¿Playa, piscina o río? El Ministerio de Sanidad desaconseja este verano el baño en aguas continentales, como pozas, remansos y cauces de agua dulce con escaso caudal. Manuel Herrera Artiles, vocal de Salud Pública y Administraciones del COF de Las Palmas, analiza las recomendaciones de Sanidad sobre el baño en piscinas -permitida su apertura en fase dos-, playas y aguas continentales. Efectivamente, señala el cloro y el agua salada como antídotos contra la Covid-19.
"Las concentraciones de cloro libre recomendadas en el agua de piscinas (1-3 mg/L) serían suficientes para la inactivación del virus", explica Herrera Artiles, técnico inspector de Salud Pública del Servicio Canario de Salud (SCS). Igualmente, comenta que a priori tampoco habría riesgo a la hora de bañarse en el agua salada del mar: "Tampoco se dispone de información científica sobre la capacidad del SARS-CoV-2 para permanecer infeccioso en agua salada; además, se ha identificado el cloruro sódico (sal) como agente biocida eficaz contra SARS-CoV-2".
PREGUNTA: ¿Hay estudios que confirmen la no transmisibilidad del virus de la Covid-19 en agua? ¿Hay diferencias entre agua dulce y salada? Es decir, ¿es más peligroso bañarse en ríos que en el mar?
RESPUESTA: Lo que no hay son evidencias de que el SARS-CoV-2 pueda transmitirse a las personas a través del agua en piscinas, jacuzzis, spas o áreas de juego con agua, ya que el funcionamiento y mantenimiento adecuados a la que obliga la normativa actual de estas instalaciones inactivan el virus en el agua. Tampoco se dispone de información científica sobre la capacidad del SARS-CoV-2 para permanecer infeccioso en agua salada; además, se ha identificado el cloruro sódico (sal) como agente biocida eficaz contra la Covid-19.
Estudios centrados en otros coronavirus, con características similares al SARSCoV-2, han demostrado que los virus siguen siendo temporalmente infecciosos en ambientes naturales de agua dulce, incluidos lagos y arroyos. Se ha demostrado que la supervivencia de los coronavirus dependía mucho de la temperatura del agua, que podía llegar hasta 10 días en agua a 23 ºC, y la presencia de materia orgánica. Aun así, se asume que el riesgo es bajo debido a la dilución del virus en el agua.
P: ¿Se desaconseja entonces el baño en ríos y pozas?
R: En agua de ríos, lagos y pozas remansadas de agua dulce y no tratadas la supervivencia del SARS-CoV-2 es muy probablemente superior a la que se produce en piscinas y en el agua salada, por lo que el Ministerio de Sanidad desaconseja el baño y los usos recreativos para esta temporada 2020 en este tipo de instalaciones.
P: ¿A mayor temperatura, mayor probabilidad de inactivación del virus?
R: Sí, a mayor temperatura mayor inactivación del virus. El virus es muy sensible al calor. De hecho, el calor es uno de los métodos de inactivación del virus que se utilizan desde el principio de la pandemia.
P: ¿Hay estudios al respecto?
R: Un grupo de científicas del Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentarias (IRTA) de Cataluña demostró que 7,5 minutos a 65ºC son las condiciones que se deben dar para que la carga del coronavirus quede inactiva en superficies y lugares cerrados. Esta desinfección también puede producirse a una menor temperatura, 56ºC, aumentando el tiempo de exposición a 52 minutos. Lo que demuestra la eficacia de la desinfección térmica como alternativa a la química en espacios con coronavirus. Esa desinfección térmica no puede aplicarse a volúmenes de agua dulce, como ríos, lagos,..ya que su temperatura ronda entre 18-25ºC en verano. En invierno, a 4ºC el virus es mucho más estable.
P: ¿Qué le parecen las recomendaciones publicadas por Sanidad en un documento el 14 de mayo para la apertura de piscinas?
