soy portador de una mutación en el gen del factor V Leiden [se asocia a la trombosis venosa]. Desde que lo sé adopto ciertas medidas, por ejemplo, cuando hago viajes largos en avión, y soy estricto en cumplir con lo que me prescribe el médico. Es algo que vemos en los estudios: todos sabemos que hay que comer sano y hacer ejercicio, pero hay algo en examinar el propio material genético, tu ADN, que te apela directamente. Para algunos es muy motivador a la hora de adoptar un estilo de vida saludable.
Secuenciación del genoma completo
Entre las compañías de secuenciación genómica que cuentan con el asesoramiento científico del profesor Robert Green, está Veritas. Fundada, junto a otros científicos, por el genetista estadounidense George Church, la empresa ofrece en España un servicio de secuenciación e interpretación del genoma completo (WGS, en sus siglas inglesas) para adultos y del exoma (WES) para recién nacidos.
Green puntualiza las diferencias entre las pruebas genéticas que pueden encontrarse en diferentes empresas: “La técnica de array no lee cada una de las letras del ADN sino áreas concretas que consideras importantes. Es una prueba coste-efectiva, útil sobre todo cuando sabes qué mutaciones buscas. A diferencia de este test, con la secuenciación completa del genoma o del exoma sí lees cada letra”. Green considera que el consenso es que el WGS es el test genómico que se irá imponiendo a medida que la técnica se abarate.
Con todo, remarca que conocer el genoma es el punto de partida, pues “no todo está determinado por los genes. Son la base, pero después vienen el proteoma, el metaboloma y el microbioma. Hay muchas capas que interaccionan. Lo emocionante es que hemos logrado descifrar la primera parte de esta estructura tan compleja y que ya somos capaces de leer algunos de sus signos”.
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