Si algo bueno se puede sacar de la tragedia de la Covid-19 en España es un movimiento que se siente en todos los foros sanitarios: la necesidad de obtener aprendizaje y de realizar cambios en el sistema que permitan afrontar una situación como la vivida con las mejores condiciones posibles.
En esta línea, la Fundación Signo, junto a Hiris Care y el patrocinio de Teva, ha elaborado el informe Aprendiendo de Covid-19: la visión de los directivos sanitarios. El texto, que refleja la visión de 41 directivos, busca “identificar cuáles han sido los cambios efectuados para abordar la atención sanitaria a la pandemia y extraer lecciones. Se trata de documentar los cambios realizados y el estado de opinión sobre cómo será la asistencia sanitaria en el futuro inmediato”, según recoge el texto.
Así, analiza tanto la respuesta a la pandemia, los cambios producidos y las medidas tomadas, como cuál debería ser la evolución del sistema sanitario en el futuro y cómo corregir aquello que haya sido mejorable.
Uno de los principales cambios, a juicio de Josep Pomar, presidente de la Fundación Signo y gerente del Hospital Son Espases, en Palma de Mallorca, ha de ser “contar con planes de contingencia específicos para casos como este; sabemos qué hacer ante un atentado o un accidente de avión, pero no ante una pandemia”.
A su juicio, la experiencia vivida “es ya una garantía de que tenemos mucho ganado, pero hay que desarrollar planes concretos”.
Respuesta rápida
En estos planes, según ha expuesto durante la presentación del informe, ha de constar cómo dar una rápida respuesta, algo para lo que sería deseable que los hospitales “fueran más flexibles, más moldeables, con espacios y tecnología que se puedan reconvertir rápidamente”.
Pero no es solo cosa de hospitales. Según Pomar, algo que se ha aprendido de la pandemia es “la importancia de reforzar las estructuras de salud pública y la colaboración con atención primaria, que deberá adoptar un papel más proactivo, saliendo del encorsetamiento actual”.
También primaria tendrá algo que decir en el abordaje de las listas de espera, con “nuevos modelos de consultas externas, teleconsultas y reduciendo derivaciones gracias a las interconsultas on line”.
Atención a distancia
La telemedicina será, de hecho, uno de los puntos calientes de la nueva normalidad sanitaria. Todos los expertos coinciden en ello, pero no será fácil ya que, en muchos casos, durante la pandemia su uso ha dependido más de la buena voluntad de los profesionales que de un enfoque organizado. Según apunta Pomar a Diario Médico, “efectivamente en estas semanas algunos centros hospitalarios han iniciado experiencias de teleconsulta o han avanzado en sus proyectos incipientes. En el contexto de soluciones rápidas parece lógico que muchos hospitales se hayan lanzado, usando en general las soluciones que ya se han popularizado el mercado”.
Sin embargo, “con el tiempo, se deben imponer soluciones compartidas, más sólidas e integradas con la historia clínica, pero, mientras tanto, estimular la creatividad y aprovechar la motivación y necesidad actual donde hay iniciativas debería permitirse y observar sus resultados con interés”.
Algunas autonomías, como Madrid, trabajan ya en planes globales, y es que “los planes autonómicos tienen su lógica y deben ser punto de llegada, pero la falta de agilidad en su implantación aconseja no cortar alas, si las hay”.
Fármacos esenciales
Otro aspecto básico de cara al futuro que también se aborda en el informe es el correspondiente a la industria farmacéutica, principalmente porque será imprescindible contar “con una reserva de medicamentos clave para al menos cuatro o seis meses”, según Rafael Borrás, director de Comunicación y Government Affairs de Teva, que considera fundamental para ello “incrementar la producción nacional”.
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