R: Me parece adecuado y pertinente debido a la necesidad de establecer pautas de actuación o adaptación a la actual situación de pandemia, pero no debemos olvidar que la aplicación de estas recomendaciones son complementarias a lo ya establecido en la legislación estatal y autonómica sobre las condiciones sanitarias de las piscinas, como el Real Decreto 742/2013, de 27 de septiembre, por el que se establecen los criterios técnico-sanitarios de las piscinas, que sigue siendo la norma de referencia para este tipo de instalaciones a nivel nacional.
P: ¿Cree entonces que son suficientes?
R: Tanto en piscinas como playas es importante que los bañistas hagan un uso responsable del espacio y sus instalaciones, tanto desde el punto de vista medioambiental como sanitario, mediante el cumplimiento de las recomendaciones y normas establecidas por las autoridades sanitarias y el sentido común.
P: El documento de Sanidad de piscinas alude a la Organización Mundial de la Salud (OMS) y afirma que una concentración residual de cloro libre de ≥0.5 mg/l en el agua de la piscina durante un mínimo de 30 minutos de contacto a un pH<8 es suficiente para eliminar virus envueltos como los coronavirus. ¿Es así?
R: Lo primero que tenemos que tener presente es que los tratamientos mínimos a los que debe ser sometida el agua de las piscinas son filtración, desinfección y regulación de pH, siendo importante la recirculación del volumen total del agua en los tiempos adecuados según las necesidades de la piscina para cumplir con los parámetros de calidad. Efectivamente, lo que dice la OMS ya está recogido en la norma estatal para las piscinas desde 2013, y desde antes en las comunidades autónomas, en el que se obliga a una determinada concentración residual de desinfectante, que en el caso del cloro debe estar entre 0,5-2,0 mg/l con un pH entre 7,2 y 8; es decir, que no son recomendaciones nuevas.
P: ¿Es el único documento de referencia?
R: El documento Informe sobre la transmisión del SARS-CoV-2 en playas y piscinas, del CSIC, dice que cabe pensar que las concentraciones de cloro libre recomendadas en el agua de piscinas (1-3 mg/L) serían suficientes para la inactivación del virus, y por lo tanto, suficientes para evitar los riesgos de contaminación durante el baño.
P: ¿Qué opina de la radiación UV como desinfectante para el agua de piscina?
R: Es uno de los mejores métodos de desinfección mediante equipos comerciales basados en fuentes de luz ultravioleta. La desinfección del agua con luz UV aporta ventajas, como no alterar las propiedades del agua tratada o no originar subproductos de la desinfección tóxicos. Sin embargo, tiene también inconvenientes que limitan su efectividad, como la formación de biofilm en las lámparas o la ralentización del flujo del agua o dejar una cantidad de desinfectante residual en el agua, por lo que ha de combinarse con otro desinfectante que sí deje una cantidad de desinfectante residual que pueda ser medido.
P: ¿Hay estudios sobre su eficacia como desinfectante?
R: La luz UV procede de la radiación solar, pero en la actualidad no hay estudios suficientes sobre la capacidad natural de inactivación de coronavirus por radiación solar en distintas calidades de agua y arenas, ni de los tiempos necesarios para ello.
P: Un estudio del CSIC y de la Universidad de Valencia descubrieron restos del virus en aguas residuales. ¿Es el único? ¿Qué implicaciones tiene?
R: En España existen ya una serie de estudios en marcha sobre la presencia de SARS-CoV-2 en aguas residuales. En la actualidad se están analizando las aguas residuales en depuradoras de aguas residuales (EDARs) de las comunidades autónomas de Murcia, Valencia y Madrid; además, parece que se han puesto o se van a poner en marcha estudios en las ciudades de Vitoria, Coruña, Bilbao y la provincia de Badajoz.
El estudio de la Universidad de Valencia, realizado conjuntamente con el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Entidad Pública de Saneamiento de Aguas de la Comunidad Valenciana, detectó material genético del coronavirus SARS-CoV-2 en aguas de entrada a plantas depuradoras, aguas residuales no depuradas, del área metropolitana de Valencia antes del 24 de febrero; sin embargo, la presencia del virus no se detectó después de la depuración.
