Perfil del dermatólogo
"Observador, detallista y resolutivo". Así definen Víctor Cabezas y Andrea Estébanez, representantes de residentes de dermatología en la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV), cómo debe ser un especialista en dermatología. Rosa M. Díaz Díaz, coordinadora de tutores de residentes de la AEDV, también destaca la paciencia, ya que "la mayoría de las enfermedades cutáneas son crónicas". Además, debe saber tratar y comunicar con el paciente, trabajar en equipo, estar abierto al aprendizaje de múltiples técnicas, así como ser muy organizado para "mantener un ritmo de aprendizaje teórico contante, con capacidad de comunicación e interés por la publicación de distintos tipos de trabajos y resistente dado que la carga asistencial en dermatología es alta".
"Es una especialidad muy clínica pero también con muchas técnicas y parte quirúrgica", comentan los representantes de residentes.
¿Es difícil obtener plaza MIR?
Sí, cada año es más difícil. Suele ser la primera o la segunda en acabar las plazas.
Horario habitual?
La jornada habitual es de 8 a 15 horas. "La jornada del residente puede alargarse a partir de las 15 horas con quirófanos o guardias de especialidad", comentan Cabezas y Estébanez.
Guardias
Según cuenta Díaz, los residentes no pueden hacer más de seis guardias al mes. "El primer año las realizan en la urgencia general, médica y quirúrgica, y a partir de R2 realizan guardias de la especialidad", explica.
Las guardias suelen ser hasta las 21 o 22 horas o de 24 horas, todos los días de la semana o no, dependiendo del número total de residentes. Estas guardias, comentan, permiten al residente tener un manejo de patología más aguda de forma independiente. "Aunque sí se suele ver un número de pacientes significativo por normal general son buenas y sin sustos", dicen.
Rotaciones
Los residentes hacer rotaciones por los servicios de "Medicina Interna, cirugía, Anatomía Patológica y dentro de Dermatología rota por distintas consultas generales y monográficas, así como por ecografía cutánea, hospitalización, interconsultas hospitalarias. Durante R3 y R4 tienen unos meses para rotar fuera de la unidad en aquellos servicios o unidades que les complemente su formación ya sea a nivel nacional como internacional", explica Díaz.
Se puede profundizar en diferentes áreas de la dermatología como "cáncer cutáneo, cirugía dermatológica, pediatría, enfermedades autoinmunes de la piel, dermatopatología, entre otras", apuntan los representantes de residentes.
Actividad del residente
Los primeros años los residentes ayudan en la asistencia de las distintas consultas monográficas, aprendiendo técnicas diagnósticas y terapéuticas. "Poco a poco van ganando responsabilidad e independencia, hasta llegar a gestionar y operar si es preciso a sus propios pacientes", explican Cabezas y Estébanez.
"Según el Programa de formación de la especialidad van adquiriendo responsabilidad de forma progresiva en las distintas rotaciones ", dice Díaz.
Tipo de pacientes
En esta especialidad se trata todo tipo de pacientes. Gran parte de las consultas dermatológicas son por cuestiones leves, que no implican afectación de otros órganos y fácilmente tratables de forma tópica, según explican los residentes. "Pero también tenemos pacientes con patologías más graves o crónicas que precisan tratamientos sistémicos o cirugías. Se incluyen aquellos con enfermedades infecciosas, inflamatorias, cáncer cutáneo, congénitas..."
Carga emocional
Por lo general, el paciente dermatológico tiene bajo riesgo de mortalidad, por lo que "la carga emocional suele ser más baja que en otras especialidades, cuentan los residentes.
"Como cualquier médico, a veces tienen que dar malas noticias o tratar muchos pacientes con enfermedades crónicas, algunas de ellas desfigurantes o que deterioran la calidad de vida del paciente", explica Díaz.
Perspectivas laborales
La situación laboral es muy buena, tanto en la pública, si estás dispuesto a moverte, y más aún en el ámbitop privado. "No somos muchos dermatólogos y, sin embargo, hacen falta", dicen los residentes.
Aunque no existen subespecialidades oficiales, cada dermatólogo suele optar por formarse en ciertas áreas más específicas al acabar la residencia mediante estancias o másters, por ejemplo, en dermatología estética, tricología o en cirugía de Mohs, según cuentan Cabezas y Estébanez.
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