P: ¿Hay estudios que vinculen la transimibilidad del virus por las heces?
R: Se sabe que el virus se excreta en grandes cantidades en heces, pero aún no hay evidencias científicas determinantes de su infectividad por esta vía, aunque esa posibilidad no puede descartarse. Actualmente se piensa que el riesgo de transmisión del virus que causa la Covid-19 a través de sistemas de alcantarillado, adecuadamente diseñados y mantenidos, es bajo, incluso en las aguas no tratadas o no depuradas. En las aguas residuales sometidas a proceso de depuración la probabilidad de encontrar virus activos es baja, la dilución posterior al tratamiento de estas aguas en grandes masas de agua disminuye aún más el riesgo de presencia del virus. El riesgo debido a la transmisión por SARS-CoV-2 en el baño recreativo se relaciona más con el bajo respeto del distanciamiento interpersonal que con la presencia del virus en el agua.
P: ¿Estos estudios inducen a pensar que es peligroso el baño en zonas de playas próximas a desagües?
R: Sobre si es peligroso el baño en playas próximas a vertidos de aguas residuales, hay que tener en cuenta que dichos vertidos normalmente son aguas ya depuradas por lo que difícilmente habrá presencia de virus activos. Actualmente la calidad sanitaria del agua de baño y, por tanto, los riesgos para la salud humana asociada al baño, se evalúan constantemente con la determinación de dos bacterias indicadoras de contaminación fecal (escherichia coli y enterococo). Si se detectara contaminación fecal en una zona de baño la presencia de estas bacterias lo indicarían por lo que no serían necesarias determinaciones adicionales por motivo del SARS-CoV-2.
P: ¿Cuál es entonces la finalidad de esos estudios sobre aguas residuales?
R: Las ventajas de estudios como el de la Universidad de Valencia y otros radica en que, por una parte, se puede establecer una red de alerta temprana y seguimiento, tipo alerta epidemiológica, de la pandemia a partir de las aguas residuales y, por otra, estudiar el posible riesgo en zonas de baño asociado con la presencia del SARS-CoV-2, lo que nos daría una muy buena fuente de información sobre la circulación del virus en las poblaciones.
P: ¿Cree realmente que un socorrista debe tener la responsabilidad de controlar el aforo y las medidas de higiene?
R: Hemos de partir de la base que las funciones del socorrista son vigilar a las personas, especialmente durante el baño, y hacer cumplir las normas de seguridad tanto en playas como piscinas, donde está incluido el control del aforo, y nada debe distraerle de esas funciones. En algún caso podrán realizar el control de las medidas de higiene, pero nunca a costa de de cumplimiento de sus responsabilidades principales. El Ministerio de Sanidad establece que será el socorrista o el personal que designe el gestor de la instalación, el responsable de supervisar el número de bañistas en cada uno de los vasos y restringir los accesos a los mismos de acuerdo con la legislación vigente en cada Comunidad Autónoma.
P: ¿Es eficaz tener geles hidroalcohólicos a la entrada de las piscinas si luego la persona se mete en el agua?
R: La principal vía de transmisión entre humanos se considera similar al descrito para otros coronavirus a través de las secreciones de personas infectadas, principalmente por contacto directo con gotas respiratorias de más de 5 micras (capaces de transmitirse a distancias de hasta 2 metros). La higiene mediante el lavado de manos o mediante soluciones hidroalcohólicas se realiza para evitar el contagio por las manos o los fómites contaminados con estas secreciones seguido del contacto con la mucosa de la boca, nariz u ojos.
Debido a su composición, estas soluciones o geles se disuelven en cualquier tipo de agua por lo que tras el baño, sea en piscina o mar, no quedaría rastro de solución desinfectante. Lo mismo ocurre tras el lavado de manos, por lo que es inútil la aplicación de soluciones hidroalcohólicas antes del agua y jabón; las funciones son diferentes, uno es limpieza y otro es desinfección y debe realizarse en este orden.
P: ¿Existe mayor riesgo de infección en los spa?
R: Debido a que se consideran instalaciones con mayor probabilidad de proliferación y dispersión de legionella según la normativa actual, se rigen, además de la norma estatal para piscinas, por la norma que establece los criterios higiénico-sanitarios para la prevención y control de la legionelosis, que impone, en el caso de usar cloro como desinfectante, una concentración de cloro libre residual entre 0,8-2 mg/l con un pH entre 7,2 y 7,8. Es importante destacar que se debe realizar una monitorización correcta de las concentraciones de cloro libre presentes en todo momento en el agua de la piscina para garantizar la capacidad antimicrobiana necesaria para evitar la contaminación.
P: Hay empresas de agua embotellada que presumen de haber logrado el certificado AENOR frente a la Covid-19. ¿Qué características tienen estas aguas?
R: El agua envasada, sea mineral natural, de manantial o potable preparada, tiene su propia legislación que impone unos requisitos obligatorios para su comercialización cuyo cumplimiento ofrece las suficientes garantías sanitarias incluso en la situación actual de pandemia. Eso no quita que puedan establecerse unas medidas adicionales que minimicen un riesgo específico por SARS-CoV-2.
Desde luego, la situación actual no tiene nada que ver con el aconsejar o no el consumo de cualquier tipo de agua envasada, necesario en muchas situaciones en las que no se dispone de una fuente de agua de consumo humano cerca, como viajes en cualquier tipo de transporte, excursiones, deporte, etc. La única medida a aconsejar en este caso sería tocar el envase y desenroscar el tapón siempre después de higienizarnos las manos en el caso que vayamos a compartirla.
P: Teniendo en cuenta el riesgo de coronavirus, ¿este verano es especialmente aconsejable beber agua embotellada, o sólo si no hay garantías de que el agua corriente esté correctamente analizada?
R: El agua potable que nos sale del grifo se puede beber en cualquier circunstancia que la tengamos a mano ya que el control continuo de su garantía sanitaria tanto por parte de los gestores como los de la autoridad sanitaria hacen de ella un agua segura para beber, higiene personal, limpieza o preparación de alimentos.
Las fuentes de agua no tratado, como fuentes naturales, también han de tener su calidad controlada sanitariamente, aunque sí que se desaconseja su uso en la situación actual debido al contacto de cada usuario con su mecanismo y que su consumo se hace directamente sin intermediar un envase
P: Como transmisores de enfermedades, ¿los mosquitos en general pueden transmitir la Covid-19, o no hay evidencias?
R: Hasta la fecha no hay información ni pruebas que indiquen que el SARS-CoV-2 pueda transmitirse por medio de mosquitos aunque sí que pueden transmitir otros tipos de virus como son los del dengue, zika, chikungunya o fiebre amarilla, entre otros.
Recomendaciones para uso de playas y piscinas
El Consejo General de COF publicó el pasado 8 de junio una serie de recomendaciones para un uso adecuado y responsable en forma de una infografía. Complementarias a las de Sanidad, fueron elaboradas por la vocalía nacional de titulares y la Sociedad Española de Sanidad Ambiental (SESA):
Una vez abierta la piscina:
- Distanciamiento físico entre personas (usuarios y trabajadores).
- Normas de higiene personal.
- Adopción de procedimientos de limpieza y desinfección eficaces de la instalación.
Antes de la apertura de la piscina:
- Comprobación del cumplimiento de los requisitos mínimos de los equipos de tratamiento del agua de los vasos.
- Revisión y puesta a punto de los equipos de tratamiento del agua (filtros, dosificación de desinfectantes y regulación de pH, calibración de sondas de medida, medida de parámetros y medida de caudal).
- Análisis inicial del agua de los vasos en los que durante el cierre de la piscina no se hayan realizado los tratamientos de mantenimiento del agua mínimos o los controles periódicos y rutinarios legalmente establecidos.
- Limpieza y desinfección del resto de instalaciones y materiales (vestuarios, baños, botiquín, taquillas, etc.).
“No hay evidencia de que el virus causante de la Covid-19 pueda transmitirse a las personas a través del agua de las piscinas, siempre que se cumplan las medidas básicas de tratamiento del agua, de filtración, desinfección y tratamiento del PH”, apunta Claudio Buenestado, quien añade la importancia de reforzar las medidas de limpieza y desinfección del resto de las instalaciones, así como a las superficies de contacto más frecuente por los usuarios, prestando especial atención a hamacas, sombrillas, pomos de puerta, pasamanos, suelos y aseos.
Los farmacéuticos de Salud Pública señalan también la conveniencia de recordar a los usuarios mediante cartelería visible o mensajes de megafonía las correctas normas de higiene y prevención, señalando la necesidad de abandonar la instalación ante cualquier síntoma compatible con el Covid-19. Además, para garantizar la distancia de seguridad de al menos dos metros entre los usuarios se aconseja utilizar señales en el suelo limitando los espacios.
Además de las normas de higiene habituales como lavado frecuente de manos o cubrirse la boca al toser o estornudar con un pañuelo desechable o la parte interna del codo, el vocal nacional de titulares del Consejo General, Claudio Buenestado añade otras recomendaciones específicas como no compartir toallas ni artículos para el baño o juguetes; lavar las toallas y el traje de baño al llegar a casa y vigilar a los menores para que cumplan las medidas preventivas.
Qué dice Sanidad
El documento sobre piscinas, consensuado con el resto de las comunidades autónomas, se elaboró -según Herrera Artiles- con el inequívoco objetivo de mantener un adecuado nivel de higiene en el entorno de las piscinas y un correcto tratamiento del agua para asegurar que la piscina sea un lugar seguro tras su apertura.
Según el farmacéutico del COF de Las Palmas, las medidas a adoptar que se recomiendan en el documento técnico -según lo refleja el Cosnejo en su infografía- podrían resumirse en:
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Aquellas a tomar antes de la reapertura de la instalación, cuyo objetivo es conseguir que tanto las instalaciones como el agua del vaso estén libres de microorganismos patógenos y de sustancias que puedan afectar negativamente la salud del usuario, y, en el caso de piscinas cubiertas, una calidad del aire adecuada en la que los usuarios puedan desarrollar sus actividades sin riesgos.
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Medidas a llevar a cabo tras la apertura de la instalación, cuyo objetivo es mantener un adecuado nivel de higiene en las instalaciones y un correcto tratamiento del agua para asegurar que la piscina sea un lugar seguro tras su apertura.
En cuanto a las playas, el Ministerio de Sanidad publicó el 25 de mayo el documento técnico Recomendaciones para la apertura de playas y zonas de baño tras la crisis del Covid-19, con objetivos similares al de piscinas, que indica que en las playas el riesgo asociado a la Covid-19 está más relacionado con la interacción entre personas, como el cumplimiento de la distancia interpersonal, que con la presencia del virus en el agua.
Sus principales recomendaciones son:
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Los riesgos asociados a la Covid-19 están relacionados con la interacción entre personas que acuden a las zonas de baño. Es importante la concienciación colectiva en el respeto al distanciamiento social.
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La limpieza y desinfección diaria de superficies y zonas comunes es fundamental para evitar la propagación del virus.
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No se aconseja la desinfección de márgenes u orillas de aguas continentales ni de la arena de la playa.
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Para prevenir la transmisión del virus los usuarios y los trabajadores deben cumplir las medidas de distancia interpersonal, cumplir las normas de higiene y aplicar los criterios técnicos de mantenimiento, limpieza y desinfección.
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En aguas continentales, como pozas, remansos y cauces de agua dulce con escaso caudal, se desaconseja el baño y los usos recreativos para esta temporada 2020.
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